domingo, 31 de marzo de 2013

Romper la Zona

Seguimos dibujando las zonas de confort como algo 'fuera' de nosotros. Como si estuviéramos encerrados, presos, de algo o alguien que nos impide marcar nuestra propia huella ahí fuera.

Pero esto es, simplemente, otra excusa:

Ahí fuera no hay nada que nos limite.

Es nuestra mente la que erige una urna con paredes de cristal llena de perfectas razones por las que algo *no* va a, o debiera, funcionar.

Hasta ahora.

#RompeLaZona
 
__________
 
Hazte fan en Facebook, aquí.

sábado, 30 de marzo de 2013

'Elegir' no es una elección

Estrictamente no 'somos', sino que estamos, permanentemente, 'siendo':

Eligiendo en cada minuto qué o quién ser.

¿Qué eliges hoy, ahora, ya?: ¿Ganar, perder, luchar, fluir, compartir, temer, saltar, mirar abajo o al cielo?

El resto es solo hábito: repetir hasta que lo consciente se haga automático.
 
_______

Hazte fan en Facebook, aquí.

 

jueves, 28 de marzo de 2013

El arte de hallar tu Arte

El proceso habitualmente es, más o menos, así:
 
La persona comienza con un trabajo por cuenta ajena. 'Hay que trabajar para vivir'.
 
Pronto se da cuenta de que 'trabajar para vivir' se convierte en 'trabajar para sobre-vivir'. Nunca es (se tiene) suficiente. Nunca pagan lo suficiente. Peor: aunque pagaran lo suficiente, nunca hay suficiente tiempo para poder hacer lo que realmente queremos hacer... que no es, precisamente, sobre-vivir. Ni trabajar.
 
Pronto, se invierten los verbos: 'vivimos para trabajar'. O, peor, subsistir-para-trabajar-para-otro-que-sí-vive-de-nuestro-trabajo.
 
En este punto, se abren dos opciones:
 
1) Continuar hasta la jubilación, tragando lo que sea, pues 'la vida es así'; o
2) Romper la baraja – y decidir hacer algo al respecto.
 
De este modo, podemos decidir que el empleo pase de ser un fin en sí mismo (subsistir) a un medio (ganar tiempo en lo que comienzo, alimento, hago crecer, mi proyecto).
 
En otras palabras: el trabajo sigue siendo el mismo; pero yo no.
 
El tiempo libre pasa de ser algo necesario para descansar, a convertirse en las horas-semilla en las que hacemos germinar nuestra idea.
 
Semanas, meses, años, después – nos convertiremos, con la suficiente obstinación, en maestros de algo que no es, ni de lejos, un trabajo:
 
Es nuestro Arte.
________
 
Pero una vez que nos convertimos en Maestros de ese Arte, nos volvemos a encontrar con una disyuntiva:
 
1) Seguir haciéndolo por convicción, pasión o, por qué no, amor (a ese Arte); o
2) Comenzar a vivir de él, a ser remunerados generosamente por esa maestría: el artesano mundialmente reconocido, el deportista de élite, el chef único, el diseñador exclusivo, el emprendedor pionero, el programador que rompe reglas, el músico que crea tendencia.
 
Y aquí es donde se escondería la paradoja:
 
Ser tan buenos en lo nuestro y tan demandados nuestros servicios que, al vivir de nuestra maestría, acabáramos convirtiendo a nuestro Arte en un... trabajo.
_________
 
El trabajo siempre, siempre, será temporal: vienen y van, prácticamente a su designio; a fin de cuentas, también la gente excepcional es despedida.
 
Podemos hacer lo posible para preservarlo, como un náufrago a una tabla. Pero por muy dorada que sea esa tabla, seguimos al vaivén de la corriente.
 
Pero el Arte de cada uno, sin embargo, es una elección; posiblemente la más importante en la vida de cada uno.
 
Es ese proyecto. Ese propósito. Esa Gran Labor. La dedicación de toda una Vida.
 
Un trabajo se escoge de entre lo que hay ahí afuera. (Si es que alguien lo planta ahí en primer lugar.)
 
