jueves, 31 de marzo de 2011

Coaching Educativo

Adjunto un artículo que publiqué en Educaweb.com :

'Vivimos en la sociedad con más información de la Historia del Homo Sapiens. Tenemos, además, una esperanza de vida más larga (de repente, gracias a los avances en la medicina y en la alimentación, tenemos por delante unos cincuenta años adicionales una vez hemos cumplido con la -voluntaria- función reproductora) y, encima, queremos vivirla siendo felices... como quiera que cada uno conciba ese bienestar.

En este sentido, el sistema educativo dice pugnar por ofrecer modelos nuevos de guiar a los jóvenes en su transición a este repentinamente alargado mundo de los mayores... Y, sin embargo, ese sistema educativo continúa replicando, en muchos casos, modelos de enseñanza unidireccional profesor-alumno (o escucha-repite, ordeno-obedece) perfectamente adaptados para servir a una economía de mitad del siglo XX que ya no existe, en la ilusa esperanza de que tendrá utilidad para un mundo del cual no sabemos cómo será el siguiente lunes. (Pregúntenle si no al señor Zuckerberg, el alma de Facebook.com).

La raíz latina de educación procede de educare (guiar) y educere (extraer)... precisamente ninguna de las dos cosas que destacan en este nuestro sistema educativo: ni el profesor guía a explorar nuevas cumbres en las mentes plásticas del joven (aprendizaje expansivo, que la Neurociencia ya ha comprobado que es posible durante toda la vida1), ni ayuda a extraer el máximo con lo que cada uno viene integrado de fábrica (talento genético, la herencia de nuestros progenitores).

En el marco del sobredebatido Proceso de Bolonia2, sin embargo, se ofrece un marco de actuación en el que, de nuevo, el poder de aprender es devuelto a los alumnos: ya no basta con aplicar pensamiento conceptual (memorización) o analítico (resolución de problemas), sino que se busca el que los jóvenes se habitúen a tener la predisposición mental – y la habilidad - para resolver situaciones en su vida adulta para las cuales nadie les habrá preenseñado la solución en un libro de texto.

En otras palabras: el estudiante pasa de ser un mero observador pasivo ('siéntese, no se mueva') a protagonista ('deduzca y experimente su aprendizaje'), trascendiendo desde una integración de, ya no solo nuevos conceptos (que se olvidarán, sin duda), sino de nuevas habilidades que, al ser vivenciales, pasarán a formar parte del ser del individuo. Toda su vida.

Es en este último punto donde el coaching salta hacia los fundamentos de la sociedad, desde el mundo corporativo a las aulas: una innovación que ya el autor impulsó de manera pionera en una universidad privada en España perteneciente al mayor grupo educativo mundial, y parte de cuyo desarrollo fue publicado entonces3.

¿Cuál fue una de las problemáticas principales? Paradójicamente, la resistencia procedente de las mismas personas que eran responsables de integrar estos nuevos modos de educar en los alumnos.

En efecto: los profesores.

No todos, naturalmente, ni afortunadamente muchos. Pero bastara que uno solo hubiera resaltado en su afán de autoridad y poder mal administrados (ese proverbial 'aquí mando yo' que todos recordamos de nuestra niñez) en una carrera curricular concreta, para que el alumno levantara rápidamente la mano: 'con este profesor no podemos pensar'. Ah, es lo que tiene la mente humana: una vez se comienza a estirar, es muy difícil volver a enlatarla.

El coaching vino, sin embargo, a calmar estas ansiedades; a fin de cuentas, no es infrecuente que muchos aprendizajes nuevos cuesten - que es otra manera más prosaica de decir que cambiar los hábitos de actuación y pensamiento de los últimos x años llevan un esfuerzo y motivación que no necesariamente uno está dispuesto a invertir... y menos si implica el que el alumno pueda estar en disposición de, sí, superar al maestro.

Ahora bien, una nota de atención: si bien el coaching como disciplina es extremadamente potente, no es la panacea. Si usted enseña Química, es difícil que mediante preguntas socráticas lleve a un alumno de secundaria a descubrir por sí mismo de manera conceptual la fórmula y empleo del cloruro de sodio (vulgo: sal de mesa).

Ahora bien, hay una extensísima variedad de áreas de especialización (Psicología, Medicina, Filosofía, Derecho, Administración de Empresas...) donde el coaching no solo permite que el alumno aprehenda todo lo que el profesor sabe... sino que, incluso, faculta el que aquel supere a éste en su maestría. Algo que requiere una generosidad y autoconfianza por parte del ahora facilitador-profesor fuera de lo común.

Les invito a contrastarlo: ¿recuerdan a los mejores profesores que han tenido en su vida, esos que les marcaron en su futuro?

Sin duda, ellos no les enseñaron mucho. Más bien fueron ustedes los que aprendieron gracias a ellos.

