Ayer terminó el bombardeo de preguntas al Sr. Rajoy quien posiblemente se diera cuenta de que un elevado contenido de las mismas se centraban en... lo mismo que le consultaron al Sr. Zapatero hace unas semanas; a saber: vivienda, educación, pensiones, salarios.
En otras palabras, dinero para la vivienda, educación para ganar dinero el día de mañana, cantidad de dinero para vivir procedente de salarios o pensiones.
Dinero, dinero, dinero, dinero. Cuántos de esos problemas reales que acucian al ciudadano medio realmente ocultan una preocupación más significativa:
Necesito (o quiero) más dinero.
Muchas de esas personas dan por sentado que una empresa debe contratarles indefinidamente para pagarles. Que el Estado debe contratarles vitaliciamente para sostenerlos. Que deben buscar toda su vida a alguien que les sufrague la existencia a cambio de su tiempo y/o esfuerzo.
¿Acaso nuestro sistema educativo genera dependientes?
Por otro lado, también es noticia otra vuelta de tuerca al sistema educativo: dentro de poco, a este paso, se podrá pasar curso sin aprobar ni una...
Ahora bien, si la educación debe preparnos para la vida (sea para ser ciudadanos o productores, está abierto a debate), ¿lo realmente importante es 'aprobar'?
¿La educación fomenta adecuadamente el desarrollo de la inteligencia?
Tras haber discutido sobre este tema con unos cuantos clientes, me encuentro con que la definición de inteligencia no halla criterios uniformes de aceptación: se puede tener inteligencia matemática, inteligencia espacial, inteligencia memorística, etc. Algunos nacen con una u otra más desarrollada. Otros consiguen expandirla a través de los estudios, ejercicios, etc.
Y, a pesar de tantas inteligencias, hay infinidad de personas extremadamente talentosas que se las ven para siquiera prosperar levemente en su vida. Por cada persona realmente con talento en las empresas, hay diez que viven del cuento. Y de lo que produce ese uno.
Tal vez, además de tantas asignaturas como hay en los planes de estudios, sea necesario ahondar en la única inteligencia que sobrevive cuando el resto de fórmulas matemáticas, capitales de países asiáticos, poetas románticos y ejercicios de genética con guisantes lisos o arrugados se nos han olvidado:
La Inteligencia Para la Vida. Aquella en la que nos podemos apoyar siempre, independientemente de la circunstancia o lugar en la que nos hallemos.
¿Qué es la inteligencia para la vida (IPV)? Aquella que nos permite ser, sencillamente, más prácticos (y, posiblemente, más felices) al servirnos para responder de manera efectiva a los entornos y circunstancias a los que somos expuestos en cada uno de nuestros días.
¿Qué es, si no eso, el éxito?
Por ejemplo, si tenemos miedo a algo, la IPV nos empuja a reducir la incertidumbre buscando información. A controlar ese miedo, a canalizarlo.
Si necesitamos libertad (ergo, dinero para comprar nuestro tiempo), la IPV nos ayuda a identificar oportunidades de negocio para crear valor para una sociedad a cambio de dinero... mediante la empatía, confianza en el saber crear estructuras de negocio (aspectos legales, fiscales...), liderazgo para atraer buenos equipos, la perseverancia; la filantropía para compartir el éxito.
La IPV es la única de todas las inteligencias realmente práctica. Y que no se olvida. La que más capacita en la vida.
Es, además, la única que sigue sin enseñarse en el aula.
Aunque sea perfectamente enseñable.
estoy casi de acuerdo contigo excepto en que la inteligencia de la vida, no se puede enseñar, se aprende. Porque quien la enseña?
ResponderEliminarPor otro lado 2 comments:
* creo que el dinero no es una causa sino una consecuencia. No hacemos mas que querer dinero, y es justo lo que no tenemos. A lo mejor debemos pensar que eso es consecuencia de un proceso, no?
Y otro mas profundo:
* he visto tu trayectoria y evidentemente no todo el mundo ha trabajado en 10 paises. Yo he trabajado y vivido en 3 y trabajado en otros. Evidentemente eso te da una vision de la vida muy distinta y te ayuda a poner en entredicho la relatividad moral de muchos lugares pudiendo formar tu propia etica, como el comun denominador de las mejores practicas de cada sitio. Si creo que viajar hace mejores personas, mas respetuosas y tal y tal....
Sin embargo, tu crees que esto se puede leer en un libro? o crees que mediante unas sesiones de coach alguien puede captar la esencia de lo que le estas contando. Por eso no me atreveria hacer coaching, porque creo que cada uno debe aprenderlo y experimentarlo por si mismo, y creerselo es simplemente como creerse cualquier otro argumento de nuestros famosos y tristes ¿lideres?, que como no tenemos juicio nos dicen lo que queremos oir, y a eso nos apuntamos.
Lo que si creo es que se puede crear esa necesidad, pero nunca transmitir a otro las consecuencias de la propia experiencia.
En cualquier caso, enhorabuena por tu libro. Si tengo ocasion lo comprare.
Adolfo Rodriguez
Gracias de nuevo por tu entrada y por tu felicitación, Adolfo.
ResponderEliminarLa diferencia entre un mentor y un coach está en que el primero es una persona lo suficientemente ‘avanzada’ en cualquiera que sea la disciplina que el alumno/aprendiz deba saber. Ese es el tipo de persona que puede enseñar acerca de ‘la vida’, comoquiera que la concibamos. En la entrada, particularmente, me refiero a la inteligencia práctica para idear maneras de generar dinero creando valor, independientemente de la edad (yo, por ejemplo, fabriqué y vendí un pinball y estuve gestionando unas casetas de juegos en una feria con diez años). El problema es que, según vamos creciendo, como dice Epícteto: ‘no se puede enseñar algo a quien cree que ya lo sabe’. Es mecanismo de la mente humana: aferrarnos a lo que creemos conocido, aunque sea erróneo o no nos esté siendo útil en nuestra vida. Y cuanto más crecemos, más tendemos a cerrar nuestra mente, gracias a nuestro ego. Quemas el ego, abres tu mente, y distintas soluciones a problemas viejos aparecen prácticamente solos. Cuando se es niño, el ego está hecho de otra pasta, así que si nuestro sistema educativo enseñara, por ejemplo, a inventar y comercializar algo para ayudar en un problema a un compañero de clase, un amigo, un profesor, el chaval adquiriría una serie de habilidades para no tener que depender (al menos no durante 40 años) de un jefe para comer o irse de vacaciones: idearía maneras de crear-valor-a-cambio-de-dinero. En eso se basan casi todas las empresas de la economía llamada real (de la economía financiera aún tengo mis dudas.)
El coach, por el contrario, nunca le dice a nadie lo que debe hacer: deja que lo descubra solito, que para eso ya es mayor y máximo responsable de sus decisiones. Para eso emplea, entre otras técnicas, preguntas provocadoras para abrir vías no exploradas… o para hallar el coraje (o lo que sea) para abrir diferentes puertas. Si no, el coach se convertiría en maestro. Y entonces estaríamos hablando de otra cosa. De ahí que comparta, al 100%, tu segundo punto. En ese sentido, me permití recoger en el texto una cita milenaria (la rueda, está claro, ya es suficientemente redonda): ‘Leo y olvido. Oigo y entiendo. Hago y aprendo’.
En cuanto a tu primera apreciación, comparto igualmente al 100% tu visión. Disculpa si vuelvo a citar el libro, pero creo que lo sintetiza como tú lo ves: ‘… Durante los años que transcurran en el intento, el propio medio (hacer dinero) se convierte en un fin en sí mismo al que supeditar un gran número de decisiones vitales, si hablamos de individuos; y la mayor parte de las estrategias comerciales, de marketing, financieras y de recursos humanos, si nos referimos a organizaciones…’
Por eso no hablo solo de ‘cómo’ hacer dinero.
Sino ‘para qué’. Y no solo para forrarse. No, al menos, como yo lo veo.
El mundo necesita otra cosa.
totalmente de acuerdo, Gregory, pero ya ves que todo en la sociedad quiere apuntar en direccion contraria a la pretendida por un coach,
ResponderEliminarasi que me temo que teneis un trabajo duro, jodido, y a veces os pueden llegar a odiar. Ya sabes que remover conciencias para algunos puede ser hasta traumatico y se revuelven de forma agresiva.
Animo, y si, el mundo necesita otra cosa, y sobre todo este pais.
Saludos,
Adolfo.