Seguimos dibujando las zonas de confort como algo ‘fuera’ de nosotros. Como si estuviéramos encerrados, presos, de algo o alguien que nos impide marcar nuestra propia huella ahí fuera.
Pero esto es, simplemente, otra excusa: ahí fuera no hay nada que nos limite.
Es nuestra mente la que erige una urna con paredes de cristal llena de perfectas razones por las que algo *no* va a funcionar, escudándonos en creencias, educación, experiencias, malos tragos.
Todas esas razones son perfectas para justificarse ante otros y ante nosotros mismos frente el vértigo que implica tomar decisiones nuevas en pos de objetivos aún inexplorados.
___________
Muchos hablan de ‘ampliar’ la Zona de Confort.
Si no la ampliamos, concluimos erróneamente que ésta se queda estática, inamovible — que nuestra rutina nos protege: ‘las cosas han sido así durante los últimos años’, en la confianza de que lo seguirán siendo.
Pero, de hecho, sucede lo contrario: no solo no se queda ‘estática’, sino que esa urna de cristal en la que nos encerramos, si no se expande, se retrae un imperceptible centímetro más cada día para comprimirnos gradualmente dentro.
Si no estamos avanzando, o estamos detenidos o estamos retrocediendo.
En realidad, ‘expandir la zona de comodidad’ es una forma rosada de decir ‘haz precisamente aquello que te está intimidando y sigue haciéndolo hasta que se cauterice ese temor’.
_____________
Cinco modos en que podemos romper esa zona de confort:
1) Halle un coach, un mentor o un buen amigo (no aquel que le da palmaditas en la espalda a usted haga lo que haga) con el que identificar su propósito personal en la vida.
2) Alinee sus decisiones con ese Propósito: si su trabajo diario es coherente con él, su motivación a medio y largo plazo estará garantizada y no dependerá de los vaivenes de un bonus estacional o los estados anímicos en su jerarquía. Usted ‘hace’ ahora acorde a lo que usted realmente ‘es’ – y no lo que alguien le mande que sea.
3) Escriba sus objetivos, sus planes de acción, calendarios, hitos y recompensas parciales con las que usted se premiará en cada avance fuera de esa zona de confort que, hasta hoy, para usted es conocida: buscamos de este modo estimular su circuito cerebral de recompensa con el fin de replicar nuevos ciclos de ensayo-éxito-recompensa-ensayo que refuercen su coraje en las nuevas decisiones que está adoptando.
4) Encuentre a dos personas en las que apoyarse y que le hagan de espejo cuando deba tomar esas decisiones difíciles: por definición, salir de la zona de confort implica, necesariamente, hacer algo diferente para generar resultados diferentes – y esto, en ocasiones, intimida. De nuevo, sean coaches o sus mejores amistades, encuentre personas ya habituadas a quebrar sus propios límites. Desde el punto de vista antropológico, los humanos, como seres tribales que somos, mimetizamos a los demás miembros del clan con los que nos relacionamos. ‘Somos’ acorde a con quien ‘estamos’. Escoja pues sabiamente a su equipo.
5) Cuestione, pregunte, indague, perfore periódicamente cada una de las interpretaciones que usted hace de su realidad diaria: ¿es esta la labor donde realmente puedo desempeñar al máximo? ¿puedo/quiero ascender en la jerarquía? ¿es esta la industria que me apasiona? ¿mis habilidades necesitan ser actualizadas? Es la única manera de cerciorarse de que, en efecto, expandir esa zona de confort deja de suponer únicamente una serie de decisiones puntuales para pasar a ser un hábito de vida.
El visionario estadounidense Alvin Toffler proclamó hace más de una década que ‘los ignorantes del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer o escribir, sino aquellos que no sepan aprender, desaprender, y volver a aprender.’
Allá donde quiera que usted desempeñe su labor, es vital que haga de la zona de confort un espacio tan absolutamente pequeño que sea permanentemente necesario cuestionar modos de actuar, quebrar paradigmas, modelos de decisión.
No espere a que sea imperativo.
Agarre fuerte esas riendas y sea usted quien lidere ese cambio.
