viernes, 20 de enero de 2012

Preguntando a la Respuesta

El colegio es una fábrica de respuestas y un cementerio de preguntas.

Es inquietante observar cómo, con el avance de cursos en el sistema académico, nuestros chavales (y nosotros mismos) comenzamos a aprender, memorizar, los mecanismos de funcionamiento de un mundo que nos rodea... precisamente a pesar de que sepamos aún tan rematadamente poco de él.

Los avances, cualquier avance, en cualquier disciplina, comienzan realmente con una pregunta ¿cómo?, en lugar de con una respuesta porque: ¿cómo hablar con otras personas por teléfono sin estar pegado a un cable insertado en la pared?; ¿cómo proteger con bolsas de aire a los ocupantes de un coche en caso de accidente?; ¿cómo alquilar una película para esta noche sin tener que salir de casa?

Alguien, ahora, cerca de usted y de mí, está buscando respuestas a ¿cómos? muy concretos que resuelven problemas muy reales.

En el momento en que tenemos una explicación para algo, un porqué algo es de determinada manera, se aplaca la ansiosa inquietud que a veces tenemos por controlar, por explicar, nuestro entorno – aunque la respuesta sea errónea. Lo importante es que haya un porqué. Consecuencia: si tenemos una respuesta, la pregunta que la precede se vuelve innecesaria, pierde su función. Muere. O peor aún, nunca siquiera estuvo ni fue.

Si algo en la vida parece que consistentemente no sale como uno desea, y se tiene un porqué es así (no consigo trabajo porque soy mayor, no encuentro pareja porque nadie se fija en mí, no emprendo porque no tengo crédito, no tengo más dinero porque no albergo la experiencia necesaria), uno tiende a exhibir dos inclinaciones.

Una, reforzar nuestro porqué. Sin duda, las razones, las causas de lo que nos acontece, son sólidas. Es difícil vivir en permanente incertidumbre y las explicaciones conforman un salvavidas muy satisfactorio que nos alivia en nuestra frustración.

O dos, descartar los porqués y comenzar a hacernos preguntas incisivas que comiencen por ¿cómo?: ¿cómo puedo hallar trabajo en el que mi edad sea irrelevante?; ¿cómo puedo incrementar mi atractivo físico y el de mi carácter?; ¿cómo puedo mejorar mis ingresos/mi experiencia?; ¿cómo aprovechar mi experiencia para que redunde en mi nivel de vida?

Si siente que las preguntas le incomodan, le escuecen, le punzan, indague aún más en ellas: eso que experimenta es la dura corteza que hay que quebrar, sí o sí, si aspira a desvelar aquellas nuevas opciones aún no exploradas.

Esas opciones que cambian rumbos vitales.

1 comentario:

  1. Muy bueno, si señor. Cada vez que oigo a MOuriño cuando se pregunta su famoso ¿porque? me sonrió, pero nunca hay una respuesta, ja, ja es que no se pregunta el como. Fuera de Bromas me ha parecido estupendo y mira que ya lo sabía, pero creo que ahora se me acaba de grabar el la cabeza el concepto real del ¿COMO?.
    Gracias eres genial.

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