viernes, 21 de diciembre de 2012

Primer Día

Anticípate a los agoreros que vaticinan el Fin del Mundo y haz que hoy sea, de veras, el último:

- El último día de nuestras excusas.

- El último día de nuestros 'no puedo'

- El último de nuestros 'es que...'

- El último de los pretextos.

- El último de nuestra maleable voluntad.

Hoy no es el Último Día:

Es el Primero del resto de tu Vida.

Elige que sea histórica.

Cualquier cosa menor es regatearnos tu Maestría.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

5 Decisiones para tu Mejor Año.

Este será un nuevo enero único: es el que te adentrará al resto de tu camino aquí.

Prepárate para acogerlo

  • No suspires de nuevo por dedicarte a ese tu proyecto en cuanto halles el tiempo: comprométete de una vez a no detenerte hasta que lo hagas realidad. Sin suavizantes, sin medias tintas, sin lindezas, sin aspavientos pues, no lo decoremos más, tu proyecto no es tu proyecto.

    Tu proyecto eres .

    Asómbrate. Inspíranos. Incomódanos en el calor de nuestra ficticia certeza. Levántanos del aletargante sofá, de la narcótica rutina, de la apatía del pretexto.
  • Ábrete espacio para crear, para crear-te: permite marchar a quien ya entregó su mensaje para ti; abandona la vida de quienes aprendieron todo, pero nada más que todo, en lo que les pudiste guiar. Deja atrás aquello que te lastró: por duro que fuera, quédate con la lección y deja volar el resto. Despliega entonces tu más generosa bienvenida a esas nuevas personas, nuevas experiencias, nuevos viajes, nuevos errores. Mójate bajo la lluvia, exponte al sol que encallece, abre senderos en la nieve virgen. Rompe el mapa. Protege tu brújula.
  • Vuelve a hacerte soberano de las máquinas que te rodean: apaga cada día las docenas de vórtices que desaguan tus horas durante el tiempo que exijas para re-encender tu cerebro pensante – no aquel que responde incesante las demandas de atención de gente tan atareada como errática.
  • Aprende, por fin, más de lo que te apasiona y menos de lo que te pagan para que sepas: lee aquellos libros, rodéate de aquella gente, explora aquel territorio al que un día le giraste la espalda pero nunca tu alma. Quítate la máscara de la conformidad con la mayoría inerte que te palmea la espalda cada vez que cumples con su estándar. Crea tu molde. Pero rómpelo para que nadie más te pueda seguir: es el mejor regalo que les podrás hacer jamás.
  • Si vas a rezar, si vas a encargar tu éxito, asegúrate de que le das a tu Universo las excusas para que tu petición sea atendida. Haz más de lo que debas, sepas, puedas - pues lo que ya debes, sabes y puedes llevas tiempo haciéndolo.
La arena de este año se termina de desgranar en el reloj; agradezcamos lo que hemos recibido mientras continuamos preparándonos.

Amanece el nuevo año, la nueva decisión de encararte a tu reto.

La noche de lo que creímos imposible ya pasó.

Esta es tu llamada a actuar.

En pie.
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Con mis mejores deseos de tu aún mejor año para ti y los que te rodeamos – gracias por este 2012.

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Más entradas como esta, en el Observatorio Europeo de Coaching, aquí.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Comodidad

Cuántas veces, sin saberlo, nos dimos por vencidos aun cuando la meta estaba con un solo golpe de remo más.

Descansa si debes.

Echate a un lado del remanso si es necesario.

Pero no te dejes seducir por la comodidad de la corriente abajo.

Déjale eso a los árboles caídos.

Reclama tu Lugar

Todos, antes o después, pasamos por la travesía del desierto, el camino del guerrero, ese paso del niño temeroso al adulto que lidera a su tribu.

Es esa transición en la que lo viejo no termina de morir, mientras lo nuevo no termina de nacer.

Continúa dejando tu rastro en la arena a cada paso.

Es la manera de demostrar a tu clan que estás reclamando, por fin, tu lugar en el mundo.

Aunque el miedo te intimide, aunque el cielo te abrase, transita tu desierto con la cabeza alta, el paso firme, el corazón fuerte:

Alcanza tu última frontera.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Coaching para Emprender - Despide a tu Jefe (streaming)

:: Charla 'Coaching para Emprender: Cambia tu Rumbo - Despide a tu Jefe' (4 diciembre 2012, retransmitida en streaming) - con Gregory Cajina ::
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[Comienzo 02:29] Lo que que nos dice la Antropología y Primatología acerca de nosotros mismos :: Tribus, Jefes y Líderes: ¿Quién es más importante? :: Aparición de emociones 'nuevas': envidia, posesión, celos, culpa, resentimiento... Miedo :: Cómo responde el Coaching para lidiar con estas emociones :: Emprender: desde el Propósito de Vida hasta el Equilibrio de los Tres Éxitos (Personal, Profesional, Financiero) :: Diferentes Objetivos, Diferentes Contabilidades :: ¿Dinero o Tiempo? :: Ejes de Trabajo en Coaching para Emprendedores (Motivación, Conocimiento, Equipo, Acción) :: El Cuarto Éxito: el de la Tribu :: 'Democratización' del Coaching: (volver a) hacernos cargo de nuestras decisiones, de nuestra Vida; 'rebelión' ante la obediencia que nos distrae desde que nacemos.
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Organizado por Isaías Sharon vía www.coachinghangout.net desde Chile.



lunes, 3 de diciembre de 2012

Primates... que Emprenden

Hace millones de años la evolución nos emparentó en un 98% de nuestro código genético con dos tipos de simios: los chimpancés, que se asentaron al norte del río Zaire, en el centro de África, y los bonobos, que se establecieron al sur del mismo río, en lo que podría haberse definido como un fértil Edén bíblico.

Nosotros, por nuestra parte, nos asociamos en torno a tribus, compartiendo recursos, comida, protección y parejas, moviéndonos básicamente con lo puesto (no se había inventado aún la hipoteca) hacia aquellos parajes donde hubiera mayor cantidad de alimento a cambio de la menor cantidad de esfuerzo (no se había inventado el pecado capital de la pereza: evolutivamente hablando este instrumento de manipulación, junto a su hermana gemela, la culpa, es bastante reciente). No, no haría falta una regulación laboral que estableciera jornadas vacacionales: el trabajo era para abastecer de comida al grupo y el resto del tiempo podría emplearse en cualquier cosa menos en preparar sesudas, e inservibles, presentaciones en PowerPoint.

Los chimpancés, por su parte, las pasaban canutas: pocos recursos daban lugar a batallas por liderar la manada, recurriendo a la violencia y a la proverbial presencia de un macho-alfa con derecho de pernada sobre las hembras y, si lo hubiera habido, una estaca disuasoria, precursora de los elementos contundentes empleados recientemente en las manifestaciones en España para la eficiente disolución de las huestes no favorables a esos -alfas.

Los bonobos, más amables, recurrieron, avispados ellos, al uso del sexo para la disuasión del conflicto dentro de la manada, en una estructura social liderada por las hembras, y en la que toda la riqueza del Kamasutra, cantidad y variabilidad en la combinatoria amorosa, siguen previniendo que se descomponga una jerarquía en la que el bienestar del grupo es el bienestar de cada uno de los individuos.

Demos ahora un salto adelante, hasta hace apenas unos años. El psicólogo Dan Ariely llevó a cabo unos experimentos en los que comprobó que la naturaleza humana tiende a la sinergia (el sumatorio del grupo es mayor que el de cada uno de sus miembros por separado) siendo así a) grupal y b) cooperativa... salvo a partir del mismo momento en que 1) un miembro, uno solo, comienza a anteponer sus propios intereses por encima de los de la tribu porque 2) lo que hay en liza dentro del grupo se llama... Dinero.

En otras palabras, sea por codicia, por envidia, por miedo a la escasez, o por rebeldía, basta con que uno solo de los miembros resuelva dejar de ser cooperativo para que la tribu entera se venga abajo. (No por nada hay abogados especializados en disputas por herencias familiares).

De ahí que, en términos modernos, todo este comportamiento competitivo (centrado en la lucha por los recursos) ha venido definiéndose durante décadas con un término muy elocuente:

Capitalismo.

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Es mi interpretación que esta equidistancia genética entre bonobos-simbióticos y chimpancés-competitivos sitúa a nuestra especie humana en un balancín que continuamente oscila desde el 'yo-te-ayudo-tú-me-ayudas' al 'yo-primero-y-a-ti-que-te-j*dan'... dependiendo exclusivamente del entorno en el que nosotros humanos nos movamos. Nuestra teoría económica, la que llevamos mamando desde la Escuela de Chicago particularmente, tiene entre sus principios el de la escasez de recursos. Simplemente oyendo esa palabra, escasez, se activan nuestros mecanismos de miedo y, por tanto, supervivencia: huir o luchar. Como huir nos han dicho que es de cobardes, tan solo nos quedará luchar.

La vida es dura. Hay que luchar.

¿Les suena este mantra?

Aquellos humanos con tendencias filo-bonóbicas (pacíficos, cooperativos) acaban así, en un entorno de escasez (percibida o real) cayendo peldaños hasta el c*lo de la cadena alimenticia, pues su aversión natural a la violencia y al conflicto les llevan a sucumbir a sus jefes-chimpanzoides (los violentos, agresivos; los de la estaca).

El mundo por su parte, desafortunadamente, no es como una película: le trae realmente al pairo quién es el bueno y quién el malo de toda esta película. No existe un karma universal con una contabilidad astral que haga las cuentas tan minuciosamente de tal manera que, si hago el bien en Bilbao durante diez años, cuando me mude a Indonesia en tres todos me tratarán bien durante una década. Ojalá. Sí existe, no obstante, un karma que no tiene nada de esotérico: son los ciclos naturales de inversión social y emocional con nuestros compañeros, esos dar recibir dar que engrasan la maquinaria de la tribu directamente con la que nos relacionamos, unos 150 miembros según los primatólogos, una proporción directa al tamaño de nuestro córtex cerebral, y que incluye así a nuestra familia, amistades, compañeros: te apoyo porque me apoyas, te ayudo porque me ayudas.

Por tanto, si es usted del 98% chimpancé: le va la marcha del capitalismo radical, el Homo Economicus, el raciocinio que todo lo justifica. Le encanta mandar y hacer mandar. Orina en su territorio y marca su parcelita y, ya que estamos, cuando las cosas no van como quiere (que es casi siempre) se engorila con la gente a su alrededor o sus subordinados. (Esta última palabra, de hecho, le pone).

Si, por el contrario, es usted de la estirpe del bonobo, sabe que se halla cada vez más perdido en una jungla en la que su entorno aparenta ser igual de humano que usted pero que se comporta como un primate (lo es, de hecho). Se siente mustio, falto de fuerza, desorientado. Ha probado todo para sentirse mejor, desde la cerveza con los amigos, hasta la terapia de choque. Pero nada: sigue frustrado cada domingo por la tarde anticipando ya la campana del próximo viernes.

Es por esto que tantos humanos-bonobos están dejando España: solamente florecen en un entorno de abundancia. O, en otras palabras, en territorios donde apreciarán (sí: pagarán y les respetarán profesionalmente) lo que tienen que ofrecer. Hoy puede ser Alemania (hasta que se sature, quizás, y la nueva escasez des-bonobice a los recién llegados y a los anfitriones) pero, en realidad, el mundo ofrece oportunidades casi en cualquier país. En Medio Oriente y en China uno puede encontrar ofertas para hacer lo mismo de aquí por tres o cuatro veces más el salario, a pesar de que como en España no se vive en ningún sitio (¿seguro? verifique la cobertura social escandinava, la tecnología puntera israelí, la emprendeduría chilena y argentina, la demoledora iniciativa de serie estadounidense, el músculo financiero singapurense).

Tocará apretarse el cinturón al principio, de acuerdo.

Pero es al principio donde debemos dirigirnos para volver a hallar como realmente somos:

Nómadas.

Explore. Halle su territorio. Abrace su nueva tribu.

Y deje que los chimpancés sigan golpeándose el pecho y orinando sobre el territorio.

... sobre el que ya no quedará nadie.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Vídeo Blog - 3 Obstáculos y 9 Soluciones para conseguir tus objetivos

Nuevo Vídeo Blog (15'):
:: Los 3 obstáculos que siempre se interponen ante nuestras metas :: Incertidumbre, pereza, gratificación inmediata :: 9 pasos efectivos para conseguir resultados tangibles, desde la motivación inicial hasta la creación de un nuevo hábito ::

jueves, 22 de noviembre de 2012

Coaching para Emprender - charla online

Este martes 4 de diciembre de 2012, a las 18:00 horas España, daré una charla (online, en vivo y unplugged ;) ) titulada "Coaching para Emprender: Cambia tu Rumbo - Despide a tu Jefe".

Se podrá ver en directo por www.coachinghangout.net (para revisar la hora en tu país, aquí). Al finalizar, habrá tiempo para preguntas.

¡Nos 'vemos' allá!

Gracias a Isaías Sharon y a Coaching Hangout por el espacio y la organización.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

En el límite

Nuestra incompetencia es nuestra mejor aliada.

Nuestro máximo, nuestro techo de cristal, cuando no podemos más es siempre, precisamente, lo que necesitamos: tan solo un incremento marginal, un punto porcentual, quizás solamente una, esa, hora más de esfuerzo, es lo que nos lleva o nos arrebata aquello a lo que le venimos dedicando una vida entera, lo que nos catapulta a nuestra propia gloria o nos relega al pozo de la justificación inerte.
  • Son solo esas décimas menos del primer humano en correr los cien metros en menos de los imposibles diez segundos en 1968.
  • Son cada una de esas horas de feroz entrenamiento que Mohamed Alí detestaba con toda su alma pero que le continuaban convirtiendo en el mejor boxeador del mundo.
  • Es ese último experimento en el laboratorio en el silencio de la noche el que llevó a Fleming al primer antibiótico en 1928.
  • Es esa última excavación tras quince años horadando la nada del desierto que llevó a Carter a una de las más legendarias contribuciones a la arqueología en 1922.
Nunca sabremos donde está ese último segundo, esa última hora, ese último haz de fortuna.

Llévate pues hasta el punto de fatiga: cuando te digas no puedo más es cuando comienza, de veras, tu labor.

Uno más, tan solo uno más, es lo que diferencia a quien se conforma con estar cómodo, seco y abrigado en la inercia de su espejismo del que camina en el silencio del glaciar hacia el refugio que aguarda quedo ahí, adelante, mañana.

Esculpe tu maestría, tu arte, cada día.

Empújate hasta lo mejor, todo lo mejor, y nada más que lo mejor que puedas dar hoy.

Y entonces, solo entonces, cuando no puedas más -

empújate una vez más.

jueves, 8 de noviembre de 2012

En Avalon - Red de Expertos

A partir de noviembre, y cada mes, también me pueden encontrar en la web de Avalon Red de Expertos.

Para leer la primera entrada de este mes, 'Desmitificando la Emprendeduría', clic en el logo:


lunes, 5 de noviembre de 2012

Una Historia de la Cadena Financiero-Alimentaria

El problema no es tener un jefe.

El problema es que ese jefe, a su vez, tiene otro jefe. Y este, igualmente, debe reportar a otro superior... y así, hasta que se pierde en lontananza el último primer eslabón de la cadena de mando. Ni que el resto de eslabones tenga el tiempo de averiguarlo: están muy atareados siguiendo órdenes disfrazadas de 'compromiso con el proyecto', 'crecimiento de cuota de mercado', 'evaluaciones de desempeño', etc.

Ahora bien, en esta pirámide jerárquica... ¿quién ocupa la cima de la cadena alimentaria?

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Los más viejos del lugar quizás aún recuerden cómo compraron por aquel entonces sus casas, sus hogares: a tocateja. Si costaba 1.000 monedas y ganaban 100 al mes, ahorraban lo que fuera necesario para poder sufragar el techo para ellos y sus familias.

Hasta aquí, fácil.

Pero esa era la teoría: como no siempre podían realmente ahorrar, un tipo avispado, llamémosle Banqueroman, se prestó, nunca mejor dicho, a prestar (financiar, 'ayudar') a aquellos desafortunados individuos que no podían (o no sabían) ahorrar para comprarse ese hogar. Nacía el préstamo.

Por su lado, el tipo que construía casas (llamémosle Sr. Constructorman) al darse cuenta de la disposición generosa de este Sr. Banqueroman y su (disculpen la burda chanza) impagable servicio a la sociedad, se dio cuenta de que aquí había dinero fácil: si para vender una casa de 1.000 monedas el comprador ya no necesitaba esperar 12 meses para poder ahorrar y comprarla sino que el banco le presta el monto completo al comprador tras 12 horas de papeleo, quizás, solo quizás, si subiera yo un poquito el precio de la casa, a lo mejor el comprador también, ya que estaba tan motivao, estaría aún dispuesto a adquirirla. Así que probó a ver qué pasaba: subió el precio de venta de la propiedad a 1.100 monedas... y a esperar.

Visto el percal, claro, el comprador se dijo: "bueno, si ya tengo 1.000 monedas en el bolsillo, todo es cuestión de ahorrar un poquito más para comprar la casa: total, tampoco es tanta la diferencia." Sin embargo (prisa que se suele tener en estos vergeles) tras pensárselo un poco más, optó por la vía más rápida recién descubierta cual revelación del Más Allá: solicitar otras 100 moneditas de nada al banco en otro préstamo adicional - que gustosamente el Sr. Banqueroman concederá sin muchos miramientos: total, va a ganar de todos modos, sea con el interés de los préstamos o sea quedándose la propiedad porque eso es lo que se deben merecer de castigo todos esos morosos que no entienden ni sus productos hipotecarios ni sus credit default swaps, c*ño, que tampoco son tan complicados. Haber estudiado.

Así fue como, sin haber puesto un solo ladrillito más en la misma casa, el constructor se embolsó 100 monedas más, el Sr. Banqueroman ganó los intereses de esos 100 monedas adicionales del préstamo, y el comprador se endeudó aún más basado en su confianza en que el, su, futuro siempre le deparará algo mejor: mejor jornal, mejor posición, una herencia de la tía emigrada a Nueva Zelanda, etc. Un futuro halagüeño que, sin duda, aliviará rápidamente la carga financiera de una casa que en escritura es suya pero que, de facto, es del Sr. Banqueroman durante, , 30 añitos.

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Otros viejos del mismo lugar, por su parte, optaron por otras alternativas algo más osadas: cansados de trabajar de sol a sol los feudos de señores terratenientes poseedores de terrenos extensos y cuyo único mérito es haberlos heredado de favores, prebendas y pernadas de ida y vuelta con realeza y nobles siglos atrás, decidieron lanzarse a emprender. Vulgo: montárselo por su cuenta, vamos.

Sin embargo, con la idea empresarial no bastaría: para muchos hacía falta un capital inicial en efectivo. Dinerito. Billetes. Pasta. Así que, como ahorrando se percataron de que no iban a poder empezar antes del cambio de siglo, optaron por acercarse al puesto de un tipo del que habían oído hablar por su vecino, el tal Sr. Banqueroman, pues se decía que prestaba dinero a cambio de un módico interés. Resuelto el asunto: hablarían con el tal para poder al fin comprar sus propios aperos, maquinaria, tecnología y un campo para emplearlos para su propio beneficio en vez de para el terrateniente de turno (que para entonces el karma de ellos ya había quedado saldado).

El Sr. Banqueroman, que por esa época ya le estaba cogiendo el tranquillo al tema de hacer dinero sí o sí sin crear materialmente nada, se avino a financiar las locas ideas de estos tipos que estaban hartos de trabajar las tierras de otros y prestó al trabajador, ahora emprendedor, las 300 monedas que necesitaba para que se acercara a la tienda correspondiente a comprar su primer tractor.

Ya dentro de ella, este emprendedor, sin embargo, se rascaría la cabeza unos minutos contemplando la etiqueta del precio antes de preguntarle tímidamente al vendedor de tractores:
  • "Me queda claro el precio pero... cuándo ha costado fabricar este tractor?"
  • "¿Fabricarlo? Emm, aproximadamente 25 monedas". El emprendedor, ahora no solo realmente confundido sino ya un puntito irritado, vuelve a la carga con otra pregunta aún más insidiosa: "¿y el resto del precio? ¿Por qué un beneficio de 275 monedas por tractor?".
  • "Fácil", aclaró el vendedor de tractores con paciencia (lo llamaban atención al cliente). "Parte va a pagar los costes de aquí, un servidor. Parte para pagar la luz de las lámparas de la tienda cuando oscurece. Y la mayor parte lo tiene que emplear mi jefe quien, un día al igual que usted, decidió dejar de romperse el lomo por el terrateniente y sustituirlo por romperse el lomo para endeudarse con el Sr. Banqueroman: a él va todo lo que podemos sacar por cada tractor para devolverle el préstamo que le pedimos para abrir la tienda."

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Fue ahí y entonces que el emprendedor decidió cambiar de lógica: lo que no quería hacer era dejar de tener un jefe feudal para sustituirlo por un jefe financiero quien ganaría dinero independientemente de cómo les fuera a los tipos con él endeudados. Nuestro emprendedor no sería uno de ellos.

Decidió entonces ampliar el número de personas que le acompañarían en ese viaje, esa gesta, hacia la compra de su libertad (de su tiempo, en suma). En lugar de pedir dinero prestado al tipo del banco, que ya por entonces había decidido pagarse un bonus por su innegable destreza y saber de dineros, convenció a un grupo de personas a que invirtieran en ellos mismos y su idea, sus propios materiales, recursos, capital. Como parecía que colaborar entre sí se les estaba dando bien, decidieron denominarse a sí mismos Cooperativos.

Ahora bien, como era de esperar, aún quedaría un obstáculo hasta la parte en que son felices y comen perdices y demás sabrosas viandas.

En efecto, esta es la parte en que el Sr. Banqueroman se horroriza al ver sus ingresos menguar y se alía con sus amigos los Sres. Políticos para juzgar, criminalizar, demonizar y perseguir a aquellos malvados y rebeldes Cooperativos, contra los que legislarán con el pretexto de ser unos _____istas (escojan el prefijo que menos les guste) y los empezarán a perseguir en sus propios fueros, incrementándoles sus impuestos (aun cuando no hubieran aún producido y vendido nada, que no les ha dado tiempo ni a empezar) con el pretexto de la "distribución de riqueza" y la “solidaridad” entre quienes más lo necesitan mientras, miren por donde, aquellos se apropiarán, desviarán y esconderán para sus propios fines, lujos y caprichitos, esos “fondos solidarios” para cuidarlos más personalmente una vez escondidos bajo una piedra en un país exótico del que nunca habrán oído hablar los demás.

Pero qué buenos son: tanta generosidad, tanta entrega es digna de encomio.

Será cuestión de votarles de nuevo.


 
Pero eso es otra historia.

jueves, 1 de noviembre de 2012

Des-encontrar. Des-reconocer.

Los sentidos son las ventanas que nos asoman, desde el hogar confortable de nuestro cerebro, a la porción de paisaje hacia la que los tenemos orientados.

Si nuestras ventanas, puertas, patios, nuestros ojos, oídos, dedos, están sintonizados con lo que estamos habituados a ver, oír y tocar, entonces buscamos simplemente, corroborar que lo que esperábamos ver sigue estando ahí desde la última vez que chequeamos.

Seguramente le haya sucedido: está usted de viaje y se hospeda en un hotel lejos de su casa. Se despierta en mitad de la noche y, desorientado, se da cuenta de que no tiene ni la más ignota idea de donde se encuentra: sus sentidos, habituados no a ver, sino a querer encontrar lo que debe estar ahí, no reconoce lo que le rodea y tarda unos segundos de frenética actividad en nuestra mente en un intercambio fulminante de preguntas y respuestas entre el subconsciente (el que reconoce) y el consciente (el que ve lo nuevo) hasta que llegan a una respuesta plausible para ambos: ¿dónde estoy?; ¿qué es esa luz del techo?; ¿qué es ese zumbido como de... minibar? Ah, sí, estoy en un, este, hotel desde anoche).

En otras palabras, en lugar de ver entender, nuestro proceso perceptivo se basa en ver reconocer entender. Solo cuando nos damos esa explicación por la que la lucecita roja del techo es el detector de incendios de la habitación, recalibramos nuestras coordenadas en el planeta y nuestro propio googlemapsmental nos devuelve al hotel (y al incordiante ruidito de su minibar). Lástima: no era finalmente el dormitorio de ese irresistible vecinx del tercero que creíamos en primera instancia.

