Allá por el siglo XIX podríamos decir que nació el modelo de Capitalismo que nos está explotando en las manos.
Un grupúsculo de señores feudales, propietarios de terrenos y riquezas (procedentes, entre otros, de los bolsillos de los siervos que trabajaban sus terrenos) se encuentran con una curiosa máquina que despedía vapor y que resultaba ser capaz de producir más y más rápido que los artesanos de la época.
Nacía la máquina de vapor.
[Cuando alguien me dice que no todos han nacido para ser emprendedores, les recuerdo que, hasta el siglo XIX, prácticamente todo el mundo era empresario individual (vulgo: autónomo). De tal modo que el que fabricaba, producía, recogía o manufacturaba algo, lo acababa vendiendo o intercambiando para poder sobrevivir. Esto implicaría que nuestra especie lleva unos 150.000 años buscándose la vida como 'autónomo', y 150 años creyendo que solo podemos trabajar a las órdenes de un jefe en una multinacional.]
Resulta que, como en eso sí que no hemos evolucionado mucho, el señor feudal (reconvertido en empresario de pro) se dio cuenta de que podía dar mucho trabajo a mucha gente (jornadas de 15 horas al día, trabajadores desde los 6 años -no, no me he dejado un dígito-) y cobrar un platal a costa del esfuerzo de otros.
Una buena razón para que nacieran los sindicatos.
Pero, en fin, nuestro empresario se empezó a hacer más y más rico, y los ingenieros se inventaron más y mejores máquinas y nacieron los procesos productivos en serie. Weber, Ford et al.
La clase media nace. Todo el mundo aspira a un coche, una nevera, una televisión. La sociedad de consumo permite que la gente pueda prosperar independientemente de donde haya nacido.
A pesar de la 2ª Guerra Mundial, o merced a ella, se produce la segunda revolución industrial, posicionando a EEUU como imperio económico hegemónico.
Por entonces, ya había algunos productos financieros complejos (derivados y tal), que permiten a gente que no produce absolutamente nada, hacer paladas de dinero. Se sofistica y amplia la diferencia entre la economía real (productiva, la que ha hecho la silla en la que estás sentado) y la especulativa (la que permite que el valor de tu casa o la de tu casero esté sobredimensionado).
Así que, hete aquí que ya nadie quiere ser de la clase media; todos quieren ser ricos... sin producir nada, por la vía express. Y entonces nos endeudamos para inventamos las burbujas: el crash de internet, la crisis del petróleo, la megapompa inmobiliaria...
Pero el mercado no aguanta más: la sociedad se endeuda, los estados se endeudan... demonios, hasta la banca está endeudada. Vivimos uno, dos, diez puntos por encima de nuestras posibilidades.
Y el sistema implosiona.
Y sigue implosionando.
No es que hayamos tocado fondo. Es que, aun cuando toquemos fondo, podemos empezar a cavar un poquito más profundo.
¿Acaso no es un buen momento de replantearse algunos paradigmas?
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