domingo, 31 de julio de 2011

Empezar

Un emprendedor muy exitoso me decía que al principio nadie le hacía 'ni p*to caso'. Nadie le compraba. Nadie le hacía pedidos.

Estuvo a punto de tirar la toalla en innumerables ocasiones.

Pero ahora que las cosas le van bien, y mucho, ahora todos le muestran su admiración, se acercan a él, casi se diría que le veneran.

Sí: es difícil empezar si no hay apoyos.

Sí: es difícil ascender cuando hay quien, encantado, va poniendo palitos en las ruedas.

Y sí: es difícil mantenerse arriba sin saber quiénes son los verdaderos apoyos.

Pero desde luego, es muchísimo mejor que estar abajo

jueves, 21 de julio de 2011

La zona

Dormir es vital. Sí, suena obvio, pero la realidad es que pocos duermen (em, dormimos) lo que el cuerpo necesita de veras. Y lo que necesita de veras es el tiempo que transcurre entre acostarnos antes de medianoche y la hora en la que el cerebro se despierta solo, sin reloj externo que se lo recuerde, a la mañana siguiente; y añadiendo a esto algo menos de media hora tras la comida. Es lo que nuestro ritmo circadiano humano determina.

Son dos tipos de sueño diferente: el de la noche es reparador (sana heridas físicas y emocionales, reconstruye tejidos, airea miedos y deseos -a través del sueño-, y consolida aprendizajes -nuevos senderos neuronales-) en tramos de unas dos-cuatro horas cada noche, algunos tan profundos que fracasarían los intentos de su compañero de alcoba por amenizarle la madrugada con una vuvuzela.

El sueño sestero no es (o no debería ser) profundo, pues ejerce más de 'carga de la batería' que del constructor/de-constructor descanso nocturno. Saltarse este ritmo es la razón por la que muchos se sienten mentalmente abotargados o malhumorados cuando se pasan durmiendo en la siesta.

Pero hay un punto, hay un espacio en ambos sueños, en el que el proceso creativo es mayúsculo. Es ese estado de paraconsciencia en el que ni está despierto ni está dormido; en el que ni está uno sujeto a su ego (lo que creo que debo ser, mis creencias, mis limitaciones, mis obstáculos, mis reglas inflexibles... la falacia de la hiperracionalidad en vigilia), ni está completa e irremediablemente perdido en brazos de Morfeo.

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Es una técnica interesante. Hay ocasiones en las que un determinado problema o cuestión que requiere creatividad nos tiene paralizados de tanto darle vueltas. Aunque suene contra-intuitivo, olvídese de él... pero deléguelo a su subconsciente.

Acuéstese pronto en una habitación completamente oscura, un papel y un bolígrafo en la mesa de noche y, a la mañana siguiente (o a la media hora de siesta), asegúrese de que no tiene que ir con prisa o salir corriendo a ninguna parte.

Cuando su mente esté despertando, mantenga los ojos cerrados, permanezca quieto... y déjese volar, transportar a ese lugar de semi-inconsciencia donde todo vale y nada es juzgado o segado, a esa Zona donde las respuestas aún-no-pensadas se tornan probables, y las probables se vuelven posibles. No las busque: tan solo quítese de enmedio y deje que le encuentren a usted.

Inténtelo durante varias noches. En menos de una semana tendrá tantas opciones nuevas escritas en el papel de la mesilla que tendrá a partir de entonces uno de los mejores problemas que puede tener un individuo:

Poder escoger.

sábado, 16 de julio de 2011

La apariencia del símbolo

Un rito (o un símbolo) no define la vida que existe detrás de ese rito. Pero a los humanos nos encantan los ritos por la simbología con la que nos identificamos. Un título distintivo, un tratamiento protocolario, unos galones, un uniforme, una tarjeta de visita, unos zapatos de marca... son símbolos - pero nada más que eso. Cuanto más grandilocuente el rito detrás de la investidura del símbolo, más autoridad se le confiere al investido.

De nuevo, la simplificación del análisis humano es, a veces, demasiado... simple. Por eso tendemos a obedecer a la figura de autoridad - por las razones que inferimos sin duda debe tener esa figura de autoridad que respira tras el símbolo. En ocasiones, con consecuencias desastrosas (la Segunda Guerra Mundial y sus bárbaros -ismos, de un color o el otro, hubieran sido impensables sin estas inferencias por la población civil).