Que no es lo mismo.

Eso es coaching.'
____________


Referencias bibliográficas:

1.- The Mind within the Net: Models of Learning, Thinking, and Acting.' Manfred Spitzer. The MIT Press, 2000.


3.- 'Nuevas Claves para la Docencia Universitaria: en el Espacio Europeo de Educación Superior', varios autores. Editorial Narcea (2005)




martes, 29 de marzo de 2011

Este blog se gradúa

Comencé este blog un día como hoy, hace cuatro años ya... quien lo diría.

Mucho ha pasado, mucho ha llovido, muchos aprendizajes, muchos des-aprendizajes. Personas que vinieron, personas que se fueron.

A todos, a todo, ¡gracias!

... y, por supuesto, pronto... más.


lunes, 28 de marzo de 2011

Entrevista 'Coaching para Emprendedores' (II)

En esta parte de la entrevista hablo del ROI (retorno sobre la inversión) del coaching - soy consciente de la discrepancia con otros más puristas acerca del tema.

Pregunta: 'Siendo el factor económico determinante para las personas que van a montar una empresa, ¿qué impacto económico considera que puede tener un proceso de coaching para el emprendedor?'

'El factor económico no es el factor determinante en todos los casos en los que se crea una empresa. Hay factores relativos a la libertad de gestión del propio tiempo, la autonomía de decidir qué productos y servicios ofrecer, la motivación por el trabajo per se, etc. No, el dinero no es lo único que mueve a un emprendedor.

En este sentido, hay impacto del coaching en aspectos económicos y no económicos. Centrándonos en la pregunta, el impacto sobre la cuenta de resultados de un emprendedor es difícil de cuantificar – precisamente dada la naturaleza del trabajo del coach. En otras palabras, un proceso de coaching, pongamos, que se ofrece a un responsable de marketing en una empresa de nueva creación, sin duda incidirá en la determinación de objetivos concretos, plazos, recursos e indicadores de consecución de este responsable. No obstante, la decisión última de llevar a cabo esas acciones depende en última instancia del propio coachee (el individuo), no del coach, ni del proceso de coaching, ni de la persona que contrata al coach.

Por un lado, el individuo es un sistema complejo que aglutina su bagaje genético, sus aprendizajes, experiencias, traumas, sueños, anhelos, creencias, pensamientos... en un sistema razonablemente estable pero que no es omnipotente en las consecuencias derivadas de sus decisiones. Por otro, existe una serie de imponderables (crisis económica, imitación fulminante por parte de competidores, error en la identificación del nicho de mercado, fallos en proveedores de materias primas, etc.) que pueden dar al traste con un proceso de coaching impecable... lo que obliga a volver a la mesa de diseño para analizar y acometer el nuevo escenario que ha emergido.

Una de las grandes controversias en la actualidad es la identificación del ROI de un proceso de coaching. Ciertamente, se ha intentado responder a esta cuestión pues preocupa a las organizaciones que deben ajustar sus presupuestos. No obstante, insisto, se puede calibrar el impacto del proceso de coaching (y no solo del coaching, sino de cualquier variable X) solamente en relación a un conjunto de factores, pero ni estadísticamente, ni científicamente, puede establecerse una correlación perfecta aislando un solo factor. Esto es, no es lo mismo identificar una consecuencia generada por una causa, que generalizar esa consecuencia siempre que aparezca esa causa, ni asumir que una organización es un sistema cerrado en el que se puede aislar, exclusivamente, el impacto de un solo eje de fuerza (el coaching, en este caso). En este sentido, el paralelismo es similar a la identificación del ROI de la formación en el área de Recursos Humanos, el impacto de las decisiones de un CEO en una reestructuración o la influencia de un porcentaje determinado de mayores de 45 años en un Consejo de Dirección: se puede hipotetizar acerca de sus consecuencias, pero no establecer una correlación perfecta.

Por eso, siempre que un coach analiza y ofrece los indicadores de logro a su cliente/coachee, debe matizar esa interacción del coaching en el conjunto de factores que envuelve a la organización – no como indicador unívoco causa-efecto.'

miércoles, 23 de marzo de 2011

Usa Protector Solar

Uno, que ha recibido unos cuantos consejos en su vida, pocos de los cuales he seguido (con algunas consecuencias gratas y otras no tanto...), cree que no se deben dar consejos a quien no los pide.

No obstante, me saltaré esta regla (cosa que me aconsejaron hacer de vez en cuando :-) ) y les incluyo este vídeo - creo que, al menos, sacarán un buen consejo de entre todos los que se exponen. 


lunes, 21 de marzo de 2011

Entrevista 'Coaching para Emprendedores' (I)

Una alumna de Ciencias Empresariales en ICADE - Universidad Pontificia Comillas está preparando una Tesina de fin de carrera acerca de la relevancia del Coaching para los emprendedores. Me ha planteado para ello una serie de preguntas, algunas de cuyas respuestas voy/iré incluyendo en los próximos días.