Pero el Arte nace de uno mismo.
 
Podremos buscar un trabajo que nos dé de comer.
 
Pero solo la Maestría nos realiza.
 
___________
Sé el primero en leer lo nuevo haciendo 'Me Gusta' en la página en Facebook, aquí

 

lunes, 25 de marzo de 2013

Perdiendo Control

Únicamente tenemos control absoluto sobre aproximadamente un 5% de nuestros pensamientos (el resto están automatizados, nos rigen en nuestro día a día en piloto automático) y, como somos seres emocionales más que racionales, esto nos deja solamente con dos cosas sobre las que tenemos un 100% de control: 1) lo que hacemos; 2) lo que decimos. (Eso, cuando estamos sobrios).
 
Siempre hacemos y decimos cosas al Universo con la confianza de que este retornará lo que queremos (compramos un billete de lotería, a ver si nos toca; invitamos a una copa a esa persona, a ver si esta noche cae; le regalamos el oído a nuestro jefe, a ver si nos favorece en la promoción). Buscamos que cada puntada tenga hilo: cada cosa que hacemos y decimos es empujada por nuestra propia intención – incluso aunque la certeza de ésta a menudo permanezca oculta, inconsciente, incluso para nosotros.
 
Ahora bien, ese Universo tiene sus propias intenciones y modos de responder: solamente toca la lotería en un porcentaje de billetes tendente a cero; esa persona tan atractiva quizás no nos halle interesantes, o nuestro jefe tiene su propia agenda.

Cuando la respuesta del entorno que recibimos no es la que esperamos, particularmente cuando nuestra 'necesidad' está muy sobrecargada emocionalmente ('es importante para mí'), se dispara nuestro sistema límbico, el centro de nuestras emociones.
 
Y es entonces cuando nos enfadamos. Perdemos los papeles. Nos encabr*namos
 
Y, entonces sí, dejamos de regir (estar en modo 'emoción' desconecta el modo 'racional') y ahora hacemos y decimos cosas que lastiman a otros y nos lastiman a nosotros mismos. Se esfumó así la única cosa que podíamos controlar.
 
Que algo o alguien 'te' enfada no es, estrictamente, cierto: entre la 'reacción' automática (cabreo) y la 'respuesta' (lo que voy a decir o hacer en consecuencia), hay una franja de tiempo que uno puede estirar:
 
Si esa franja de tiempo consta de milisegundos (lo que de todos modos hacemos 'de serie'), hacemos y decimos cosas de las que, muy posiblemente, luego tengamos que arrepentirnos, lamentarnos, o presentar disculpas. (Incluso el derecho penal considera atenuante la enajenación mental transitoria.)
 
Pero si conseguimos estirar esa franja de tiempo (minutos, horas, días), damos espacio a la emoción a que se destense y concedemos tiempo de margen a nuestro cerebro racional para sopesar la respuesta.
 
En otras palabras: decidimos; agarramos de nuevo las riendas del caballo desbocado. Que seamos seres netamente emocionales y, por naturaleza, impulsivos, no quiere decir que debamos ser insensatos.
 
Si algo o alguien te provoca ira, te posee.
 
Y si te posee, pierdes esas dos únicas cosas sobre las que tendrías, ¡tienes!, control absoluto: lo que haces y lo que dices.
 
No reacciones, pues, si puedes estirar tu tiempo antes de tu respuesta.
 
Hazlo, y será entonces cuando el otro sea quien pierda los estribos:
 
Pues te habrá dejado de controlar.
___________

Sigue la conversación en Facebook, aquí.
 

domingo, 24 de marzo de 2013

Fe

Según la ciencia, la fe (en algo, alguien, uno) posiblemente sea un constructo evolutivo del Sapiens para sobrevivir y aspirar a algo grande, a un más allá o para aguantar hasta que pasara la temible tormenta en mitad de la sabana africana.

Pero la ciencia también confirma que tener fe, en efecto, funciona.