Hace años se hizo un experimento en Nueva York en el que se comprobó que la gente que iba a cruzar una calle se quedaba parada en la acera, aunque no hubiera coches pasando, hasta que el muñequito del semáforo se ponía en verde... salvo si un tipo, vestido elegantemente de traje y con maletín de ejecutivo, comenzaba a cruzar en rojo - en cuyo caso, el resto de la gente (escalonadamente según su propio grado de osadía) cruzaba igualmente en rojo.

Pero háganse cuenta, que si el tipo que cruzaba la calle iba mal vestido, entonces el resto de transeúntes se quedaba parado en la acera... criticando al vándalo que se saltaba el semáforo peatonal.

miércoles, 13 de julio de 2011

Coaching y Certificación

Es una pregunta que oigo a menudo: si la certificación por algún organismo 'validador' es 'suficiente' para hacer coaching.

A esta cuestión se debe añadir la problemática que se presenta ante la infinidad de acepciones acerca de 'qué' es y 'qué no' es el coaching... junto a los (en ocasiones feroces -¿acaso este es el modo de demostrar coaching?-) defensores y detractores entre unos y otros. (Mi aportación, aquí).

Es una pregunta difícil - máxime cuando mi opinión es, para algunos, polémica. Soy consciente por ello de que no converge con (posiblemente) la mayoría. Me explico.

Que una persona, pongamos, tenga un título universitario de cualquier disciplina no le hace necesariamente 'bueno' en esa disciplina. Un master en finanzas puede, él solito, hundir un banco de inversiones centenario. En este sentido, un titulado simplemente demuestra que 'aprobó' los examenes y contenidos de esa disciplina. Que está muy bien, sí.

Pero no basta.

Un líder de una comunidad religiosa, sea la que sea, sigue una formación formal y años de entrenamiento. Pero eso no le convierte en un 'buen' líder espiritual: que un individuo medite durante meses en un asram no le convierte automáticamente en hinduista; por tener de guía a un lama le convierte en maestro budista; o por ir a un seminario en un modélico pastor o sacerdote.

De manera similar, una formación en coaching, dependiendo de la escuela, alcanza un mínimo umbral... temporalmente. Lo cual no es suficiente para poder ofrecer la adecuada excelencia a clientes de manera consistente en el tiempo.

Hay infinidad de asociaciones de coaching que, a través de sus escuelas, invisten a los estudiantes con una certificación que, sí, cumple con ciertos rigores de calidad. Pero no siempre. Estadística pura: hay coaches internacionalmente certificados que, a mi entender, no despliegan unas competencias o inclinaciones particularmente orientadas al coaching. Y conozco personas no certificadas que, sí, hacen un coaching potentísimo.

Muchas son las empresas que requieren coaches certificados sobre todo por desconocimiento o temor-a-equivocarse-y-quedarse-(ante-su-jefe)-con-el-c*lo-al-aire. Al igual que un tipo que va al dentista se asegura que el título del especialista esté bien visible en la sala de espera (con las cosas del comer no se juega), hay muchos clientes (sobre todo corporativos) que quieren contratar los servicios de un coach pero no tienen muy claro cómo hallar la proverbial aguja en un pajar de proporciones bíblicas. ¿La vía rápida? Solicitar la acreditación.

¿Mi recomendación? Si desean estudiar/avanzar en coaching, sean inmisericordes, incisivos, en las escuelas que anden tanteando.