¿Qué es para usted el coaching?

El coaching, como definición personal, es varias cosas. Por un lado, es una técnica que bebe de varias fuentes (Psicología, Filosofía, Lingüística, Administración de Empresas, etc.) y que se centra en la figura del coachee (el cliente o la persona que solicita su proceso de coaching) para que este lleve a cabo un cambio (más de algo, menos de algo, o algo diferente) en su manera de pensar, que se manifieste en una emoción, verbalización y actuación tales que le reporten un resultado diferente a lo que venía consiguiendo hasta el momento. En otras palabras, el coaching permite abrir opciones nuevas (incluyendo el cambio del propio coachee) para acometer problemas viejos, incidiendo para ello en los paradigmas que gobiernan, por ahora, la actuación del individuo.

Por otro lado, el coaching es una forma de vida. Cuando una persona hace coaching (el coach) o lo recibe (el coachee), ya no vuelve a ser el mismo, pues gradualmente se le van acabando las excusas para no perseguir la materialización de un cambio en cualquier aspecto de la vida del individuo (personal, profesional, financiero, sentimental, físico, etc.) Esto se debe a que uno de los objetivos del coaching es devolver al coachee su protagonismo en su propia vida (vs. un victimismo ante lo que le acontece), su autonomía en la toma de decisiones (vs. esperar que otros le digan lo que debe hacer) y la responsabilidad de asumir las consecuencias de esas decisiones (vs. echarle la culpa a otros de lo que le pasa al individuo). En este sentido, el coaching es tremendamente potente y liberador, pero requiere de una madurez y responsabilidad que acompañe el conocimiento y la experiencia que se van a compartir en los procesos de acompañamiento.


jueves, 17 de marzo de 2011

¿Controlar? a la Naturaleza

Mientras escribo, todo el mundo está pendiente de una pantalla de televisión, viendo las consecuencias de la triple tragedia que se está desenvolviendo en Japón.

Hablaba con una amiga científico (la verdad, la primera y última vez que estudié algo de energía nuclear fue para un proyecto en la escuela secundaria) quien me decía, poco más o menos, que había varios escenarios posibles. El peor que, por lo que vemos, no es tan osado, pasa por una contaminación radiactiva de mayor o menor nivel - a escala global. 

Las noticias son confusas, contradictorias, pero ahí está Chernobil: 13 países de Europa Oriental afectados entonces. Ahora el mundo está aún más globalizado, esto es, lo que no llegue por vía aérea o corriente marina, llegará gracias a la libre circulación de personas y mercancías.

Uno se pregunta cómo podemos los humanos ser tan arrogantes.

O tan codiciosos: los especuladores financieros asaltando el Yen mientras el país entero ni siquiera ha terminado de recibir el golpe.

Creemos que podemos controlar la naturaleza, y la naturaleza elimina millares de vidas con un pequeño ademán.

Creemos, a veces, que en el mundo debe (?) prevalecer 'el/lo bueno' cuando, la realidad, es que el mundo gira completamente indiferente a lo que hagamos... salvo cuando jugamos a modificar sus reglas. Creamos una fuerza devastadora que buscamos enlatar en cómodos voltios que nuestra sociedad-termita (7 mil millones somos, y creciendo) devora en ordenadores, pantallas planas, videojuegos y móviles. Qué caro, y no me refiero al dinero, nos está saliendo esta sociedad desarrollada que nos hemos inventado.

Nos burlamos de los aborígenes, de los nativos, de las tribus... cuando ellos parecen entender que somos parte de un mundo en el que integrarnos - no al que debamos intentar someter. Y menos así.

Nuestro mayor coraje al pueblo japonés.

Nuestros mejores deseos para todos los que respiramos.

lunes, 14 de marzo de 2011

Cuarteles de Invierno

En ocasiones, la situación de un individuo es la de lucha. Hablar de coaching, hablar de conseguir los resultados de uno, estar motivado para avanzar, progresar, trascender los obstáculos o las miserias de una persona es bonito, agradable, inspirador.

Un coach que conozco suele negar la palabra 'lucha'. Desde mi punto de vista, negar el sentimiento o la emoción de una persona es como intentar ponerle una tapadera a un cazo hirviendo para convertirlo en una olla a presión con el fuego al máximo: explota.

Sí, quizás, 'lucha' es lo que mejor define lo que bloquea a una persona en ocasiones. 'Fluya', pues, sería la consigna más apropiada. Impecable desde un punto de vista teórico-conceptual, qué duda cabe - pero poco práctico para una persona que necesita algo más.

A veces lo necesario es emplear la clásica estrategia militar de la retirada - al cuartel de invierno. Devuélvanse a casa las tropas durante los duros meses de frío, den de comer a los caballos, nutran a su ejército, denle abrigo, protéjanlo.

Vivimos en una sociedad donde la 'retirada a tiempo' se confunde con 'cobardía'. Escoger las batallas de uno es uno de los aprendizajes de la vida que posiblemente más revele sabiduría: hasta qué punto merece 'sufrir' por una determinada situación u obstáculo. Creo recordar que fue Bob Marley quien cantaba que 'todos en esta vida nos harán sufrir – tan solo consiste en escoger quién lo merece'.

No, retirarse no es huir. En ocasiones, es lo más saludable para todo, para todos. Quizás el Universo (la Vida, las circunstancias) nos ponen en situación de dejarnos llevar temporalmente – aunque sea una riada. Como decía un buen amigo, recién divorciado, quien lo pasaba francamente mal: 'estoy satisfecho, simplemente, con mantenerme a flote – mientras pueda seguir respirando sobre el agua, todo está bien. Esto, también, pasará'.

No es huir. En fortalecerse. Recomponer las tropas. Preparar el siguiente asedio al fortín de nuestra limitación, de nuestro obstáculo.

Es invierno ahora para muchos.

Pero este invierno, también, pasará.

Prepárense pues – háganse fuertes.

martes, 8 de marzo de 2011

La (In)seguridad de lo (In)seguro

Por un lado, que el cambio es lo único permanente, parece que lo tenemos claro - al menos la teoría.

Por otro, las personas tendemos a buscar aquello tan etéreo de definir como es la felicidad - como quiera que cada uno la concibamos.

A lo extensamente escrito hasta el momento en el mundo académico acerca de esto último, me permito añadir, como cóctel de la felicidad, la interacción de tres éxitos: personal, profesional, financiero - un equilibrio que es único para cada uno y que suele evolucionar según la edad y la experiencia de cada individuo.

Que ese equilibrio se modifica por circunstancias de la vida, es claro. Muchas veces, de manera impredecible... como en muchas ocasiones la vida se comporta. Pero, por algún motivo, se nos invita a 'comprar' unas argucias, disfrazadas de herramientas que, aparentemente, salvan la permanente (in)seguridad de lo (in)seguro - pero que acaban rindiéndose ante la evidencia de su propio peso con el tiempo.

Y dejándole a más de uno con la cara de ¿pero de qué va todo esto?

Algunas de esas herramientas ficticias son:

- Éxito Profesional: los contratos indefinidos en las empresas, las carreras 'con salida', la adicción a la nómina de un empleador, buscar un trabajo que 'me realice'.

- Éxito Personal: los amigos-para-siempre, las redes sociales... sin socios visibles, los enlaces matrimoniales vitalicios, los hábitos que enganchan y merman el cuerpo o la mente.

- Éxito Financiero: los seguros contra-todo, las hipotecas a 40 años, los fondos de inversión en activos que ni el comercial del banco sabe identificar.

Sopésenlo. Cuanto antes lo perciban, antes dejarán de trabajar para esos vendedores de...

... miedo.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Empezar por el Final

Estamos en la preparación de planes de negocio para varios equipos que simultanean su labor principal con emprender.

Hemos hablado de dinero, maneras de generarlo, maneras de emplearlo, responsabilidad de un emprendedor consigo mismo, su equipo, su sociedad.

"¿Por donde empezar?" se preguntan. "Por el Plan de Negocio", se responden - es la respuesta esperable, predecible, aceptable.

Varios de ellos, sin embargo, pasan de planes. Van a empezar, directamente, por el final:

Vendiendo.

Si su idea cuaja (hay estrategia viral vía Facebook et al), entonces se preocuparán de hacer el plan que se adapte al modo en que su mercado potencial/real interactúa con ellos.

No al revés.

Cuántos emprendedores desisten al ver que su magnífica idea (y, ciertamente, muchas son brillantes) no tienen una conversión en euros porque (casi) nadie la demanda.

Cuando uno toma una decisión, en realidad lo que hace es escoger el grupo de problemas que desea solventar asociado a las consecuencias de esa decisión.

Si uno empieza diseñando el plan, anticipa los problemas de que el mercado no se adapte a ese plan... por muchos estudios de mercado (la estadística sigue siendo una disciplina de interpretación subjetiva, donde los números a menudo apoyan las conclusiones que hemos tomado a priori) que avalen que está esperando nuestra idea como el maná.

Si uno comienza vendiendo, y ve cómo evolucionan las cosas a partir de ahí, escoge el problema del riesgo de no estar preparado si la demanda crece sustancialmente.

Para lo segundo, siempre hay soluciones.

Para lo primero, hay que volver a la mesa de diseño.