Cree en lo que quieras, con tal de que sea tan grande que haga germinar en ti esos regalos que los demás a tu alrededor necesitan.

sábado, 23 de marzo de 2013

Pronto, el book trailer

Sé de los primeros en acceder al book trailer del libro que sacaremos en ya unas semanas, haciendo clic en la imagen y dándole a 'Me gusta'.
 
Pronto - más novedades ;)
 
 
 
 
 

martes, 19 de marzo de 2013

Soñar *no* es tener un sueño

Una cosa es el sueño al que usted aspira, otra los objetivos que se plantee alcanzar.
 
Muchos sueñan con que 'desearían tener/ser' algo diferente.
 
Otros 'bajan' ese sueño del éter para materializarlo en el reino de lo posible.
 
Cuando lo describen, los primeros comienzan narrando su sueño con un 'ojalá...' que huele a frustración ('ojalá tuviera más dinero, experiencia, contactos... Ojalá fuera más alto, más poderoso, más hábil...'), pero que también huele a que 'eso' que les frustra, realmente, no es *su* sueño. Si lo fuera, llevarían ya tiempo haciendo algo al respecto en lugar de perderlo 'ojaleando'.
 
Mientras, los que *consiguen* sus sueños escriben y contestan y materializan las respuestas a 'cómo, cuándo, con quién, para qué' van a conseguir lo que se han propuesto.
 
Quizás esto último suene arduo, aburrido, exigente -- y lo es. (A menudo). Es el triunfo de la torpe tortuga sobre la liebre bendecida con agilidad desde su nacimiento.
 
Pero solo quien abraza ese sueño, su sueño, está dispuesto a pagar el precio de esa constancia.
 
Si no está usted realmente, realmente, realmente, dispuesto a conseguir eso que dice que desea, es que, simplemente, no es ese su sueño.
 
Descártelo antes de que se estanque en el pozo de la frustración que quizás acabe sintiendo por no conseguir algo que, de hecho, ni siquiera desea.
 
Y dese prisa en hallar aquel genuinamente suyo.
 
Un ser humano sin aspiraciones deja de ser un humano libre.
 
Y comienza a soñar de nuevo con lo que le dicen debe soñar.
 
 

lunes, 18 de marzo de 2013

Dolor útil

Lo que diferencia el dolor del sufrimiento es que el segundo es voluntario.

Y más aún: cuanto más 'dolor' evitemos hoy (y cualquier aprendizaje, constancia, vacilaciones, duelen), más abocados estaremos a 'sufrir' mañana. Sí o sí.

Lo cómodo no es el camino.

Evitar reventar nuestra zona de confort *hoy* porque lastima, hace pupa, es la mejor causa de que, cuando no nos quede otra opción, la Vida nos obligue a tener las dos cosas: dolor (del aprendizaje) y sufrimiento (por haberlo intentado esquivar tanto tiempo).

Suelta aquello único que te hace sufrir: tu actitud.

Pero abraza lo que te cause dolor.

Ahí, solo ahí, se encierra tu Gran Logro.

domingo, 17 de marzo de 2013

Trabajar o Emprender

Entre 'haz algo con salida' (estudiar para trabajar en algo que dé de comer) y 'haz lo que te gusta' (dedicarse a aquello que le apasione), la mejor recomendación que le podemos hacer tanto a una persona en transición de (des)empleado a emprendedor, a un adolescente desorientado o a cualquiera que se haya dado cuenta de que 'el sistema' actual no lleva a ninguna parte es:
 
Escoger las dos.
 
La primera, la opción de 'haz algo seguro (¡ja!)', es, debe ser, hallar como sea un trabajo por cuenta ajena (nómina), de baja responsabilidad (para no perder años intentando subir una escala corporativa sustentada en éter, poblada de lobos con sus propias agendas y pavores a caer), teniendo claro que es una opción temporal (nunca final) necesaria para:
 
a) Ganar el dinero necesario para comer y pagar las facturas para el propio mantenimiento personal mensual, además de contactos, experiencia, formación, tiempo; y
 
b) Concluir lo antes posible cada jornada diaria de ese trabajo temporal para hacer cada tarde aquello realmente relevante: lo que te apasiona.
 