Algunas preguntas que, quizás, deseen explorar:
  • ¿Esta formación es un coste o será una inversión (porque recuperará el capital avanzado en la formación a través de la realización de sesiones de coaching)?
  • ¿Esta escuela acredita? ¿Qué tipo de acreditación y quién la expide?
  • ¿Necesita de veras la acreditación para sus propósitos personales/profesionales? ¿o es solo esa sensación de 'estaría bien tenerla'?
  • En este sentido, ¿cuál es el ROI (retorno sobre la inversión), y en cuánto tiempo se materializará este retorno?
  • ¿Cuáles son los beneficios intangibles de esta formación en coaching?
  • ¿Quiero aprender de coaching para autoexploración interna o para acompañar a otros en sus procesos? ¿Ambas?
  • ¿Quiénes son los instructores de estas escuelas? ¿Qué experiencia (sí: a veces las canas ayudan) y reputación tienen? ¿Son solo teóricos?
  • Soliciten hablar con ex-alumnos: les revelarán aspectos que el marketing no desvela. Invítenles a comer o a un café por respeto a su tiempo y la generosidad de compartir su experiencia como formandos.
  • Pregunten a la escuela todo lo que deban preguntar - hasta la extenuación. La obligación de la empresa formadora es que sus cuestiones queden satisfechas. Si notan cierta 'presión' o mal-estar, o ausencia de interés en su actitud con usted, entonces valore si, ciertamente, es el tipo de espacio en el que usted desea exponerse a la experiencia de descubrirse a usted y a otros en su inmensa y generosa humanidad.
Y si encuentran ese, su particular unicornio, entonces ábranse a su experiencia y disfruten.

Les cambiará la vida.

lunes, 11 de julio de 2011

Validar vs. 'pero'

Se puede ver cuando dos debaten o discuten, sobre todo si son pareja.

El uno interrumpe al otro con un 'sí, sí... pero...' o un 'ya... pero...'.

El 'pero' tiene el demoledor poder de invalidar todo lo que para nuestro interlocutor era importante, valioso - para aclarar que, para nosotros, lo nuestro es lo realmente relevante para la discusión. Y ojito con soltarme un pero.

Por mucho que cierta literatura nos recuerde que debemos permanecer impasibles ante los ataques de otros (y un pero es muy frecuentemente percibido y recibido como tal), la realidad es que este punto de neutralidad se consigue con práctica y un enfoque rayano en el Zen.

Parte de la clave de una relación de éxito entre humanos es la validación mutua, in-con-di-cio-nal, entre uno y otro. No consiste en estar siempre de acuerdo - de hecho se puede (y a veces se debe) estar de acuerdo en que se está en desacuerdo.

No consiste esto en tragar todo lo que el otro dice o desea hacer.

No consiste en invalidar nuestra propia posición.

No consiste en un proceso de democracia (mayoría gana, minoría se j*de), sino de con-senso (con-sentido).

Consiste en aceptar al otro como es, validarle en su ser, sin fisuras - y construir a partir de ahí.

Cualquier discusión es una pequeña lucha de poder - es normal, así venimos cableados los humanos.

La cuestión entonces es cómo (pregunta abierta, incluyente) se puede trascender la batalla 'yo' contra 'tú', para edificar la tercera, cuarta, quinta opciones que incluyan una tercera entidad, 'nosotros', donde los compromisos, las negociaciones, las cesiones, concesiones y generosidad, fortalecen la relación y la maduran.

Validándola.

viernes, 8 de julio de 2011

Crecer

Diferentes caminos - mismo propósito:

Grecia: 'Conócete a ti mismo'. O naturaleza y genes.

Kierkegaard: 'Constrúyete a ti mismo'. O el impacto de la nutrición (educación, experiencia, grupo social).

Nietzsche: 'Revélate a ti mismo'. O reflexión, introspección.

¿Quizás no sea necesario escoger?

¿Cuál(es) le funciona(n) a usted?

jueves, 7 de julio de 2011

Dicotomía

Hablando hace unos días con una persona que estudia coaching, contaba que una de las personas con las que practicaba estaba paralizada en una dicotomía ante una decisión vital: aquel tipo de disyuntiva en la que un o un no ya no tiene vuelta atrás. En un proceso de coaching si la opción a) y la b) no son óptimas, entonces créese la c), la d) o las que hagan falta.

Por otro lado, cuando se quita energía de una parálisis por análisis (que es cuando freímos el cerebro a base de darle vueltas a las cosas), es frecuente constatar que las decisiones a) ó b) al final acaban cayendo por su propio peso. La fruta está madura en su tiempo, por mucho más sol, agua o fertilizante que añadamos al árbol. Eso sí, mientras madura, el agricultor sigue cuidando del resto de sus frutales.

Paradójicamente, el libre albedrío puede convertirse en un caramelo envenenado: demasiadas opciones ante las que decidir, la ausencia de límites frente a los que tomar un camino, también absorbe, como un agujero negro en el espacio, toda energía en el proceso.