O siga pensando que su Zona de Confort está 'ahí fuera'.
Pero esto es, simplemente, otra excusa: ahí fuera no hay nada que nos limite.
Es nuestra mente la que erige una urna con paredes de cristal llena de perfectas razones por las que algo *no* va a funcionar, escudándonos en creencias, educación, experiencias, malos tragos.
Todas esas razones son perfectas para justificarse ante otros y ante nosotros mismos frente el vértigo que implica tomar decisiones nuevas en pos de objetivos aún inexplorados.
___________
Muchos hablan de ‘ampliar’ la Zona de Confort.
Si no la ampliamos, concluimos erróneamente que ésta se queda estática, inamovible — que nuestra rutina nos protege: ‘las cosas han sido así durante los últimos años’, en la confianza de que lo seguirán siendo.
Pero, de hecho, sucede lo contrario: no solo no se queda ‘estática’, sino que esa urna de cristal en la que nos encerramos, si no se expande, se retrae un imperceptible centímetro más cada día para comprimirnos gradualmente dentro.
Si no estamos avanzando, o estamos detenidos o estamos retrocediendo.
En realidad, ‘expandir la zona de comodidad’ es una forma rosada de decir ‘haz precisamente aquello que te está intimidando y sigue haciéndolo hasta que se cauterice ese temor’.
_____________
Cinco modos en que podemos romper esa zona de confort:
1) Halle un coach, un mentor o un buen amigo (no aquel que le da palmaditas en la espalda a usted haga lo que haga) con el que identificar su propósito personal en la vida.
2) Alinee sus decisiones con ese Propósito: si su trabajo diario es coherente con él, su motivación a medio y largo plazo estará garantizada y no dependerá de los vaivenes de un bonus estacional o los estados anímicos en su jerarquía. Usted ‘hace’ ahora acorde a lo que usted realmente ‘es’ – y no lo que alguien le mande que sea.
3) Escriba sus objetivos, sus planes de acción, calendarios, hitos y recompensas parciales con las que usted se premiará en cada avance fuera de esa zona de confort que, hasta hoy, para usted es conocida: buscamos de este modo estimular su circuito cerebral de recompensa con el fin de replicar nuevos ciclos de ensayo-éxito-recompensa-ensayo que refuercen su coraje en las nuevas decisiones que está adoptando.
4) Encuentre a dos personas en las que apoyarse y que le hagan de espejo cuando deba tomar esas decisiones difíciles: por definición, salir de la zona de confort implica, necesariamente, hacer algo diferente para generar resultados diferentes – y esto, en ocasiones, intimida. De nuevo, sean coaches o sus mejores amistades, encuentre personas ya habituadas a quebrar sus propios límites. Desde el punto de vista antropológico, los humanos, como seres tribales que somos, mimetizamos a los demás miembros del clan con los que nos relacionamos. ‘Somos’ acorde a con quien ‘estamos’. Escoja pues sabiamente a su equipo.
5) Cuestione, pregunte, indague, perfore periódicamente cada una de las interpretaciones que usted hace de su realidad diaria: ¿es esta la labor donde realmente puedo desempeñar al máximo? ¿puedo/quiero ascender en la jerarquía? ¿es esta la industria que me apasiona? ¿mis habilidades necesitan ser actualizadas? Es la única manera de cerciorarse de que, en efecto, expandir esa zona de confort deja de suponer únicamente una serie de decisiones puntuales para pasar a ser un hábito de vida.
El visionario estadounidense Alvin Toffler proclamó hace más de una década que ‘los ignorantes del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer o escribir, sino aquellos que no sepan aprender, desaprender, y volver a aprender.’
Allá donde quiera que usted desempeñe su labor, es vital que haga de la zona de confort un espacio tan absolutamente pequeño que sea permanentemente necesario cuestionar modos de actuar, quebrar paradigmas, modelos de decisión.
No espere a que sea imperativo.
Agarre fuerte esas riendas y sea usted quien lidere ese cambio.
O siga pensando que su Zona de Confort está 'ahí fuera'.
____________
Sigue lo último en Facebook, aquí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario