Empieza tu propia empresa. Hoy.Es muy duro para un entrevistador tener delante a una persona que necesita con premura un trabajo que nadie le quiere dar a pesar de tener un CV inmejorable.
Es más duro saber que, órdenes del jefe, le vas a ofrecer muy poco dinero.
Y, más duro aún, saber que lo va a aceptar.
No, no es una anécdota. Es bastante más común de lo que parece. Cuando una persona busca trabajo, suele pasar por algunos entrevistadores. Por un entrevistador, sin embargo, pasan muchos muchos muchos entrevistados. Y se acaba viendo por donde se mueven los candidatos. Lo que necesitan. Lo que quieren. Cómo van a rendir. Lo que les motiva (de verdad). Y si han sido víctimas del espejismo de la
'seguridad laboral'.
Me he encontrado con docenas de profesionales despedidos, recolocados, 'reestructurados', en organizaciones deslocalizadas, 'adelgazadas', 'optimizadas', etc. Eufemismos que no faltan, pero donde el concepto es el mismo:
dejar a una persona sin fuente principal de ingresos.
Cuanto más años tenemos, mejor queremos vivir.
Normal.
Y más nos pagan.
Sí, en teoría, aunque no siempre.
Y más responsabilidad nos dan.
Sí, suele pasar.
Y más seguros estamos con nuestro contrato (especialmente si es indefinido).
No. Rotundamente, no.
La precariedad laboral está aquí para quedarse. Aceptémoslo de una vez. Hay suficiente oferta de
talento (conocimientos, experiencias, habilidades) en el mercado laboral como para deshacerse de los
'recursos' (otro eufemismo: personas) caros y sustituirlos por lo más granado (y barato) sin mayor complicación.
No tiene por qué gustarnos.
Simplemente: es lo que hay.
Podemos a) enfadarnos; b) luchar; c) lamentarnos; d) ignorarlo; e) rezar; f) _____
O empezar a velar por nuestro propio trasero (financiero).
Sin embargo...
Hemos seguido órdenes a lo largo de nuestra vida: padres, tutores, profesores, monitores, entrenadores, supervisores, jefes, directores. Todos han sabido muy bien (o no) decirnos
qué hacer (y, en el peor de los casos, también
cómo hacerlo)
¿Qué pasa cuando, de repente, no se tiene a nadie que nos diga qué hacer y obedecer a cambio de dinero?
A algunos esa sensación les puede parecer agobiante.
Muchos empleados estarían dispuestos a sacrificar parte de su salario por mayor tiempo para ellos, o sus familias (ya hablamos de la
conciliación), pero no siempre el mercado laboral está dispuesto a someterse a
nuestros deseos. Más bien está construido, hoy, para lo contrario.
¿Qué pasa entonces si somos
'nominoinómanos'? Que si nos quitaran esa única fuente de ingresos ('no te vamos a renovar', 'tenemos que prescindir de tu puesto', etc.), los gastos pendientes (facturas, recibos, letras... que no esperan) podrían complicarnos la vida muy mucho.
A pesar de lo lúgubre del escenario, tengo la absoluta certeza de que
todos tenemos un gen emprendedor.1º Porque desde bastante antes de la Revolución Industrial tirábamos de lo que producíamos nosotros mismos (una forma de
'emprendeduría'): fuera mediante trueque, para consumo propio o para venderlo en el mercado.
2º Porque cada una (repito: cada una) de las cosas que hemos c-o-n-s-e-g-u-i-d-o en nuestras vidas nos han traído a nuestro
'yo' actual. Y para
conseguir cosas (aprobar, pasar entrevistas, ahorrar para un viaje, declarar nuestra atracción por alguien, etc.) hay un componente básico del emprendedor: la
Iniciativa. Sin esa Iniciativa, ni siquiera nos hubiéramos levantado de la cuna para aprender a caminar y explorar nuestro entorno.
3º Porque si tú te dices que tienes esa vena emprendedora, nadie podrá decirte que no vas a poder conseguir materializar tus objetivos. (¿Acaso te importa tanto lo que te digan los
mediocres?)
Eso sí: con cabeza.
Si eres de naturaleza lanzado (o te lo puedes/quieres permitir), entonces adelante con ello. Tengo la certeza de que acabarás llegando donde quieras llegar, antes o después.
Ahora bien, si eres conservador o te gusta ir paso a paso, tal vez quieras otro enfoque de tiempos. Considera
invertir tu mejor activo con el menor riesgo: aprovecha, busca, expande como sea tu
tiempo libre mientras estás en la nómina de otra empresa. Nada de
'calentar silla'. Nada de reuniones eternas. Nada de quedarte más allá de tu horario (si has terminado lo que tenías que hacer). Nada de televisión absurda por la noche o el fin de semana. Nada de permitir que te roben otros tu precioso tiempo.
E invierte ese tiempo libre-útil para
'tontear' con ideas, experimentar conceptos nuevos, buscar información, establecer contactos... para precisamente esa idea emprendedora que lleva rondándote la cabeza.
Sí:
esa.
No hace falta que conlleve construir hectáreas de un complejo industrial, con factorías, chimeneas y máquinas de fichar. Es frecuente esa sensación de
'uf, qué pereza ponerme a montar algo'. Si vas a montar ese super-complejo, perfecto, ve poco a poco: busca tu gente, tu idea, la financiación.
O, por qué no, mira qué puedes hacer con menos recursos: desde casa, en tu salón, con un móvil, una conexión rápida a Internet, una cuenta de email. ¿Qué servicio puedes aportar en tu tiempo libre?
Juega y experimenta. Prueba a ver qué pasa.
¿Qué sale mal? No pierdes absolutamente n-a-d-a. Ya solo te quedan
9 intentos de media para hacerte rico. Y sigues teniendo esa nómina de otro mientras tanto.
¿Que sale bien? Perfecto. Estarás más protegido ante los rigores y vaivenes del mercado de trabajo. Tendrás, al menos, dos fuentes de ingresos diferentes para vivir mejor con menor riesgo.
Pero, ¿y si encima te sale de p**a madre?
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No le des muchas vueltas.
Hay muchas cosas aún por hacer en este planeta... y mucha gente dispuesta a pagar por que
tú se las sirvas.