Idóneamente, la mente procesa bien un número limitado de opciones. Para los retos gigantescos, por ello, es tan relevante comenzar en pequeño...

... pero pensando a lo grande.

martes, 5 de julio de 2011

El fin de la universidad (o casi)

Para ciertas carreras donde tradicionalmente era necesario asistir a la facultad para sacarse un título con el (supuesto) fin de aprender el oficio ya (casi) no es necesario acudir a las aulas en las que a) lo que enseñan quedará (si no lo está ya) obsoleto en cuestión de meses y b) no garantizan (?) ningún futuro laboral con ese título.

Hoy uno puede aprender una serie de disciplinas, de manera autodidacta, y superar en destreza, calidad o habilidad a los que tienen el título oficial universitario de esas disciplinas.

¿Ejemplos?: periodista, fotógrafo, programador informático, diseñador de moda, artista... y, claro, emprendedor.

De hecho, emprender es también una manera de describir la característica común a estos autodidactas que van por libre. De tal modo, escogen no solo la profesión de lo que hacen, sino el camino por el que van a sacar rédito de ello. A muchos les da la sensación de que están caminando por el margen del sistema (el sistema es lo que más atención acapara en los medios), pero, en realidad, son legión.

Y la tendencia es cada vez más creciente.

La universidad está perdiendo su capacidad de enlazar con emprendedores, quienes no encajan con el corsé académico.

Y esto no va a cambiar mientras los gestores de esas universidades no revisen y actualicen la misión de las instituciones que gobiernan.

domingo, 3 de julio de 2011

El que sigue al loco

Quizás estemos obsesionados con la figura de 'el líder'... cuando, en realidad, este pinta poco.

Hay muchos que cuando ven a una persona lanzando una iniciativa (sea emprendedora o sea dar la vuelta al mundo en bicicleta), ven a un chalado. Y le ven como un chalado porque, simplemente...

... está solo.

Y está solo, haciendo solo, lo que nadie más está haciendo.

Pero, de repente, a ese chalado se le une un tipo... solamente uno, al que comienza a interesarle, le llama la atención, le resuena, lo que dice, lo que hace ese chalado. Y ese primer tipo interesado comienza a compartir con otras personas interesadas aquello que ha descubierto, pues ve que les aportará un valor.

Y así, escalonadamente, con cuentagotas, otros tipos-interesados se acercan al, de repente, ya-no-tan-chalado.

Y las gotas se van sumando hasta conformar un pequeño oasis, luego un lago, un mar y después un océano.

Y es entonces cuando el ya-no-tan-chalado se convierte en una figura-admirada. Y ahora todo el mundo quiere estar con, ser como, la figura-admirada quien se pregunta qué demonios ha cambiado, cuando él se sigue felizmente sintiendo un chalado.

Por ello, cuando le tachen de chalado por emprender, celébrelo:

Ese es el camino.

viernes, 1 de julio de 2011

En verano

Julio, de nuevo. Cómo pasa el tiempo, ciertamente... 

Unas notas y una reflexión:

La reflexión:
Oigo muchas personas que en verano 'cargan las pilas' para poder enfrentarse al nuevo año. Si es de ese opinar, quizás quiera considerar si lo que hace los once meses restantes le está drenando energía. Si es así, posiblemente sea este un buen período para reflexionar... y, atrévase, haga un pequeñísimo cambio en su vida que le acerque a una menor diferencia en su nivel de energía entre verano y no-verano cuando mire hacia atrás en julio de 2012.

Las notas:
Si bien iré añadiendo nuevas entradas al blog con regularidad durante estos dos meses, en ocasiones habrá espacios en blanco... dado mi esmero en encontrar puntos en el planeta sin Wi-Fi. Sean comprensivos :-)

Parte de este aislamiento es para continuar escribiendo un tercer libro. En este sentido, si usted como lector quisiera enviarme esa propuesta/idea/reflexión/locura que le gustaría ver desarrollada, mi email aquí.

A los que estén ya de veraneo: disfruten. A los que no, por las razones que sean: creen el suyo en el jardín privado de su mente - que para eso les pertenece. Visiten de vez en cuando esos espacios de dolce far niente - y olvídese de su jefe, si lo tiene... sin duda estará ocupado en los suyos propios.