viernes, 21 de diciembre de 2012

Primer Día

Anticípate a los agoreros que vaticinan el Fin del Mundo y haz que hoy sea, de veras, el último:

- El último día de nuestras excusas.

- El último día de nuestros 'no puedo'

- El último de nuestros 'es que...'

- El último de los pretextos.

- El último de nuestra maleable voluntad.

Hoy no es el Último Día:

Es el Primero del resto de tu Vida.

Elige que sea histórica.

Cualquier cosa menor es regatearnos tu Maestría.

miércoles, 19 de diciembre de 2012

5 Decisiones para tu Mejor Año.

Este será un nuevo enero único: es el que te adentrará al resto de tu camino aquí.

Prepárate para acogerlo

  • No suspires de nuevo por dedicarte a ese tu proyecto en cuanto halles el tiempo: comprométete de una vez a no detenerte hasta que lo hagas realidad. Sin suavizantes, sin medias tintas, sin lindezas, sin aspavientos pues, no lo decoremos más, tu proyecto no es tu proyecto.

    Tu proyecto eres .

    Asómbrate. Inspíranos. Incomódanos en el calor de nuestra ficticia certeza. Levántanos del aletargante sofá, de la narcótica rutina, de la apatía del pretexto.
  • Ábrete espacio para crear, para crear-te: permite marchar a quien ya entregó su mensaje para ti; abandona la vida de quienes aprendieron todo, pero nada más que todo, en lo que les pudiste guiar. Deja atrás aquello que te lastró: por duro que fuera, quédate con la lección y deja volar el resto. Despliega entonces tu más generosa bienvenida a esas nuevas personas, nuevas experiencias, nuevos viajes, nuevos errores. Mójate bajo la lluvia, exponte al sol que encallece, abre senderos en la nieve virgen. Rompe el mapa. Protege tu brújula.
  • Vuelve a hacerte soberano de las máquinas que te rodean: apaga cada día las docenas de vórtices que desaguan tus horas durante el tiempo que exijas para re-encender tu cerebro pensante – no aquel que responde incesante las demandas de atención de gente tan atareada como errática.
  • Aprende, por fin, más de lo que te apasiona y menos de lo que te pagan para que sepas: lee aquellos libros, rodéate de aquella gente, explora aquel territorio al que un día le giraste la espalda pero nunca tu alma. Quítate la máscara de la conformidad con la mayoría inerte que te palmea la espalda cada vez que cumples con su estándar. Crea tu molde. Pero rómpelo para que nadie más te pueda seguir: es el mejor regalo que les podrás hacer jamás.
  • Si vas a rezar, si vas a encargar tu éxito, asegúrate de que le das a tu Universo las excusas para que tu petición sea atendida. Haz más de lo que debas, sepas, puedas - pues lo que ya debes, sabes y puedes llevas tiempo haciéndolo.
La arena de este año se termina de desgranar en el reloj; agradezcamos lo que hemos recibido mientras continuamos preparándonos.

Amanece el nuevo año, la nueva decisión de encararte a tu reto.

La noche de lo que creímos imposible ya pasó.

Esta es tu llamada a actuar.

En pie.
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Con mis mejores deseos de tu aún mejor año para ti y los que te rodeamos – gracias por este 2012.

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Más entradas como esta, en el Observatorio Europeo de Coaching, aquí.

lunes, 17 de diciembre de 2012

Comodidad

Cuántas veces, sin saberlo, nos dimos por vencidos aun cuando la meta estaba con un solo golpe de remo más.

Descansa si debes.

Echate a un lado del remanso si es necesario.

Pero no te dejes seducir por la comodidad de la corriente abajo.

Déjale eso a los árboles caídos.

Reclama tu Lugar

Todos, antes o después, pasamos por la travesía del desierto, el camino del guerrero, ese paso del niño temeroso al adulto que lidera a su tribu.

Es esa transición en la que lo viejo no termina de morir, mientras lo nuevo no termina de nacer.

Continúa dejando tu rastro en la arena a cada paso.

Es la manera de demostrar a tu clan que estás reclamando, por fin, tu lugar en el mundo.

Aunque el miedo te intimide, aunque el cielo te abrase, transita tu desierto con la cabeza alta, el paso firme, el corazón fuerte:

Alcanza tu última frontera.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Coaching para Emprender - Despide a tu Jefe (streaming)

:: Charla 'Coaching para Emprender: Cambia tu Rumbo - Despide a tu Jefe' (4 diciembre 2012, retransmitida en streaming) - con Gregory Cajina ::
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[Comienzo 02:29] Lo que que nos dice la Antropología y Primatología acerca de nosotros mismos :: Tribus, Jefes y Líderes: ¿Quién es más importante? :: Aparición de emociones 'nuevas': envidia, posesión, celos, culpa, resentimiento... Miedo :: Cómo responde el Coaching para lidiar con estas emociones :: Emprender: desde el Propósito de Vida hasta el Equilibrio de los Tres Éxitos (Personal, Profesional, Financiero) :: Diferentes Objetivos, Diferentes Contabilidades :: ¿Dinero o Tiempo? :: Ejes de Trabajo en Coaching para Emprendedores (Motivación, Conocimiento, Equipo, Acción) :: El Cuarto Éxito: el de la Tribu :: 'Democratización' del Coaching: (volver a) hacernos cargo de nuestras decisiones, de nuestra Vida; 'rebelión' ante la obediencia que nos distrae desde que nacemos.
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Organizado por Isaías Sharon vía www.coachinghangout.net desde Chile.



lunes, 3 de diciembre de 2012

Primates... que Emprenden

Hace millones de años la evolución nos emparentó en un 98% de nuestro código genético con dos tipos de simios: los chimpancés, que se asentaron al norte del río Zaire, en el centro de África, y los bonobos, que se establecieron al sur del mismo río, en lo que podría haberse definido como un fértil Edén bíblico.

Nosotros, por nuestra parte, nos asociamos en torno a tribus, compartiendo recursos, comida, protección y parejas, moviéndonos básicamente con lo puesto (no se había inventado aún la hipoteca) hacia aquellos parajes donde hubiera mayor cantidad de alimento a cambio de la menor cantidad de esfuerzo (no se había inventado el pecado capital de la pereza: evolutivamente hablando este instrumento de manipulación, junto a su hermana gemela, la culpa, es bastante reciente). No, no haría falta una regulación laboral que estableciera jornadas vacacionales: el trabajo era para abastecer de comida al grupo y el resto del tiempo podría emplearse en cualquier cosa menos en preparar sesudas, e inservibles, presentaciones en PowerPoint.

Los chimpancés, por su parte, las pasaban canutas: pocos recursos daban lugar a batallas por liderar la manada, recurriendo a la violencia y a la proverbial presencia de un macho-alfa con derecho de pernada sobre las hembras y, si lo hubiera habido, una estaca disuasoria, precursora de los elementos contundentes empleados recientemente en las manifestaciones en España para la eficiente disolución de las huestes no favorables a esos -alfas.

Los bonobos, más amables, recurrieron, avispados ellos, al uso del sexo para la disuasión del conflicto dentro de la manada, en una estructura social liderada por las hembras, y en la que toda la riqueza del Kamasutra, cantidad y variabilidad en la combinatoria amorosa, siguen previniendo que se descomponga una jerarquía en la que el bienestar del grupo es el bienestar de cada uno de los individuos.

Demos ahora un salto adelante, hasta hace apenas unos años. El psicólogo Dan Ariely llevó a cabo unos experimentos en los que comprobó que la naturaleza humana tiende a la sinergia (el sumatorio del grupo es mayor que el de cada uno de sus miembros por separado) siendo así a) grupal y b) cooperativa... salvo a partir del mismo momento en que 1) un miembro, uno solo, comienza a anteponer sus propios intereses por encima de los de la tribu porque 2) lo que hay en liza dentro del grupo se llama... Dinero.

En otras palabras, sea por codicia, por envidia, por miedo a la escasez, o por rebeldía, basta con que uno solo de los miembros resuelva dejar de ser cooperativo para que la tribu entera se venga abajo. (No por nada hay abogados especializados en disputas por herencias familiares).

De ahí que, en términos modernos, todo este comportamiento competitivo (centrado en la lucha por los recursos) ha venido definiéndose durante décadas con un término muy elocuente:

Capitalismo.