____
 
En realidad, todos somos vagos, somos perezosos... siempre y cuando lo que hacemos profesionalmente (que es una extensión de nuestra persona: 'somos' lo que 'hacemos') lo hagamos por dinero, subsistencia, para pagar una hipoteca que ya no estamos tan seguros de que haya sido tan buena decisión, o un carro de vida que, en realidad, no necesitamos.
 
Sin embargo, cuando se trata de hacer algo que nos apasiona, nos es completamente irrelevante el número de horas que le dediquemos, que sea lunes o domingo, que sea la hora de comer o de madrugada, que nos olvidemos de comer o de hacer el amor. 
 
Nuestro umbral de paciencia, nuestra flexibilidad, el aguante que tenemos en un trabajo 'de los de siempre' es reducidísimo.
 
Pero nuestra capacidad de continuar, de subir el listón, de hallar opciones, de aguantar lo que nos echen, cuando el proyecto que estamos realizando nace de lo más íntimo de nuestra alma es virtualmente ilimitada.
 
Cuando trabajamos por cuenta ajena, antes o después, acabamos dominando la tarea: la creatividad, en general, en esos trabajos, se deja como palabras poéticas para los cursos de formación. Y cuando acabamos dominando la tarea, simplemente, nos estancamos. No hay más que aprender. No hay más que aportar. Tan solo repetir. Con un poco de ¿suerte?, hasta que nos jubilemos.
 
Pero cuando se trata de nuestro proyecto no hay tal cosa como 'dominio' de la tarea. No hay tal cosa como 'ausencia de creatividad', lo que sería la sentencia de muerte del proyecto. Solo queda el verbo 'mejorar', para lo cual no nos autoimpondremos límites de recursos, tiempo, energía, paciencia: lo daremos todo y una palada más sacándolo de donde sea. No hay manual ni curso de formación para asegurar el éxito en un proyecto, por mucho que las Top Business Schools así lo vendan. Pero lo que nunca falla es el adictivo chute de adrenalina que da poder tomar las propias decisiones en la montaña rusa de la vida. 
 
Todo trabajo por cuenta ajena debe ser un 'medio' temporal en el camino a emprender; no una meta final laboral.
 
Trabajar por una nómina es 'hacer' algo habitualmente predecible a cambio de percibir, 'tener', algo material, generalmente inelástico: 'Sí, Gutiérrez, trabaja usted muchas horas, pero no le voy a subir el salario'.
 
Emprender, sin embargo, es 'hacer' algo único para crecer, 'ser' algo único: uno mismo. 
 
El primero compite con otros por ocupar el mismo puesto de trabajo.
 
El segundo compite, sobre todo, contra sí mismo.
 
Uno trabajará por dinero: es su derecho (laboral).
 
El segundo, por tener más tiempo para seguir 'siendo' su proyecto y seguir alucinando a sus clientes.
 
El dinero, cierto, nunca estará garantizado: no siempre habrá un mínimo mensual que percibir.
 
Ahora bien: tampoco habrá un máximo.
 
Las cartas están boca arriba.
 
Su elección, también.
 
 

jueves, 14 de marzo de 2013

Tu Clan

Vigila con quién te relacionas:

Somos miméticos los humanos. Mucho.

'Somos' dependiendo de con quién 'estamos'.

Acomodarse

En el sendero de la vida, los carteles hacia 'Conformidad' y 'Triunfo' apuntan en direcciones contrarias.

domingo, 10 de marzo de 2013

Las Dos Motivaciones

Que los humanos seamos seres inteligentes no nos hace, necesariamente, racionales:
 
- Agarramos esa chocolatina justo al lado de la caja del supermercado aun cuando sabemos que ya tenemos demasiadas en el refrigerador.
 
- Gastamos en las vacaciones un 20% por encima del presupuesto que habíamos originalmente planificado (las fotos en el folleto, de veras, eran preciosas).
 
