Cuando una hace coaching (o se toma unas cañas con los amigos), y dependiendo de la edad de la otra persona, no es extraño salir de lo profesional y que le acaben preguntando a uno de qué va, realmente, la vida.
'Me han pillado', pienso, 'me han vuelto a pillar sin la bola de cristal'. A ver cómo se encaja eso.
Si uno mira al Universo que le rodea, se puede dar cuenta de que al mundo, en realidad, le da igual lo que hagamos con él... o lo que él 'nos hace' a nosotros. El mundo es indiferente si a una persona concreta le toca la lotería o se le lleva la casa un huracán. El mundo, simplemente, sigue girando. Indiferente. No es ni 'bueno' ni 'malo'. Ni 'justo' ni 'injusto'. El mundo, sencillamente, es.
Los adjetivos son inventos nuestros que afectan nuestro estado emocional (prueba a acordarte de la experiencia más desagradable de tu vida y después de la más excitante – aunque hubieran ocurrido hace 20 años, sin duda las revivirás emocionalmente en este momento, recreando ansiedad o calma, nostalgia o excitación).
Por tanto, si el mundo es, y somos conscientes (y últimos responsables) de nuestros pensamientos, entonces la pregunta acerca del sentido de la vida... no tiene sentido. El mundo gira y gira. Es y es.
Espera... no tan rápido.
El pequeño detalle es que (supuestamente) solo los humanos dentro del reino animal tienen la conciencia (trascendente) de sí mismos lo que, antes o después, activa nuestro mecanismo de búsqueda de respuestas a (qué mal sienta la incertidumbre, demonios) esas preguntas que afloran en nuestro sistema neuronal. Pero si uno no tiene tiempo (o ganas), lo mejor es tirar por la vía rápida: comprar la respuesta pre-congelada de otros... y ahí entonces tendremos una selecta selección de opciones: religiones, banderas, empresas, parejas, familia, equipos de fútbol, periódicos... cualquier entidad externa con tal de evitar la, a veces incómoda, situación de mirar dentro de nosotros mismos. Porque dentro hay cosas que nos gustan de nosotros. Y otras que, en fin, no tanto.
Entonces... si la conciencia de 'sentido' de la vida es un pensamiento intrínsecamente humano y el mundo, sencillamente, es – entonces no parece tener mucho sentido pasarnos la vida buscándonos a nosotros mismos esperando un acto de revelación de nuestro entorno.
Si nuestra responsabilidad no es por tanto, encontrarnos...
... entonces será, tal vez, crearnos. Inventarnos. Diseñarnos. Modelarnos. Molarnos por lo que hacemos de nosotros.
Y, ahora sí, mirando a nuestro entorno. Y a nuestro interior.
Probaré a responder esto la próxima vez que vaya de cañas.
Es una manera más de crearse.
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