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Es mi interpretación que esta equidistancia genética entre bonobos-simbióticos y chimpancés-competitivos sitúa a nuestra especie humana en un balancín que continuamente oscila desde el 'yo-te-ayudo-tú-me-ayudas' al 'yo-primero-y-a-ti-que-te-j*dan'... dependiendo exclusivamente del entorno en el que nosotros humanos nos movamos. Nuestra teoría económica, la que llevamos mamando desde la Escuela de Chicago particularmente, tiene entre sus principios el de la escasez de recursos. Simplemente oyendo esa palabra, escasez, se activan nuestros mecanismos de miedo y, por tanto, supervivencia: huir o luchar. Como huir nos han dicho que es de cobardes, tan solo nos quedará luchar.

La vida es dura. Hay que luchar.

¿Les suena este mantra?

Aquellos humanos con tendencias filo-bonóbicas (pacíficos, cooperativos) acaban así, en un entorno de escasez (percibida o real) cayendo peldaños hasta el c*lo de la cadena alimenticia, pues su aversión natural a la violencia y al conflicto les llevan a sucumbir a sus jefes-chimpanzoides (los violentos, agresivos; los de la estaca).

El mundo por su parte, desafortunadamente, no es como una película: le trae realmente al pairo quién es el bueno y quién el malo de toda esta película. No existe un karma universal con una contabilidad astral que haga las cuentas tan minuciosamente de tal manera que, si hago el bien en Bilbao durante diez años, cuando me mude a Indonesia en tres todos me tratarán bien durante una década. Ojalá. Sí existe, no obstante, un karma que no tiene nada de esotérico: son los ciclos naturales de inversión social y emocional con nuestros compañeros, esos dar recibir dar que engrasan la maquinaria de la tribu directamente con la que nos relacionamos, unos 150 miembros según los primatólogos, una proporción directa al tamaño de nuestro córtex cerebral, y que incluye así a nuestra familia, amistades, compañeros: te apoyo porque me apoyas, te ayudo porque me ayudas.

Por tanto, si es usted del 98% chimpancé: le va la marcha del capitalismo radical, el Homo Economicus, el raciocinio que todo lo justifica. Le encanta mandar y hacer mandar. Orina en su territorio y marca su parcelita y, ya que estamos, cuando las cosas no van como quiere (que es casi siempre) se engorila con la gente a su alrededor o sus subordinados. (Esta última palabra, de hecho, le pone).

Si, por el contrario, es usted de la estirpe del bonobo, sabe que se halla cada vez más perdido en una jungla en la que su entorno aparenta ser igual de humano que usted pero que se comporta como un primate (lo es, de hecho). Se siente mustio, falto de fuerza, desorientado. Ha probado todo para sentirse mejor, desde la cerveza con los amigos, hasta la terapia de choque. Pero nada: sigue frustrado cada domingo por la tarde anticipando ya la campana del próximo viernes.

Es por esto que tantos humanos-bonobos están dejando España: solamente florecen en un entorno de abundancia. O, en otras palabras, en territorios donde apreciarán (sí: pagarán y les respetarán profesionalmente) lo que tienen que ofrecer. Hoy puede ser Alemania (hasta que se sature, quizás, y la nueva escasez des-bonobice a los recién llegados y a los anfitriones) pero, en realidad, el mundo ofrece oportunidades casi en cualquier país. En Medio Oriente y en China uno puede encontrar ofertas para hacer lo mismo de aquí por tres o cuatro veces más el salario, a pesar de que como en España no se vive en ningún sitio (¿seguro? verifique la cobertura social escandinava, la tecnología puntera israelí, la emprendeduría chilena y argentina, la demoledora iniciativa de serie estadounidense, el músculo financiero singapurense).

Tocará apretarse el cinturón al principio, de acuerdo.

Pero es al principio donde debemos dirigirnos para volver a hallar como realmente somos:

Nómadas.

Explore. Halle su territorio. Abrace su nueva tribu.

Y deje que los chimpancés sigan golpeándose el pecho y orinando sobre el territorio.

... sobre el que ya no quedará nadie.