lunes, 28 de febrero de 2011

Reseña de 'Coaching para Emprender' en el CEEI


Para leerla, aquí.

Pre-Ocuparse

Invertimos (¿malgastamos?) ingentes cantidades de tiempo ocupándonos de cosas que nunca sucederán. Peor aún: perdiendo la salud por los '... ¿y si...?' posibles que, sin duda, pueden pasar para cortar una buena racha o un buen momento de la vida.

Hay muchas personas que no solo sienten temor al fracaso... tienen miedo, incluso, al éxito. ¿Y si resulta que es solo temporal?, se dicen; ¿y si todo esto es un sueño?, dudan cuando las cosas parece que van saliendo bien.

Y, en efecto, tan predecible como la gravedad, acaban cayéndose del puente al agua. Aunque estuvieran caminando con arnés, cuerda de seguridad y en una estructura sólida de veinte metros de ancho.

Lo que tememos nos gobierna: es una ley universal. Quítese la vista del objetivo que se persigue, y únicamente hallaremos obstáculos (que los hay/hubo/habrá) para tenernos entretenidos... o para testar cuándo queremos 'de veras, de veras, de veras' aquello que decimos que queremos.

Ocuparse en una meta es crear las circunstancias para que la meta llegue: empleando las acciones que a cada paso están a nuestra disposición - un contacto, una información, una experiencia.

Pre-ocuparse es quemar energía preparándonos mentalmente para algo que, en muchísimos casos, nunca sucederá.

Pero, ¿y si pasa?

(Ah, persistente ese '¿y si?')

Pues se resuelve.

Como siempre hacemos.

lunes, 21 de febrero de 2011

"Vivir sin Empleo"

Concha me manda un enlace que, desde luego, no deja indiferente: la pregunta ¿acaso no hay otros modos de vivir, trabajar, dignamente en lugar de permanecer dando vueltas en la rueda como un hamster? tiene una nueva respuesta.

En este enlace, la propuesta.


sábado, 19 de febrero de 2011

Competir

Hay múltiples enfoques para entender (vivir) lo que significa competir, entre los cuales uno estimula y el otro erosiona.

Búsquese competir contra otro para demostrar que uno es mejor (más alto, más guapo, más rubio) y, previsiblemente, nunca hallará final en la comparativa: siempre habrá alguien mejor preparado, más inteligente, con más dinero, con novias más arquetípicas, más, más, más. Frustrante. No hay fin.

Luego hay otro enfoque: el del que compite consigo mismo, elevando su propio listón... al competir contra otro a quien considera un digno rival. Este rival, en sí, no es un enemigo - sino la espuela que mueve a nuestro protagonista a subir cada vez más la apuesta sobre mismo: "a ver qué soy capaz de conseguir", se dice.

Su rival se convierte así en su espejo: si su rival le supera, es tiempo de trabajarse. Si su rival pierde, la autocomplacencia le aguarda silenciosa a su espalda. Este rival no es despreciado; al contrario, es respetado y admirado - pues gracias a él uno crece. Sin él, uno se vuelve arrogante.

Nadal sin Federer no sería Nadal... y viceversa.

Esa es la competición que expande horizontes, amplia nuestro aprendizaje, nos provoca a alcanzar. No nos picamos con el otro: nos picamos con nosotros mismos ante la magnificencia del otro.

Sentirse grande mediante la supresión del otro ("me siento más que mi pareja, mi compañero..." o que alguien más débil) no es solo miserable: revela precisamente lo que cree ocultar - su baja autoconfianza.

Qué buena oportunidad para subir ese listón.


lunes, 14 de febrero de 2011

Para Avanzar, hay que Ensuciarse

Aprendemos y avanzamos porque nos mojamos. Desde la barrera, como comentaristas de salón, la vida es fácil: 'yo haría...', 'si pudiera...', 'lo que hay que hacer es...'. Enternecededor, ciertamente...

... pero no nos hemos movido un ápice desde esa barrera.

Me envían este vídeo que, como pocos otros ejemplos de publicidad, además es inspirador.

Ensúciense - y deje de preocuparse:

Somos lavables.

Gracias a Virginia por el video.

domingo, 6 de febrero de 2011

Mover, no Conmover

Me comentaba hace dos días una persona que se está formando en Coaching que la primera (y única) experiencia que había tenido hasta el momento con la disciplina fue gracias a un tipo que 'me hizo sentir muy bien... pero enseguida se me pasó... hasta el punto en que no me quedaba muy claro si esto del Coaching servía para algo'.

Esto es, de veras, un problema.

En efecto, para movilizar a un cambio, es necesaria una motivación potente - normalmente asociada a una emoción duradera.

El feel good (me siento bien) de una sesión de coaching es, claro, muy importante: es un recordatorio de la capacidad y responsabilidad que tiene un individuo de generar nuevas realidades que creen mayor bienestar para sí.

Pero andar por ahí tocando la fibra sensible de la gente para, simplemente y superficialmente, emocionarla no es efectivo: sirve de bien poco y hace perder el tiempo al cliente.

Por no hablar de si es profesional o ético.

Conmover no es mover: activar lo primero para encauzar a lo segundo (a la acción) es un ejercicio de valor para el coachee-cliente. Pero si ambos se desvinculan, no se aporta más valor que el desenlace de una telenovela de clase B en una ociosa sobremesa veraniega.


Reseña en 'Nueva Empresa'



'Coaching para Emprender', en la portada de Nueva Empresa.

Para leer su reseña del libro, aquí.

miércoles, 2 de febrero de 2011

Transiciones

Me preguntaban hace unos días unos futuros coaches a los que tutorizo/mentorizo si había 'algo' que todo proceso de coaching, cualquiera, independientemente de su contenido o substancia, debiera tener en común.

Y mira que 'debiera' me gusta poco como término en el coaching: es la puerta de acceso a las creencias limitantes. Pero esta vez, qué demonios, voy a dinamitar este dogma.

Realmente creo que todo proceso de coaching, todo, para que sea exitoso, debe facultar al individuo a que ande siempre alerta (que no 'miedoso') a cambiar; a que abrace al cambio que, sin duda, va a venir (y más de un par de veces) en su vida. Y, sobre todo, a tener la certeza de que saldrá airoso.

No me pregunten cómo funciona - no tengo ni idea. Pero les reto a que encuentren a un solo tipo con confianza en sus recursos que no haya salido triunfador ante los más retorcidos sudokus que le haya puesto la Vida delante.

Eso es coaching. Lo demás es cosmético.