Luego entonces, si nuestro proceso perceptivo es ver reconocer-algo-que-nos-es-familiar entender, ya que es lo más eficiente (menos calorías consumidas por nuestro cerebro), no es de extrañar que nuestra tendencia inicial cuando nos enfrentamos a un obstáculo nuevo sea a resolverlo con aquello que nos funcionó en el pasado... aunque fuera para solventar problemas que en este caso sean irrelevantes: intentar usar un martillo con un currículum excepcional para enhebrar un hilo de seda.

Las respuestas para este nuevo problema, y he aquí el dilema, se hallan solo cuando se pregunta; es decir, formulando planteamientos que nos expulsen de nuestro desierto magníficamente decorado (pero desierto en fin) hacia la in-certidumbre de terrenos distantes y aún no cartografiados. Plantear, cuestionar, reenfocar, dinamitar lo que asumimos debe ser es uno de los caminos para continuar improvisando de modo efectivo en el camino imprevisible de la vida.

Requiere coraje, sí, sobre todo para escrutar aquellas premisas que consideramos intocables: creencias arraigadas, derechos adquiridos, trampas del ego.

Al principio no tendremos ni idea de por dónde proceder (como despertar en mitad de la noche en una cama de hotel que no es la nuestra y que aún no re-conocemos).

Es indiferente: continúen cuestionando. Perforen el invisible muro que le recluye en su desierto magníficamente decorado y tanteen nuevos senderos.

Especialmente ahí, donde aún no haya ninguno.

domingo, 21 de octubre de 2012

La Buena Escasez.

Estamos entrenados para estar estresados.

El estrés aparece ante una situación, básicamente, de escasez real o percibida: desde la de los minutos que anticipamos nos quedan de vida al ver aquel proverbial y ancestral león con ganas de carpaccio de humano en la sabana africana hace cien siglos, hasta la versión actual del encabr*namiento que agarramos porque nos quite el de delante esa plaza de aparcamiento en la calle en hora punta tras más de 45 minutos dando vueltas con el coche y ya llegando tarde a la reunión.

Para hacer la historia aún menos apetecible, estamos diseñados para anticipar escenarios futuros que, creemos, son lógicos (caray, que para eso somos los seres más inteligentes del planeta) y que, vaya, tienden más bien a ser catastrofistas... o absurdamente optimistas: desde el no emprendo porque es muy arriesgado y puedo quebrar al voy a comprar Facebook, Google y de paso la economía de Canadá con esta nueva app que acabo de diseñar en 2 horas, abran paso.

El resultado, obvio: nos pasamos incontables horas al días pre-ocupados por lo que es, puede ser, será, podría ser, probablemente sea, me han dicho que será... que ocupados actuando de un modo efectivo para nuestros propósitos.

O sea: sin mover el c*lo.

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He aquí una curiosa paradoja de la condición humana.

Nos educamos y trabajamos consistentemente en 'modo escasez': desde el 'hay que luchar por las pocas matrículas de honor' en la escuela primaria, hasta la oferta para un puesto de trabajo con 500 candidatos, pasando por la monogamia vitalicia (sea con la pareja o con una hipoteca), la religión única, o la batalla por ahorrar esos céntimos en cada compra de los sábados.

La réplica la tenemos sobradamente constatada y experimentada cada uno de nosotros en cuanto nos percatamos de ello: la abundancia de posibilidades, opciones, proyectos, recursos, contactos, formaciones, vivencias a los que podemos optar es, llanamente, infinita (si hacemos algo al respecto). Es así, relativamente sencillo, modificar nuestra creencia de la botella medio vacía y sustituirla por la de la botella que desborda: tan solo hay que habituarnos a invertir más tiempo diario en abrir más los ojos y los oídos y menos la boca.

Pero sin embargo, hay una convicción que puede autodinamitar nuestras propias metas:

Cuanta más percepción de abundancia tengamos, menos actuamos.

Nos enredamos así hasta tal extremo con filosofías, deseos lanzados a una fuente, brindis al sol, cursos de motivación, gurús acaricialomos que periódicamente refuerzan nuestro nuevo descubrimiento de lo absurdamente abundante que es el mundo que hallamos una magnífica excusa (más) para no mover un dedo.

O sea: estoy supermegamotivado para seguir hallando modos de mantenerme supermegamotivado... pero no nos desplazamos una sola pulgada hacia donde queremos ir.

Las soluciones a este contrasentido podrían pasar por varios ejes:

  • Saber que motivarse es un medio, no un fin: sin la motivación, no se consigue nada, cierto. Pero con ella, sí, tendremos tanto combustible como vehículo... pero todavía hay que girar la llave para que la cosa se mueva.
  • Ambicionar la abundancia es lo que nos ha permitido tanto progreso como especie: si no tuviéramos nada a lo que aspirar, seguiríamos siendo protozoos.
  • Temer la escasez es útil siempre que no sea paralizante: un poco de canguelo, en ocasiones, viene bien para mover el trasero.
  • Una persona que emprende o busca empleo con una cuenta bancaria saludable tiene menos prisa que una a la que se le acaban los fondos en un mes: el segundo escenario, bien canalizado, da lugar a soluciones creativas que a los primeros se les escaparán. He aquí un buen uso del estrés para el segundo... y un guiño narcótico de la sensual pereza en los primeros.
  • Una opción interesante para diluir esa pereza es autoforzarse una premura (autogenerarse estrés... pero a nuestro favor), sea con:
  1. Una disciplina prusiana, o
  2. Tomando decisiones drásticas, por ejemplo: cerrando nuestro propio acceso a nuestra cuenta bancaria hasta 2016; regalando todo el dinero para forzarnos a re-pensar en lugar de solazarnos en nuestro algodón financiero (no serían los primeros, esto ya lo hizo Wittgenstein); creándonos una suerte de autocastigo por el que se donará, en caso de holgazanería, una cuantía 'a lo multa' para aquel grupo político, religioso o equipo de fútbol al que nunca nos adscribiríamos; o removiendo ¡a propósito! una de las bases que hoy nos hacen sentir cómodos: cambiando de ciudad, país, de oficio, de relaciones, de hábitos... y que nos fuercen, porque no queda otra, a reinventarnos. (O cómo boicotear nuestra propia zona de comodidad). 
Todo esto requiere coraje, estar hecho de una pasta especial: la del que emprende su vida con ambición, con un marco mental centrado en, sí, una abundancia ilimitada... pero con el ingenio que solamente puede proceder de la percepción de escasez.

Apetece el reto.

viernes, 19 de octubre de 2012

Entrevista en RNE, Coaching para Emprender

Hoy viernes 19 de octubre, a las 16:00 hora peninsular española, entrevista conmigo acerca del uso del Coaching para Emprender, conducida por el escritor Juan Patricio Lombera.

En Radio Nacional de España (programa 'Sexto Continente').

Se puede oir también en directo por Internet, aquí.

Nos oímos! ;)

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ACTUALIZACIÓN: para escuchar la entrevista completa, aquí (minutos 02:20-17:30).
INTRO DEL PROGRAMA: En una ocasión hablamos en Sexto Continente de un libro de coaching y nos hicieron una demostración en directo; resultó tan exitosa que hemos decidido repetir. En esta ocasión lo hacemos con el escritor Gregory Cajina, que nos habla de su libro Despide a tu jefe y nos hace una pequeña demostración de coaching.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Videoblog - ¿Quién dijo 'miedo'? : 10 maneras de domarlo

Nuevo vídeo (13').

:: Miedo útil :: ¿Eliminar el miedo o domarlo? :: Reducción de Riesgo :: Auto-certeza :: Aprendizaje y Vulnerabilidad :: Dar el Paso :: 10 maneras de utilizar el miedo a nuestro favor: nuestro bien-estar y el de nuestra tribu.


sábado, 15 de septiembre de 2012

Correlación vs. Causalidad


Nos encanta tener razón: tendemos a buscar confirmar, más que a cuestionar, lo que previamente hemos pre-visto.

Solamente queremos corroborar.

En lugar de 'experimentar' con nuestro entorno para cerciorarnos acerca de lo que funciona y lo que no, habitualmente encontramos las evidencias que reafirman que nuestra hipótesis estaba correcta desde el principio.

¿Ves? Ya lo decía yo.

Donde uno aprende a conducir determina su predisposición a prestar o no cierto tipo de atención a las vías de circulación: hace unos años en el Reino Unido tuvieron que hacer una campaña específica de concienciación a los conductores ante el alarmante incremento de accidentes con ciclistas. Es lo esperable: el boom en el número de individuos sobre bicicletas no fue seguido a la par por un incremento en la atención de los conductores ante ese nuevo tipo de vehículo – habituados como estaban a buscar (y encontrar) coches, camiones y motos con los que evitar una colisión, los nuevos ciclistas desaparecían de su campo de atención.

Le juro señor agente que no lo vi.

¿Problemas de visión, quizás? En absoluto. Es uno de esos, nuestros pequeños defectos, por el que la mente humana únicamente puede prestar atención a una sola cosa a la vez de manera efectiva: sumerjámonos en la multitarea, y nuestros recursos atentivos se diluirán. No, no podemos hacer el amor e intentar recordar simultáneamente si hemos incluido pasta de dientes en la lista de la compra. La mente prioriza así sus limitados recursos de atención: pues no, no queda más pasta - y ahora a ver cómo salgo yo de ésta.

La percepción, además, es brutalmente subjetiva ante la misma realidad, los mismos eventos. Mientras la lluvia es bendecida por el agricultor, el turista escandinavo en el Caribe en sus únicas vacaciones anuales quizás la recibe como el castigo de alguna divinidad kármica. O en un plano más inmoral, las guerras en Iraq fueron simultáneamente un absoluto éxito (para los fabricantes de aviones de combate) y una tragedia (para muchos, sea para incontables familias o sea para el Ministro de Educación del país). Los libros de Historia (también los que nos inventamos para nuestra propia vida) siempre los escribe el vencedor, es decir, el contendiente que menos vidas humanas pierde: en todo conflicto humano gana (?) el que pierde mucho vs. el que lo pierde todo. 

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Es peligroso confundir correlación con causalidad: suponer que algo sucede por una serie de razones que influyen en el evento no quiere decir que aquel cause indudablemente este otro evento posterior. Las inferencias que hacemos al respecto pueden llevarnos, como a menudo lo hacen, a tomar la decisión errónea: los sistemas en los que nos movemos (personas, deseos, anhelos, miedos, recursos, ambiciones, azar) son tan, tan complejos que nuestra mente simplifica las variables, coteja lo que percibe con lo que hay en el disco duro del cerebro (lo aprendido), lo colorea con lo deseable, y finalmente decide en un modo que nos gusta pensar que es racional pero que, en muchos casos, parecería sencillamente un ritual de auto-pacificación (soy inteligente) que da un resultado parejo al de lanzar una moneda al aire. Es decir: ... y que sea lo que Dios quiera. Somos muy inteligentes, cierto. Pero tendemos a pensar que somos omniinteligentes: a menudo creemos poder controlar lo que es, sencillamente, ingobernable.

Un ejemplo de este tipo de confusión correlación-causalidad lo hayamos en la Medicina. Un pediatra español, arropado por un bestseller, argumenta que a los bebés hay que dejarles llorar durante varias noches seguidas para que se habitúen a dormir solos, sin compañía humana. A un bebé. Repito: un bebé. Un individuo con un cerebro más cercano al reptiliano (supervivencia) que el que nos define (a veces, al menos) como adultos y que le permite leer lo que lee ahora o concluir que, en efecto, lo de la pasta de dientes no puede esperar más. Es como intentar explicarle a su iguana que no debe comer hasta que la manecilla pequeña apunte a las cinco y la grande al doce. Estéril. Por lista que sea la iguana.

¿Acaso la razón de ese médico viene dada por los miles de compradores de sus libros (muy seguramente padres primerizos, trabajadores ambos, ojerizos, insomnes, que de repente se dan cuenta, ya es tarde, que después del verbo tener, viene el de criar un hijo) que quieren que el método funcione?

Pero vayamos al caso contrario: en Estados Unidos, otro pediatra, esta vez arropado por millones de lectores, dice exactamente lo contrario: si su bebé llora, atiéndalo: muchas de las veces simplemente quieren ser acogidos, arropados, tomados en brazos. No solo de leche vive el bebé. Vaya, pensaron algunos, ahora resulta que no solo el gato necesita que le acaricien.

Ambos pediatras. Ambos con prestigio. Ambos bestsellers. Ambos refrendados por miles de testimonios de padres satisfechos.

¿Quién entonces está en lo cierto? ¿El español o el estadounidense? Miles de padres sufren cada noche torturando innecesariamente a su bebé mientras le oyen dejarse los pulmones llorando, clamando por su atención, mientras otros miles de padres dejan de dormir cada noche acercándose a la cuna cada vez que el pequeño emite un sonido en sueños.

De nuevo, ¿correlación o causa?: los padres que necesitan dormir hallan el primer enfoque magnífico. Ahora bien ¿el niño ha dejado de llorar porque: a) ha sido 'educado' (quién sabe, hay iguanas inteligentísimas), o porque b) en su emocionalidad ha aprendido que no merece ser atendido? Quizás el primer grupo de padres corrobore lo que querían creer en primer lugar: este método ha vendido miles de ejemplares – quiero dormir – quiero que funcione – lo hago funcionar como sea (a expensas de terceros indefensos sin voz ni voto) – yo gano – rentabilizo mi ganancia presumiendo en el parque de ser el único padre primerizo que duerme seis horas de un tirón.

Mientras, por su parte, los padres que siguen el segundo método harán lo mismo que ha hecho que nuestra especie haya sobrevivido hasta hoy: dejarse llevar por la intuición en el cuidado de los pequeños... y de paso dejando de lado los ungüentos crecepelo de algunos médicos. Experimenten si lo desean con gaseosa; no con mi hijo.

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En las grandes empresas, de nuevo, se simplifica demasiado el sistema (mercado, clientes, competidores) en el que transita: si la firma crece, el Presidente se queda; de lo contrario, sencillo, se cambia al directivo. ¿Acaso no es esa la decisión más fácil? ¿Las directrices del ejecutivo, entonces, son causa de la caída de ventas; ejercen una correlación sobre la facturación; o quizás es el resto del comité directivo quien infiere que debe ser sustituido por razones meramente políticas que nada tienen que ver con el mercado? (Un ejemplo similar lo hallamos en los entrenadores deportivos: como si el mister de waterpolo fuera capaz de decidir meter goles desde el banquillo sin ponerse siquiera el bañador).

¿Hasta qué punto la toma de decisiones de un máximo dirigente es tan determinante en el éxito o fracaso de una organización cuando es la base de la pirámide quien, en muchos casos, ignorando esas decisiones de sus superiores, consigue hacer florecer el negocio?

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La moraleja de estas historias es multifaceta:
  • Aun cuando concluimos que el mundo es complejo, nos quedamos todavía muy cortos en esa valoración. Sobresimplificación en estado puro.
  • Nuestra percepción sesga lo que queremos encontrar en nuestro entorno: nos sentimos incómodos con la indefinición. Preferimos una explicación errónea o incompleta a ninguna explicación. Qué mejor que corroborar que nuestra realidad se amolda a lo que creemos que debe ser... y no al revés.
  • Quizás sea una cuestión de humildad reconocer que solamente tenemos control absoluto sobre dos cosas: lo que decimos y lo que hacemos. Y una cuestión de confiar en que el resultado de esas dos acciones nos acerquen a lo que deseamos.

Y, finalmente, que la iguana seguirá comiendo cuando le venga en gana. 

Y sí, que cuanto antes compre esa pasta de dientes, mejor atención podrá poner a esas otras actividades más lúdicas.

O no.

viernes, 14 de septiembre de 2012

Vídeo Blog: Desvelando tu Brújula Vital

Vídeo de 10 min. (en inglés):

:: Por qué los planes habitualmente fracasan :: Cómo funciona 'la realidad' :: Nuestra percepción: por qué los 'mapas' no reflejan el 'territorio' que necesitamos explorar :: Cómo crear un Propósito para nuestra Maestría :: Comprender lo que funcionó en el pasado para guiarnos a un futuro de éxito :: Identificar lo que realmente motiva :: Tomar decisiones de manera efectiva

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:: Why plans usually 'fail' :: How 'reality' works :: Our perception: Why 'maps' do not reflect the 'territory' we need to explore :: How to create a Life Purpose :: Understand what worked in your past to guide you to a successful future :: Identify what really motivates you :: Facing choices effectively



jueves, 6 de septiembre de 2012

Modestia Insolente

Estamos mal preparados para acometer un, llamémoslo así por el momento, 'fracaso'.

Pero estamos aún peor preparados para vivir en la normalidad o, incluso, el triunfo.

Del mismo modo que, de pequeños, nos reñían ante la frustración de perder el juego y manifestar nuestro enfado, se nos corregía al celebrar ostentosamente haber ganado la partida. Si conseguíamos aprobar esa asignatura infernal, resulta que no habíamos sacado una buena nota. Y si habíamos obtenido una buena nota, mira Juan, tú sabes que podías haber sacado Matrícula.

Pareciera que estuviéramos programados hacia un más, mejor, más alto, más guapo, más rubio; como el del anuncio, mira qué feliz parece es.

Nada parece bastar.

El lenguaje del desarrollo de personas, de la educación, de la evaluación del desempeño en las empresas, el que entablan dos enamorados, está tiznado por expresiones del tipo 'voy a cambiar', 'corregiré mis fallos', 'soy humano; no soy perfecto', 'es que tengo defectos', 'he de mejorar'..., el cual se hiperhormona por dos factores:
  • Mío: una necesidad, sutil quizás, de agradar, ser aceptado, satisfacer la imagen de uno que debe existir en la mente de los demás: si no soy (plenamente) aceptable para mí, al menos lo seré para los otros humanos a mi alrededor. Haciendo lo que sea.
  • Suyo: la urgente premura de desequilibrar la balanza de poder que oscila siempre en la relación entre dos humanos: si Yo insinúo que Tú has de corregir(te), es que Yo soy más perfecto que Tú. Hombre, Padre freudiano, tú por aquí.
Hace tiempo me parecía hasta graciosa (por incomprensible) el tipo de aseveración de una subcorriente New Age descremada, por la que se calmaba nuestra necesidad de auto-aceptación aludiendo a nuestra perfección:

Eres perfecto como eres, nos dicen.

Ajá. Veo.

Mientras, no nos hemos movido un ápice de donde estamos.

En lugar de pensar en perfección (como contraposición a es que soy humano imperfecto) que es un adjetivo inventado, obvio, por los Sapiens (el mundo estaba mucho antes de que llegáramos para valorar su imperfección y estará aún más una vez hayamos terminado de arruinarlo), lo realmente valioso seguirá radicando en la aportación que podemos servir a otros:

Cómo podemos generar soluciones a problemas de otros, facilitar la vida de otros, engrasar los engranajes y trabas de otros, refrescar y ventilar los estancamientos de otros.

Algo que es imposible si no nos paramos a meditar y, sobre todo, aceptar y, sí propagar, aquello en lo que, realmente, realmente, realmente, somos la lec excepcionales haciendo.

Porque lo hay.

En eso consiste la Modestia Insolente: no disimular revelar a los demás aquellas capacidades que usted tiene y/o se ha cincelado durante años y que estos bípedos a su alrededor tanto necesitamos.

¿Que le critican, le envidian, le odian, le reprueban, reprochan, reprenden, juzgan y censuran?

Déjelos estar. Es su camino, no el suyo.

Y eso sí es perfecto.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

8 tweets 8

Algunos de los tweets más leídos.

Para no perderse ninguno,  aquí:

Si ninguna de las dos opciones te gusta, invéntate una tercera.
O una cuarta.
El mejor problema que puedes crearte es:
'Poder Escoger'.

Recoge 'noes' hasta que aparezca el 'sí'.
A cada 'no' que te den, añade 'por ahora'.
'No... por ahora'.
Y sigue llamando puertas.

Para ser considerado un gran interlocutor, solo escucha, asiente, haz hablar al otro.
La gente está necesitada de cariño.
Escuchar lo es.

'Pacífico' no es lo mismo que 'pacifista':
El primero no rehuye del conflicto cuando este lleva al crecimiento.
El segundo huye. Punto.

El sentido de una vida no se descubre.
Hay que ir a buscarlo y tallarlo a base de cinceladas fallidas.
Mientras, te conviertes en escultor.

Lo podrás saber todo sobre hidronámica y biomecánica.
Pero hasta que no te metas en el agua, no aprenderás a nadar.

Hay decisiones duras que hay que tomar.
Hazlo antes de que la Vida lo haga por ti.

Es normal tener miedo: consume menos energía que hacer algo diferente; por eso cuesta esfuerzo.
Usa esto como explicación...
o como excusa.

Bonus:

Si no estás dispuesto a pagar el precio es que, realmente, no lo quieres.
Sigue buscando tu Maestría.

jueves, 23 de agosto de 2012

Vídeo Blog: Emprender sin dejar un Trabajo

Vídeo de 10' con algunas ideas para aquellos que aún estén pensando si lanzarse, por fin, a acometer su propio proyecto.

[Más vídeos, aquí]


martes, 21 de agosto de 2012

¿Cuánto lo desea?


El árbol está ahí, como siempre lo ha estado, aguardando sin esperar, al que desee treparlo y agarrar sus frutos.

Sentados en la distancia, muchos lo mirarán, entre recelosos y dubitativos, diciéndose los unos a los otros que el árbol es demasiado alto, los frutos demasiado amargos, o quizás demasiado dulces; que sin duda no habrá frutos para todos, por lo que la batalla ya se avecina; que todavía no es la época en la que esos frutos deben madurar o que, en realidad, para qué querría nadie esos frutos en primer lugar.

Otros, mientras tanto, sencillamente se levantarán y tomarán los frutos que quieren y los que los demás desestimarán mientras observan con el ceño fruncido intentando figurarse qué estará haciendo ese chalado.

Deje de mirar al árbol.

Sí: es lo que aparenta ser.

Sí: tiene lo que realmente desea.

Sí: esos frutos llevan su nombre escrito.

Y sí: si los quiere, va a tener que levantarse.

Deje que los demás continúen rumiando razones.

jueves, 16 de agosto de 2012

Transformación

Muchos de los que han tenido la oportunidad de disfrutar de unos días de descanso han invertido unas buenas horas en hacer algo que, cada vez, es más difícil hacer:

Pensar.

Pero no pensar en lo siguiente que tengo que hacer hoy. Digo pensar de reflexionar, valorar, calibrar, abstraerse de uno mismo para ver el paisaje de la propia trayectoria desde otra atalaya.

Vivimos en un entorno de demanda de atención permanente: el penúltimo y escabroso titular del periódico, un SMS, una llamada, un WhatsApp, un email, la actualización del FB, ese tweet con la foto de la paella, corre que se enfría, el hijo, la hija, la pareja, el perro que si hoy le sacas tú que yo ya he sacado la basura...

Con un poco de suerte, el móvil, el ordenador, quedó olvidado y, de repente, nos hemos encontrado con ese señor, esa señora, que somos cada uno, que parece, en ocasiones, ser un desconocido: estamos tanto tiempo en operaciones propias de mantenimiento (comer, pagar facturas, buscar clientes, apagar fuegos, arreglar el coche), que olvidamos para qué estábamos haciendo todo eso en primera instancia.

Leo en muchos lugares la importancia de 'ser' uno mismo... un reto que pasa, paradójicamente, por aislarse de cuando en cuando para figurarse, experimentar, probar, más allá del ego nuestro que nos cuestiona ('¿y qué dirá tu familia?', '¿no te irás a 'rebajar' para trabajar en eso, verdad?', '¿cómo que vas a cambiar de carrera/pareja/profesión/oficio/país, si llevas X años haciendo lo que haces?')

Sin embargo, 'ser' uno mismo es una foto, estática, inamovible, inerte. Somos tal cóctel de experiencias, (des)equilibrios hormonales y químicos, pendientes de estímulos, observando la realidad que nos rodea, interpretándola contra el registro previo de nuestros recuerdos, que 'ser' es, virtualmente, imposible. En todo caso, somos un proyecto permanente de 'siendo', en movimiento, en fase de construcción disculpe las molestias, modificable, maleable, flexible (cuando queremos).

Muchos nacen con un talento o más, innato, inherente, de fábrica. '"Es" hábil, inteligente, creativo', diremos de esa persona. Y, sin embargo, hay individuos torpes, menos lúcidos, más sobrios... que acaban alcanzando un éxito más allá del de sus avanzados colegas de talento genético.

