domingo, 29 de agosto de 2010

Mirando o Viendo

'No todo el que cree que ve algo tiene los ojos abiertos; y no todo el que mira a su alrededor sabe lo que está pasando a su alrededor ni consigo mismo. Algunos solo empiezan a ver cuando ya no queda nada más para ver'.

Dentro del catastrofismo barroco, Gracián apuntaba con no poca agudeza, las circunstancias que acontecen en la vida que son la excusa perfecta para venirse abajo... o quedarse abajo.

Cuando uno se hace coach se vuelve un implacable detector de excusas-para-no-hacer algo que implique un resultado diferente. Algunos, neuronalmente hablando, somos así: repetimos una y otra vez el mismo comportamiento que no funciona con la esperanza de que, sí, esta vez, el resultado será el que esperamos. Obstinación vs. Perseverancia. Determinar y escoger cuales deben ser las batallas que merecen ser luchadas es, ciertamente, un ejercicio de sabiduría y experiencia: cuántas veces ganamos situaciones que eran imposibles, y cuántas dejamos escapar oportunidades que tan solo requerían el último empujoncito.

Atraemos lo que queremos y lo que no queremos. Y, a veces, aquel que atrae reiteradamente lo que no desea, de manera recurrente en su vida, es porque hace años decidió, de facto, dejar de estirar su cerebro, de 'elastificar' sus modos de pensar, de arriesgarse a descubrir nuevos modos de pensar que le aproximaran más a lo que quiere... mientras se aferraba al 'que me quede como estoy'. 

Como si hubiera escenario vital perenne.

Quizás ese 'que me quede como estoy' fuera la última vez que decidiera como individuo único y libre confiar en su propia elasticidad mental para abandonar su vida 'a lo que venga'.

Sin timón y sin velas, en efecto, el barco va donde le lleve la corriente. Perfecto si no se tiene ni idea de adonde ir... y si en el mar nunca hubiera tormentas.


jueves, 19 de agosto de 2010

Nadie nos va a sacar de esta crisis...


... excepto nosotros mismos.

Es difícil esperar que el mismo Gobierno (como institución política, independientemente de los colores que enarbolen) que sigue inyectando los mismos fondos (que pagamos cada ciudadano) para salvar a los mismos bancos o empresas que generaron en primer lugar este desastre económico, pueda generar una espiral diferente de crecimiento económico.

Hay demasiados intereses entremezclados (si tus vecinos montan un banco y les va mal, les dejan que quiebren, mientras que si esos mismos vecinos gestionan los bancos más grandes de Europa/América/Mundo, entonces se les da más pasta para que la sigan dilapidando); demasiada motivación para seguir exprimiendo a la clase trabajadora (incluso la clase rica trabajadora, que la hay). Creo que era Donald Trump el que decía que Wall Street era el único sitio donde los (realmente) ricos iban en Rolls Royce para que los brokers (los corredores de Bolsa, un poner), que van en Metro, les gestionen el dinero. Si eso es lo que hacen con los ricos (no hacerles ganar más dinero - si no, vean ustedes las evoluciones bursátiles), entonces qué no hará el banquero del barrio que lo único que sabe/quiere/puede colocar al trabajador/ahorrador medio es un fondo de inversión que, inflación, impuestos y comisiones aparte, hace al ahorrador, si cabe, un poco más pobre.

Para pensar: nuestro vecino ahorra 100 € este mes. El Gobierno decide inyectar 50.000 millones más al mercado. Nuestro ahorrador ha perdido un poder adquisitivo que le ha costado sudor en un abrir y cerrar de ojos: lo que tardan los bancos centrales en darle a la manivela de imprimir billetes.

No: ahorrar (el que puede) no basta.

La pregunta entonces es: ¿y cómo creo/genero/produzco yo más dinero?

Desde luego, no currando para otro.

¿Es la vía dura? Quizás. Pero como creo que decía Bunbury: 'tú querías ser libre, pero que no te pasara nada'.

En efecto; decidir ser libre implica que las cosas empiezan a pasarle a uno... como etapa previa a descubrir que se puede hacer que las cosas le sucedan a uno.

¿Cómo se hace eso?

Decide y descubre.