Es fácil motivarse:
Hable con un amigo.
Asista a un curso potente.
Vea un buen vídeo que le emocione.
Lea un libro inspirador.
Macháquese en el gimnasio.
Consiga algo que no sea muy complicado hacer.
Pero la motivación sin la elevada innegociable determinación de conseguir lo que se propone es como tomarse una Viagra para hacer la declaración de la renta: pólvora mojada.
Nos dicen que querer es poder.
Pero querer es... querer. Punto.
Y poder es solo una potencialidad sin acción: todos podríamos ganar un Nobel en Ingeniería Nuclear y dictar el discurso de agradecimiento en coreano.
Solamente el hambre que le arde en el alma es la que materializa resultados. La feroz determinación que implica que la pregunta ¿y si fracaso? sea gramaticalmente errónea. No entiendo la pregunta. No es una opción válida.
Si su proyecto le inspira en un 99%, es que está muy motivado.
Pero aún no tiene hambre.
Encuentre un mejor proyecto.
Bueno, visto así, sólo habría que reescribir la frase:
ResponderEliminar"Hambre de querer sí que es poder".
¿No? ;-)
Un saludo.
Servando, gracias por tu comentario.
ResponderEliminarPodría ser! Lo importante es que al 'usuario' de la frase le mueva (motiv-acción) ;)
Un abrazo y éxito -
G.
Conciso y directo como siempre, ¿para qué más palabras? Gracias por la entrada
ResponderEliminarGracias Rake -
ResponderEliminarCierto iSi!
ResponderEliminarUna de las claves 'liberadoras' que mencionabas en otro post pasa por 'refrasear' una situación que asumimos como buena (y que inadvertidamente nos lastra), cuestionándola.
Gracias por tu comentario!
Un abrazo,
G.