- Consumamos desprotegidos, cegados por la excitación, una noche loca con esa irresistible persona que acabamos de conocer en un bar de copas.
 
Pero no nos sintamos culpables: estamos diseñados de un modo menos racional de lo que nos gustaría creer. Es curioso que, por un mecanismo psicológico de proyección, creemos insultar a alguien cuando le tildamos de 'emocional' - como si los demás fuéramos androides.
 
En realidad, los Sapiens somos tan emocionales que estamos perpetuamente sujetos a la irracionalidad: alguien que no es, estrictamente hablando, 'yo', toma decisiones en una fracción de segundo tan pequeña que, para cuando nos queremos dar cuenta, nuestro cerebro consciente está ya buscando los modos de validar lo que aún no sabemos que ya hemos decidido: 'por una chocolatina más de postre tampoco pasa nada', 'nos merecemos esas vacaciones, ya devolveremos el crédito al banco' o 'pues claro que esta persona que voy a meter en mi cama está sana: se le ve en la cara'.
 
Ese 'alguien' es nuestro subconsciente.
 
__________
 
¿Cómo se vinculan estos aspectos con la motivación?
 
Para que una motivación sea efectiva (esto es, fructifique en algo sólido en el mundo real), debe nacer de lo más profundo de la estructura temperamental del individuo. Un ejemplo: aunque tengamos dinero, un día quizás podemos optar por estar motivados para cometer una travesura y hurtar una barra de pan cuando el dueño de la tienda no está mirando. Esto es una motivación externa y racional. Pero si lleváramos cinco días sin comer, ya no estaremos 'escogiendo' estar motivados: buscaremos el modo más rápido para comernos esa barra de pan y dos más si nos dejan. Esta es la motivación interna, emocional y, sí, irracional.
 
La motivación, cuando hablamos de emprender un proyecto, la única que consigue resultados, funciona de manera similar:

Nos puede inspirar utilizar retos externos para movernos a actuar (esto es lo que significa motiv-acción, motivos para actuar): dinero per se, estatus, poder, visibilidad.
 
Alternativamente, nos mueven determinadas no-razones (es decir, no son racionales, sino emocionales) que nacen del fondo de nuestro temperamento y que nos alinean con lo que realmente, realmente, realmente queremos hacer en la vida: seguridad, reto, pertenencia, integración, altruismo, servicio a otros, auto-realización.
 
Ambas son igualmente válidas y ambas igualmente potentes. De inicio.
 
Sin embargo, las metas raramente se consiguen 'de inicio': es necesario perseverar, frecuentemente a ciegas, ante una serie de obstáculos y crisis en las que, independientemente de los recursos que tengamos, muchas veces solo tendremos una motivación propia a la que aferrarnos.
 
Entendamos: la perseverancia aguanta pocos envites cuando la motivación tiene un foco externo. Al primer contratiempo llegamos a un acuerdo con nosotros mismos para 'tener' un poco menos de dinero, un poco menos de estatus, algo menos de poder.
 
No obstante, no estamos tan dispuestos a ceder en la consecución de aquellos proyectos que se nutren de una motivación genuinamente interna, pues atañen más directamente a nuestro 'ser' como individuos: si, pongamos, me realizo a través de la identificación con un grupo de personas, pues soy altamente sociable, poco bienestar profesional me reportará un trabajo solitario... por mucho poder, dinero y estatus (motivación externa) con el que venga ese puesto.
 
Cuestione pues si, acaso, la que usted cree que es su motivación es una mimesis de lo que se estila (aparentemente) en su entorno.

Identifique después cuáles son sus motivaciones reales y compárelas con las anteriores.
 
Si fueran coherentes tendrá ya hecho gran parte del trabajo.
 
Pero si no – será momento de volver a la mesa de diseño.

______

Post de este mes en Avalon Red de Expertos. Más como esto, aquí.

sábado, 9 de marzo de 2013

Adaptación

Hace unos años, un grupo de científicos diseñó un experimento para explicar la capacidad de adaptación de los seres vivos a los cambios en el entorno.

Para la investigación se capturaron a dos pequeños pájaros de la misma especie y parecidas características.

Al primero se le introdujo en una urna con un mecanismo de vacío accionado por varios émbolos que permitía extraer poco a poco el aire del interior a lo largo de un período determinado de tiempo.

Según pasaban los días y el oxígeno iba reduciéndose paulatinamente en el interior de la urna, el pájaro, en su lucha por continuar vivo, fue habituándose a necesitar cada vez menos cantidad de aire.

Pasadas varias semanas, aun cuando seguía decreciendo ese aire respirable en su jaula de cristal, el animal continuaba adaptándose, reduciendo su actividad física a un absoluto mínimo.

Tras documentar el proceso de adaptación del ave, los científicos lo liberaron y el pájaro recuperó su vitalidad normal transcurridas apenas unas horas.

Para la última parte del experimento se tomó al segundo pájaro y se le confinó desde el principio dentro de la misma urna que al primero y con la misma cantidad de aire que restaba en el momento en el que se liberó a este: un aire enrarecido, escaso. Nocivo.

Apenas unos minutos después de ser introducido en la urna -- el pájaro murió.

-----------

Un ser humano es capaz de habituarse prácticamente a cualquier entorno, a cualquier circunstancia, a cualquier vida por debajo de sus aspiraciones, por subóptima que sea – sobre todo cuando ésta va degradándose poco a poco sin apenas notarlo.

Estamos programados para adaptarnos a 'lo que nos echen', si así lo decidimos.

No lo llamemos 'flexibilidad' -- si lo que es es conformismo.

El problema surge cuando continuamos tragando circunstancias cada vez peores aunque impliquen un riesgo para la salud física o emocional: un trabajo sin rumbo ni futuro, una relación sentimental corrosiva, un proyecto inane.

___

El contraste que experimenta una persona libre ante las circunstancias de un individuo del tipo 'aquí-aguantando-el-tirón' es dramático: al igual que el segundo pájaro del experimento, las personas sólo pueden Vivir (florecer, prosperar) dentro de un hábitat donde disponen de la libertad de tomar sus propias decisiones. De decidir su vida.

En sus términos.

Podemos acomodarnos indefinidamente para satisfacer los requerimientos de un jefe, una pareja, una situación, cuyas repercusiones no contribuirán a hacernos más felices.

Sí, cierto: los humanos aguantamos mucho.

Esas situaciones conforman la Zona de Confort -- la perfecta jaula de oro.

O barro.

Pero la aventura, sin embargo --

Aguarda por fuera.

 

miércoles, 6 de marzo de 2013

El equipo perfecto

No necesariamente ha de haber una elección taxativa entre coach *o* mentor: su trabajo es diferente, pero puede (¿debe?) ser complementario.

El coach pone sobre la mesa un proceso de trabajo contrastado para que el individuo se realinee ('re-enchufe') consigo mismo: que lo que piense (cabeza), diga (verbalización externa y diálogo interno), sienta (ah, el corazoncito) y haga (lo que sus manos modelen) estén en la misma página; no en la de otros que le llevan diciendo durante años lo que 'debe' hacer o lo que 'se espera' de esa persona. Ya no.

Por su parte, el mentor toma a un tipo que 'ya' lo tiene claro (el momento en el que el coach termina su labor), y le acelera a fondo por la vía rápida: en lugar de pasarse décadas tanteando la oscuridad en una dinámica ensayo-error-error-error-¿acierto?, el mentor le ahorra tropezones innecesarios (y años de vida): a fin de cuentas, cuanto antes despunte el 'mentoree', el 'acelerado', más se beneficiará su tribu de su maestría.

Ambos procesos, coaching y mentoring, sin embargo, comparten un riesgo crítico:

Si el individuo no tiene perfectamente asumido que su propósito es volar en solitario (que no 'solo'), sin un avión nodriza que le guíe sine die con la excusa de 'aún no sé lo suficiente', entonces habrá triunfado una vez más el pretexto, la excusa. El miedo.

Si eres coach o mentor, escoge a quien te quiera dejar pronto para volar por su cuenta.

Si eres coachee o mentoree, escoge a quien te lleve de la mano, sí.

Pero tú caminando delante.
 

martes, 5 de marzo de 2013

Las tres maneras por las que el coaching influye (positivamente) en las empresas

 
#1 Fomento del intra- emprendimiento.

El tipo de persona que busca trabajo para ‘ocupar’ un puesto es una especie prácticamente extinta: lo que las empresas requieren, exigen, son equipos que superen obstáculos, aporten soluciones, generen opciones creativas.

El coaching dentro de las organizaciones devuelve la responsabilidad e iniciativa creativa al individuo – en lugar de que este espere, como antaño, a que su superior le diga lo que tiene que hacer, debe hacer, o espera de él.

Ya caducó el modelo de trabajo basado en ‘descripciones de tareas del puesto’: las empresas ya solo pueden trabajar por resultados en un entorno tan absolutamente impredecible que solo un equipo con la flexibilidad de ver lo que otros no perciben podrá despuntar en un mercado saturado de ofertas de productos y servicios.

#2 Resolución autónoma de problemas.

El modelo de jerarquía verticalizada con numerosos escalafones que tanto prosperó hasta 2008 ya no es factible: cuantos más directivos y jefes de jefes, más hay que repercutir en el precio de sus productos sus lujosos despachos y coches de empresa. Como quiera que, por un lado, el cliente no está dispuesto a pagar un ‘premium’ si puede hallar lo mismo más barato (y siempre lo encuentra) y si, por otro lado, las empresas ya no pueden depender de un crédito bancario para su capital circulante (el dinero líquido para operar cada mes, incluyendo aquellos caprichos), entonces no queda más opción que aplanar las jerarquías para reducir el precio del producto. (El coste laboral suele suponer el porcentaje más elevado en la contabilidad de las organizaciones).

Este ‘aplastamiento’ trae como consecuencia que individuos cada vez más inexpertos y jóvenes deban lidiar con los retos antes reservados a los antiguos ‘seniors’ y para los que sus escuelas nunca les dieron instrucción. El temor al fracaso, la toma de decisiones en la frontera entre la audacia y la insensatez y la ausencia de mentores, lleva a que cada vez haya mayor responsabilidad en la resolución de problemáticas imprevistas.

El coaching no les aportará las soluciones; pero sí las competencias que el decisor podrá emplear para tomar el timón cuando los demás se dispersen mirando a las estrellas.

#3 Reducción de la conflictividad laboral.

Una cultura empresarial basada en la comunicación (clave cuando está sustentada en principios característicos del coaching) está habituada a la interacción dialogada permanente intra- y entre equipos.

Cuando se produce disensión (lo cual es lo esperable en cualquier organización humana) hay dos opciones: dejar que se estanque y se torne hedionda, creando un efecto bola-de-nieve que acabará explotando en un conflicto serio, o la desactivación inmediata a través de una simetría asertiva en la comunicación entre las partes en disputa.

El coaching muestra caminos hacia esa asertividad y fomenta aspectos de cooperación más allá de las batallas del ego (donde radica la ingente mayoría de los orígenes de los conflictos interpersonales).

#4 (Bonus) Desaparición del liderazgo formal.

La persona habituada a entornos de comunicación activa y asertiva, centrada en la asunción de responsabilidad en la toma de decisiones y de sus consecuencias, cooperativa y orientada a resultados, en realidad… no necesita un jefe. Necesitará una claridad de objetivos y unas guías, naturalmente, sobre todo ante cambios radicales o recientes incorporaciones a una empresa; pero una vez alcanza su velocidad de crucero, lo mejor que puede hacer un superior es, simplemente, aportar los recursos que necesita y… quitarse de en medio.

¿Osado? Quizás suene así para aquellos acostumbrados a mandar y hacer mandar.

Quizás es una buena oportunidad para abrazar el cambio que se les avecina.

Ellos, es su decisión, podrán quizás acabar siendo los mejores coaches.
 
Su empresa depende de ello.