Es el resultado de la perseverancia obstinada, del esfuerzo.

Sin esa obstinación, el talento es desperdiciado.

Al igual que la semilla sola no basta para que ese árbol macizo germine y crezca. Hace falta algo más.

El verano termina pronto.

Es indiferente que sus árboles anteriores no fueran como imaginó o que fueran arrancados por el huracán de las circunstancias.

Sea su propia semilla de nuevo.

Hay tiempo.

Siembre.

viernes, 20 de julio de 2012

Recargando

Un masajista deportivo o un fisioterapeuta trabaja sobre los músculos, articulaciones, tendones de otra persona para reencajar cada uno a una posición más alineada con una naturalidad del cuerpo que, sea por trauma (un golpe), o por hábito (una mala postura), había quedado desequilibrada. Si el trabajo está bien hecho, el masajista quedará exhausto pero satisfecho y la otra persona bien dolorida pero también satisfecha. No todo dolor ha de ser malo.

El coach es como un masajista de cerebros: si el trabajo está bien hecho, ambos quedarán doloridos y/o exhaustos... pero satisfechos.

Ha sido este un curso intenso para mí, así que me voy a tomar unos días, quizás semanas, para desconectar/recolocar y volver a llenar mi propio tanque cuya aguja ya apuntaba a 'ojo, recentrar' ;)

Hagan de este el último verano en el que tengan que des-cansar por una labor que no es su arte.

Encuentren el tiempo en estas semanas, no para huir de su (del de otro) trabajo, sino para correr a su (el de usted) misión.

No la busque: constrúyala.

Éxito y bien para allá.

viernes, 13 de julio de 2012

Cómo aplicar recortes (de verdad)

Algunos consejos, gratis por hoy -espléndido que se siente uno- para aquellos que más los necesitan:
  1. Para los megamillonarios del mundo: vengan a España. Merece la pena evadir sus capitales y obligaciones fiscales desde esta tierra. Cuando llegue la cuenta al final de la cena, solo tienen que cantarle el 'cumpleaños feliz' al más bobo y seguro que paga. (Mientras la amnistía fiscal manda el mensaje que está coj bien evadir, Hacienda manda miles de citaciones para que el ciudadano raso demuestre que su casa es... suya: hay que ahorrar en desgravaciones y, oiga, que Bankia no se paga sola).
  2. Ciudadanos del mundo, indignados et al: solo quien es responsable merece libertad. Por eso se ha intervenido a España. ¿Quieren (queremos) libertad sin hacernos cargo de las consecuencias? (Banqueros, descuiden, esto no va por ustedes: sigan apostando al rojo, que la mesa siempre gana. Hagan juego hasta que su megacasino se vaya al infierno).
  3. Gobernantes, aprovechen para leer lo que la psicología recomienda para exprimir con más estilo a sus vasallos, hombre, que es que se está notando demasiado:

    "Un grupo de científicos diseñó un proyecto con el fin de explicar la capacidad de adaptación de los seres vivos (incluyendo la de los humanos) a los cambios provocados en las circunstancias de su entorno; particularmente en escenarios donde las condiciones de vida empeoraban para un sujeto.
    Para la investigación se iba a contar con dos pequeños pájaros criados en libertad, de la misma especie y parecidas características físicas, los cuales serían sometidos a sendos experimentos similares, si bien introduciendo para cada uno ciertas modificaciones.
    Los ensayos permitirían analizar la reacción, el comportamiento y metabolismo de cada ave a medida que fueran alterándose de manera controlada las condiciones ambientales a las que se iba a someter a cada una de ellas.
    Para el primer experimento se introdujo a uno de los pájaros en una urna con un sencillo mecanismo accionado por varios émbolos que permitía extraer gradualmente el aire del interior a lo largo de un período de tiempo específico.
    Según transcurrían los días, el oxígeno fue sacándose paulatinamente del interior de la urna. El pajarillo, en su esfuerzo de subsistencia, iba paralelamente habituándose a sobrevivir a las nuevas circunstancias, respirando una cada vez menor cantidad de un aire progresivamente más empobrecido.
    Pasadas varias semanas, aun cuando seguía decreciendo la cantidad de aire, el animal conseguía seguir adaptándose a las nuevas condiciones impuestas sobre él, reduciendo su actividad y necesidades, y, por consiguiente, el consumo de un aire que estaba agotándose.
    Tras detallar el extraordinario proceso de adaptación del ave, el grupo de científicos lo liberó, recuperándose el animal de su desventura en pocos días.
    Para concluir el experimento, se recurrió al segundo pájaro, al cual se confinó desde el principio dentro de la misma urna que el primero, si bien la cantidad de aire que contenía ésta era la misma que restaba al finalizar el experimento con el primer pájaro – un aire extremadamente enrarecido y escaso.
    Apenas unos minutos después de entrar en la urna, el segundo pájaro murió.
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    De la misma manera, un ser humano es capaz de habituarse prácticamente a cualquier entorno, a cualquier circunstancia – aunque ésta vaya degradándose poco a poco sin apenas notarlo.
    Dicho de otro modo, estamos programados para adaptarnos a 'lo que nos echen', si así lo decidimos.
    El problema aparece cuando la persona es capaz de seguir tragando circunstancias cada vez peores aunque impliquen un riesgo para la salud física o emocional del propio individuo."

    (Extraído de mi primer libro,
    'De Empleado a Millonario').

Vamos, no sean tan severos: nuestros gobernantes nuestros banqueros gobernantes de los bancos necesitan nuestro respaldo y compromiso.

Hagámosles llegar nuestro consejo.

Criaturitas.

miércoles, 11 de julio de 2012

¿Se agota el Coaching?


El primer día de Economía nos cuentan algo que ya veníamos intuyendo solitos de casa, aun sin haberle puesto un nombre tan insigne: la Ley de la Oferta y la Demanda. Por ella, las premisas quedan claras: cuando existe un exceso de oferta de un servicio y una demanda reducida de ese servicio, si se quiere vender hay que disminuir el precio para poder posicionarse... incluso hasta el dumping/gratis total. (Convengo, sí, con aquellos de ustedes que arguyan que estrategias exclusivamente basadas en precio son arcaicas y lo más fácil de hacer. Sean pacientes conmigo.)
 
Admitamos que pueda ser controvertido lo que expongo a continuación. Pero en ocasiones, por rápido que traguemos, el jarabe sigue siendo amargo.
 
En la última década ha habido tal boom de escuelas de coaching, coaches, masters en coaching, ultraespecializaciones desde el coaching para ejecutivos hasta el coaching para bebés (!), tantos y tantos diciendo lo mismo que, parafraseando a un buen amigo emprendedor/empresario, podríamos ironizar que, en este país, la mitad de la gente está en paro y la otra mitad está haciéndoles coaching. (Casi) gratis.

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Cuando aparece una 'nueva' técnica, metodología, disciplina (particularmente con la potencia del coaching), al principio es (re)descubierta, explorada, enmarcada, barnizada, ofrecida por unos pocos locos pioneros que la comparten, la desarrollan y se pelean con un mercado que no acaba de entender esto nuevo. La posicionan hasta que comienzan, por qué no, a vivir de ello.
 
Después llegará, digamos, 'el resto del pelotón': individuos que comienzan a crear escuelas de maestría (pero... ¿se puede enseñar a ser un maestro?) de esta disciplina, certificando, bendiciendo contenidos, creando clubes tú-sí-y-él-no y prácticas a cambio de honorarios en muchos casos cebados con esteroides (¿pagar por trabajar, alguien?). Alta demanda, baja oferta. Dinero fácil. Ético o no, ustedes deciden – este no es un blog de teología.
 
Si el coaching es una moda o está aquí para quedarse lo desconozco. Pero lo que es claro es que el afán por el 'desarrollo de personas' está ahí desde la primera vez que nos bajamos de un baobab hace unos novecientos siglos. No somos tan diferentes a pesar de nuestros iPhones y Facebooks. Tenemos nuestro corazoncito.
 
Este escenario actual en el coaching me recuerda al auge y saturación de los programas MBA. Antes, estos masters conformaban un símbolo de prestigio, de élite, dedicado a unos pocos, para unos selectos candidatos con capacidades propias de un miembro de Mensa, que aprendían una, al menos en teoría, maestría en la gestión de empresas.
 
Desde hace años, tener un MBA no le resuelve la vida ya a nadie. Se ha vuelto una commodity, una mercancía estándar como la barra (cara, eso sí) diaria en la panadería de abajo.
 
De manera análoga, creo que el modelo en el que se asienta el coaching hoy no es viable salvo, con suerte, para el que lo enseña. No necesariamente para el que lo practica.
 
He perdido la cuenta de cuántas personas me piden consejo acerca de dónde, cómo, con quién estudiar aprender coaching. Esto era fácil hace años cuando el número y coste de los programas se convertían rápidamente en una inversión rentable para el nuevo coach.
 
Pero esto ya no es así.
 
Aprobar un programa de coaching no le hace a uno coach al igual que un master en administración de empresas no le hace a uno empresario o un carnet de conducir no garantiza saber conducir: el primero enseña a estudiar y practicar ciertas técnicas y metodologías según los estándares de otros no necesariamente más sabios (sí, el coaching es una disciplina de sabiduría y permanentemente expansiva, de ahí que cada día que pasa, personalmente más compleja la percibo); la segunda muestra los modos de teorizar y matematizar variables intangibles del comportamiento humano (y un mercado cualquiera es lo que refleja, pregunten a los neuroeconomistas); y el tercero le enseña a meter marchas y pisar pedales a la luz del día y, bueno, esperemos que no nieve en invierno.
 
El incremento de coaches en España en los últimos años es descomunal... no así la demanda de estos servicios: una ingente cantidad de coaches que conozco trabajan gratis, sin perspectivas de facturar un solo euro en el futuro próximo o, mucho menos, vivir de ello. Muchos, a pesar de su bagaje y pasión, terminan abandonando el camino para acabar... enseñando un coaching teórico y enlatado al vacío. En serie.
 
A esto se añade un factor que muchos practicantes de coaching comienzan a discernir algo tarde en el proceso... cuando ya han pagado el programa: si bien soy de los que consideran que todos, sin excepción, pueden/podemos emplear el coaching en nuestras propias vidas antes o después (quien no haya tenido alguna vez un bloqueo en sus objetivos, que tire la primera piedra), no todos están hechos para hacer coaching a/con otros. En otras palabras, estudiar coaching siempre es útil, al menos, para aplicarlo en primera persona del singular (yo conmigo mismo, si bien con limitaciones), pero de ahí a emplearlo con terceros es otra historia.
 
Una historia muy seria.

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Dicho esto ¿cuál es el futuro?
 
Excelente pregunta para la respuesta tentativa que anticipo. 
  • La innovación en coaching alcanzará el nanonicho de la superespecialización: no todos pueden estar al lado de los presidentes del Fortune 500 de credo jainista a los que les encante el brécol con salsa hollandaise después de los corn flakes.
  • La inmensa mayoría de los coaches nunca vivirá de su ejercicio. 
  • Habrá pocos coaches, muy pocos, y muy conocidos pero no necesariamente muy buenos presentes en todos los medios sociales habidos y por inventar. Hágase el humo. 
  • Pero habrá una estirpe de coaches sin casi presencia online pero con la reputación única que les precede: al mejor de los neurocirujanos no le hace falta una cuenta en Twitter para hacer sonar su corneta: necesita el tiempo para resolver, no para soplar.
Si le descorazona esta perspectiva, quizás sea porque no le inspire tanto formar parte de estos últimos.

Pero si no es así... Gracias por su maestría.

viernes, 6 de julio de 2012

¿Hace o predica?

Mientras algunos vocean lo que hay que hacer, otros, simplemente, lo hacen.

Cada vez hay más personas que abiertamente comercializan con la aparente habilidad de resolver los impedimentos, obstáculos, retos de otros.

Aquellos podrán aportar input, conocimiento, recomendación, guía, pautas, contactos, clientes y powerpoints en 3D.

Pero no resolución, respuesta, remedio o la salvación eterna.

Aun cuando aparentemente lo hacen, crean un humano dependiente que volverá a necesitar de alguien que le diga lo que tiene que hacer.

Pero como no lo hacen, entonces, por favor, quítense de en medio:

Hay gente que quiere hacer cosas.

No pagar por oír por enésima vez lo que hay que hacer.

martes, 3 de julio de 2012

eBook Coaching y Liderazgo

Para leer o descargarse, gratis y por la face, el eBook del II Congreso Nacional de Coaching y Liderazgo (2012), con una entrada seleccionada mía y de otros autores, aquí.

martes, 26 de junio de 2012

Coaching para Emprendedores

Nuestro modo de actuar está considerablemente más influido por con quién nos relacionamos (condiciones ambientales) más que por quiénes somos (genética). Asociémonos con colegas de trabajo tóxicos y, en breve, de manera prácticamente imperceptible, nuestra actitud con relación a lo que nos acontece y los otros humanos de nuestra tribu se tiznará de un gris ceniciento tirando a negro. Relacionémonos con individuos que viven su particular efecto placebo-de-éxito (mantra efectivo y cierto, que no necesariamente verdadero: todo es posible, si es con determinación) y llegará más lejos de lo que nunca haya podido imaginar. Es esta una de las virtudes de la mente cuya manifestación física en nuestra realidad constatamos cada día pues, a fin de cuentas, toda innovación humana comienza en el jardín de la imaginación: ¿acaso ya olvidamos que hace veinte años no teníamos teléfono móvil, correo electrónico o Angry Birds? En algún momento de estos años hubo alguien, un antaño loco visionario reconvertido ahora en figura admirada que se atrevió a imaginarlo en el reino de lo posible.

Nos quejamos que la cultura en nuestro país es anti/contraemprendedora: somos un país de funcionarios, los jóvenes quieren que se lo den todo hecho, emprender es para esos parias que han pasado por un ERE o para aquellos que ya vienen así cableados de serie.

Cierto… pero únicamente si perseguimos encontrar a las personas que cumplen esos criterios para confirmar nuestra pre-idea pre-concebida acerca de cómo funciona ¿el? mundo.

Es muy sencillo encontrar lo que queremos hallar, no lo que debemos buscar.

Nuestra personalidad al nacer es virtualmente al 100% una manifestación de los genes de nuestros progenitores: un porcentaje que muy pronto comienza a modificarse para incluir nuestros aprendizajes, experiencias, anhelos y frustraciones: desde no meter los deditos en el enchufe hasta elegir socios para nuestros proyectos. Pero cuando dejamos este mundo, ya ancianos, nuestra identidad genética solamente refleja quienes somos a un 50%.

Por hacernos una idea cuantitativa, en términos neuronales equivaldría a que los Sapiens somos capaces de aprender 50 mil millones de páginas nuevas en una vida, o 1,5 millones al día.

¿Querría esto decir que, si estamos determinados a hacerlo, podemos aprender a, sí, emprender?

En un proyecto pionero en Alemania, acabamos de superar la cifra de 250 nuevos emprendedores menores de 18 años a través de una pequeña incubadora e inversiones iniciales prácticamente inexistentes.

En el mismo país estamos realizando coaching a jóvenes de 60-65 años con el savoir-faire y la edad biológica para aportar más allá del retiro dorado durante otro quinto de siglo. Al menos.

Entre ambos polos vitales, docenas de individuos que ya están cansados de oir que emprender es posible, de leer que se puede hacer para, demonios-ya-era-hora, lanzarse a su particular presente de indicativo y gerundio: yo hago y yo estoy haciendo mi proyecto. Ahora.

Pero una palabra de cautela acerca del coaching para emprendedores: existen coaches que argumentan que pueden acompañar a otros individuos a emprender… sin haberlo (aún) experimentado en primera persona.

Hay un dicho severísimo al respecto con cierto predicamento en nuestro sistema educativo: quien sabe hacer algo, lo hace – y, quien no, lo enseña.

Si su cliente quiere emprender, emprenda usted primero. Y si ya lo está haciendo usted como coach, disfrute exponiendo a su coachee a que experimente, colisione con sus pre-ideas, avance y prospere. Le estará haciendo el mejor de los regalos:

Que deje de decir y comience a hacer.

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Para leer más acerca de esta y otras entradas escritas por mí u otros especialistas, visite el Observatorio Europeo del Coaching, aquí.