lunes, 26 de julio de 2010

Dime con quien andas...

Ando estos días por Estados Unidos (reconozco que, con sus cosas, me encanta este país), por zonas donde es difícil encontrar WiFi para conectarme al resto del mundo. Pero aprovecho que he encontrado una para subir una tarjeta que he adquirido en una librería y que me ha parecido particularmente inspiradora.

Ciertamente, es más fácil cambiar de rumbo (el que esté considerando hacerlo) cuando se altera también el tejido social en el que uno se relaciona: si uno tiene un objetivo muy claro, por osado que suene este (¿de qué otra manera puede ser un objetivo?) y se lo cuenta a un c*ga-fiestas (como los llaman por aquí), no es improbable que pierda fuelle, energía, intentando 'justificar' a su ¿amigo? el por que quiere conseguir lo que quiere conseguir. Para eso, mejor estar callado...

... o, mejor aún, crear nuevas relaciones sociales que le apoyen, le animen, le empujen a continuar adelante. De ahí que esta tarjeta me parezca tan relevante para este post. Traduzco libremente el contenido de la frase atribuída a un escritor estadounidense, Wilferd Peterson:

'Camina con los soñadores, los que creen, los valientes, los alegres, los que planifican, los que realizan, las personas con éxito que tienen la cabeza en las nubes y los pies en el suelo. Deja que su espíritu encienda un fuego dentro de ti para dejar el mundo mejor que como lo hallaste'.

domingo, 11 de julio de 2010

De cuando no se nos da lo que queremos

Todavía se intenta aclarar como fue posible que los Sapiens llegáramos desde, supuestamente, África, hasta América por vía terrestre hace miles de años.

Lo que sí parece claro (si no les preguntamos a los escandinavos) es que América fue re-descubierta por europeos hace algo más de 500 años. Si a Colón le hubieran preguntado si iba a descubrir un continente que sería terreno fértil para infinidad de emprendedores europeos (y admito las calamidades que algunos de estos también trajeron para los 'auténticos americanos' que había ya ahí viviendo, pues no es objeto de este post) posiblemente no se lo hubiera creído.

'La Tierra es plana, amigo', le dirían. 'Te vas a caer de morros en cuanto llegues a los confines'. '¿Que quieres financiación para qué?' le dirían los monarcas de entonces. El tipo, desde luego, tenía una visión. La tenía meridianamente clara. Tan clara, tan clara, que NO era descubrir ningún continente. Para qué, si ya todo el mundo conocido estaba poblado.

Y va el tipo y embarca.

Y tras semanas de viaje, las penurias se acumulan. Su equipo se rebela. Se plantea si dar la vuelta. Hay algo que no va bien. ¿La orientación por el sol y las estrellas acaso no estaba siendo la correcta?

Y rezó a las divinidades de aquel entonces. Y se encomendó a sus santos y sus ángeles.

Y casi abandona.

Demasiado lejos de casa. Demasiado lejos de destino. Pero... ¡¿qué destino?! Si ni siquiera sabían ya donde se dirigían.

Pero adaptaron las velas al viento. Confió en... algo, alguien, en sí mismo... lo desconozco.

Y, cuando lo único que quedaba era seguir adelante, vio tierra.

Tierra. Alimento. Agua. Playas en las que caminar más allá de la cubierta de la nave. Donde guarecerse del sol implacable.

No, en efecto. Su visión no se cumplió.

Fue (en impersonal) sustituida por una visión superior a la que originalmente imaginaba.

Podía haber abandonado. Podía haberse enfurecido con sus divinidades por no concederle sus deseos. Podía haber girado y declarado su incompetencia en su cometido.

Pero se movió.

Decidió. Actuó.

Y llegó.



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'Parálisis por análisis', uno de los escenarios en coaching más recurrentes en situaciones de transición a la creación de nuevas realidades (o, en román paladino: '¿cómo d*monios salgo de esta?', como decía este cliente).

No. No sé como funciona – pero funciona:

Si uno empieza a moverse, aunque no tenga ni la más remota idea de adonde; empuñando el machete y abriéndose un camino por la maleza por donde antes no había nada más que... maleza; si uno comienza a andar, no me pregunten: se generan cambios.

La ¿Vida? responde a tu acción y genera opciones nuevas...

... incluso mejores de las que nosotros creíamos que eran buenas para nosotros.

Un continente nuevo. Nuevas tierras.

Nuevas vergeles.

Nueva vida.

Camina, pues.