La felicidad comercial, la que nos venden en los anuncios, los productos, cosméticos, automóviles, créditos baratos para vacaciones de ensueño en pompas de jabón, es un espejismo de nuestra creencia de que 'necesitamos' eso para 'ser' felices.
Hay batallones de especialistas en persuasión en esas corporaciones que buscarán titilear el anzuelo dorado delante del consumidor, sea niño o adulto -- hasta que muerda.
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El bienestar (¿'felicidad'?), en realidad no es un objetivo, un hito.
Es el proceso en el que nos sumergimos para darle sentido a nuestra existencia desde 'ya' -- no 'a partir de' cierto momento en un futuro sin fecha.
No hace falta esperar. Dejemos de posponer la fecha de puesta en órbita.
Ese bienestar/bien-estar/bien-ser es un compendio de tres cosas: Placer, Propósito en/de Vida, Dedicación mental a ese propósito.
- El placer, es claro: para eso venimos dotados de sentidos. Gusto, tacto, olfato... cuando los estimulamos con lo que nos place, nuestro sistema inmunológico se fortalece. No solo comas por tanto, nútrete. No bebas, sino hidrátate. No poseas, sino ama.
- Propósito de Vida es hallar algo superior a nosotros mismos -- influyendo, impactando en el mayor bienestar... de otros. La mente es tan potente que, cuando la dejamos 'ociosa' demasiado tiempo, centrada en nosotros mismos, se vuelve contra sí misma (demasiado 'pensar' lleva al bloqueo y, exacerbado, a la tristeza extrema). Por eso, proyectar hacia afuera un Servicio a Otros (con mayúsculas) es una de las claves de una Vida con Sentido. Halla pronto, entonces, aquel sea el tuyo.
- La Dedicación exige convertirte en Maestro, no menos, lleve el tiempo que lleve en que tu Servicio a los demás sea Excelente, Superior, Único, abrasadoramente alucinante para tu tribu. Lleva décadas -- pero de ello depende poder decir, de anciano, que no te dejaste nada en el tintero.
Disfruta, Sirve, y hazte un Maestro en tu oficio de Servir; haz que ese anzuelo dorado se oxide en el olvido.
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