___________

Post de marzo en el Observatorio Europeo del Coaching (más, aquí)

 

lunes, 4 de marzo de 2013

Elegido uno de los Top Post en febrero

¡Contento!

Este es el mensaje que he recibido hoy:

"Desde el Observatorio de la Blogosfera de Recursos Humanos te transmitimos nuestra enhorabuena, ya que tu post “¿Más mentores, menos coaches?” ha sido seleccionado de entre más de 1000 post de casi 300 blogs por el Observatorio como uno de los mejores de la 2ª Quincena de Febrero."

 

 

viernes, 1 de marzo de 2013

No regales tu arte

Cuenta la historia que un fan se acercó a Picasso y le pidió que le dibujara algo en una servilleta. El genio, amablemente, sacó un bolígrafo y trazó un boceto en apenas medio minuto. Una vez acabado, se lo entregó al tipo y le dijo: 'aquí lo tiene. Un millón de dólares, por favor'.
 
El tipo, aturdido, le replicó: '¡Pero si solo le ha llevado treinta segundos dibujarlo!'.
 
'Cierto', dijo Picasso. 'Pero me ha llevado cincuenta años aprender a dibujar este boceto en treinta segundos'.
 
::::::::::::::::
 
Es desafortunado, pero frecuente:
 
El Arte de un individuo, sea aprendiz, sea maestro, es minusvalorado.
__________
 
Ciertos artistas deben lidiar con un pequeño problema de percepción de algunos de sus seguidores/clientes y es que el producto de aquellos, si es 'físicamente tangible, pequeño o manejable', automáticamente se asume por estos últimos que debe 'valer' poco.
 
El músico que compone una canción de apenas un par de minutos, el fotógrafo que, por fin, consigue publicar sus primeras fotos, el autor que presenta su primer libro, el pintor que expone su colección, el diseñador de páginas web o de vestidos de noche, el cocinero-alquimista, o el artesano que trabaja con damasquinados, son individuos, artistas, que invierten cientos, si no miles de horas, días y noches en vela, en labrar hasta la perfección cada una de sus obras.
 
Obras que, para el gran profano que solo se deja seducir por un Gran Nombre, son carentes de valor – sucedáneos, bisutería de imitación, una copia más escupida por la megaindustria del rasero único.
____________
 
Una banda sonora, una instantánea en blanco y negro, un libro autoeditado, un retrato al óleo, una página online, un 'palabra de honor' con las mejores sedas, un plato que fusiona culturas ancestrales, una vajilla de gala... Todas estas pequeñas obras de arte no tienen solo un valor.
 
Tienen también un precio.
 
Hay un tipo de personas que conocen de primera mano a estos artistas (aunque estén aún en ciernes) y que, a menudo por descuido y, casi siempre por falta de tacto (o, directamente, morro), se acercan a estos artistas como el pueril seguidor de Picasso:
 
'¿Oye, me regalas uno de tus (CDs, retratos, libros, cuadros, diseños...)?' seguidos del infame 'total, no te cuesta nada'.
 
'Sí: sí me ha costado', piensa el creador. 'Mucho, de hecho.' Y deja al artista en una situación punzante:
 
O entrega sus cientos de horas a cambio de la más absoluta nada, o se expone a convertirse en un 'malqueda' con un tipo que ha tenido la caradura de ponerle en un brete.
_____________
 
Tu obra, cualquiera sea tu labor diaria, es un Arte, es valioso. No albergues un gramo de duda.
 
'Pero es que Picasso era Picasso', me replicarán ustedes.
 
Cierto. Ahora bien, él mismo describió cómo dedicó con obsesión su vida desde niño a convertirse en... Picasso.
___________
 
Nadie nace siendo un genio.
 
Y sin embargo, todos nacemos con Talentos que, o tallamos con el cincel de la constancia más brutal, o enterramos bajo la Lápida de la Conformidad con un entorno adocenado, vulgar, desapercibido. Invisible.
 
Ser un genio, hoy, no es ya una elección.
 
Es 'la' elección.