lunes, 26 de octubre de 2009

La ¿Arrogancia? De Emprender

Acabo de terminar un libro acerca de David Ogilvy (publicado en 1963 – toda una rareza de libro) en el que, como su contraportada dice, se habla de la vida de este gurú de la publicidad que se presentó en EEUU procedente del Reino Unido con lo puesto y 10 dólares y 25 años más tarde dirigía una de las principales agencias publicitarias, facturando 55 millones al año.

El tono del libro está muy centrado en la autopublicidad lo cual, en algunos momentos, daba para pensar del grado de arrogancia que caracterizaba a este gran emprendedor.

¿'Arrogancia' he dicho?

No son pocos los emprendedores que son tachados de 'arrogantes', 'insolentes', 'creídos' o 'chulescos' – rasgos característicos que, para otros emprendedores quizás puedan mejor ser definidos como 'alta autoconfianza', 'fe ciega en uno mismo' o 'implacable con el trabajo por debajo de excelente'.

Como siempre, el lenguaje (la Lingüística) incide drásticamente en los pensamientos y esquemas que cada uno nos hacemos del mundo. Así, ¿quién traza la división entre 'arrogante' y 'con alta autoestima'? ¿Y la que hay entre 'persuasión' y 'manipulación'; 'obstinación' y 'perseverancia'; entre 'ambicioso' y 'codicioso'; o entre 'rico' y 'próspero'?

Exacto: la división es absolutamente moral, un juicio de valor personal enraizado en nuestra educación, creencias, miedos o sueños.
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Hace unos años fue conocido en el mundillo el caso de una músico muy famosa que se hallaba grabando un concierto en vivo junto a su banda para después sacarlo a la venta en DVD. Al concluir el concierto, y una vez se hubo marchado el público, obligó a su banda a repetir el concierto com-ple-to (con las butacas vacías), pues consideraba que no había quedado 'todo lo bien que era exigible' en el propio concierto.

Naturalmente, todos los músicos acabaron hartos de ella, furiosos.

Ella, por contra, satisfecha con un trabajo que ya valoró como 'publicable'. Y, en fin, con una cuenta bancaria más gruesa.

O, perdón, ¿debería haber dicho que, una vez más, la 'chula explotadora' esta 'se ha forrado' a costa del 'pobre obrero'?

¿Cómo marcar el límite?

Ay, el lenguaje.

domingo, 25 de octubre de 2009

Peter Pan y su Hipoteca

Si has nacido en la década de los 70, quizás quieras leer este artículo. Muy interesante para explicar aquellas (auto)preguntas que, tal vez, no te atrevas a decir en voz alta.

Me pregunto como será la situación en otros países. En España, desde luego, queda claro.

viernes, 23 de octubre de 2009

¿Inversión? de Roles

En EEUU se está dando un proceso curioso. Y lo que empieza allá tarda cada vez menos en aparecer por este lado del Atlántico.

Originalmente (tiempo ha, ya), el hombre salía a trabajar ('ganar el pan') y la mujer se quedaba en casa cuidando del hogar, de la prole, y del sufrido guerrero.

La economía crece, y la mujer poco a poco va incorporándose al mercado de trabajo. En principio, la desproporción en formación y preparación de las nuevas trabajadoras que van gradualmente, pero en masa, entrando en el sistema (o en la rueda) es patente. Pero ellas comienzan a copar las matrículas universitarias y a tomarse muy en serio su trabajo, al tener que demostrar más que ellos en sus empresas.

Sin embargo, ellas perciben entre un 20% y un 42% menos de salario que sus compañeros en puestos parejos.

Llega el crack de 2008 y resulta que los hombres comienzan a ser despedidos... precisamente porque son más caros que sus compañeras. Y el tradicional (?) concepto de hogar comienza a mostrar roles invertidos: hombre en casa, cuidando de la prole, cocinando y haciendo la compra (recolector), mientras que la mujer es la que sale a cazar el búfalo con el que dar de comer a los hambrientos miembros de su tribu.

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Alguien me dijo en una conversación de café que los precios de las hipotecas (los valores de las casas que financiaban) se habían disparado porque la incorporación de la mujer al trabajo incrementaba las posibilidades de pago de la unidad familiar (si hay más dinero en el hogar, el banco puede pedir más dinero y las inmobiliarias pueden exprimir más rédito a los compradores). Siguiendo con ese razonamiento, y vinculándolo con una mayor liberalidad emocional-sentimental-sexual de nuestra sociedad, mi contertulio apostaba conmigo que en menos de 25 años la legislación permitirá las uniones civiles de tres (¿o más?) personas.

Es decir, más gente para pagar más hipoteca... por la misma casa.

¿Éticamente deplorable? ¿Moralmente inconcebible?

No es relevante. El ingenio de la banca no tiene parangón.

Me temo que me tocará pagar la apuesta.

jueves, 22 de octubre de 2009

Einstein y la Crisis

Desconozco si es fidedigna la autoría, pero, desde luego, es estimulante leer estas cosas mientras uno pasea un fin de semana cualquiera.


viernes, 2 de octubre de 2009

Cocinar. Enseñar. Silenciar.

He tenido el privilegio de conocer a un profesor de inglés y a un cocinero.

El primero daba clases de inglés sin parar, una detrás de otra. Primero una, luego diez, luego cien horas, para una conocida escuela de enseñanza de idiomas. Y pasaron los meses, y se percató de que, no solo no daba ya abasto, sino que tenía trabajo para diez profesores más. Se dió cuenta, magistralmente, de la inmensa demanda de hablar inglés bien que hay en este país, no solo de impartir clases del idioma, pues de esto último hay ya mucho e inefectivo.

El segundo cocinaba unas hamburguesas que son para caerse, posiblemente las mejores que uno pueda degustar en España. Emigró a Alemania y volvió a la Península, curtiéndose en humeantes y asfixiantes cocinas pasando por la parrilla cientos y cientos de hamburguesas a incontables clientes que salían con una sonrisa de los restaurantes donde trabajaba.

'¿Que vas a montar una academia de qué?' le respondían con desdén y arrogancia los compañeros de estudios del primero.

'Pero si solo eres un cocinero', le espetaban al segundo.

Han pasado cerca de 30 años para ambos.

El primero ofrece hoy el que, posiblemente, sea el método más efectivo de aprendizaje de la lengua en España y da de comer a 400 familias. Hasta la CNN llegó la noticia de los millones de usuarios de su sistema.

El segundo tiene hoy un par de restaurantes americanos que llena cada noche sin falta. Incluso el propio repartidor de los panecillos de hamburguesa admite que este tipo, él solo, necesita más panecillos de hamburguesa cada día que varios McDonald's de Madrid juntos.

El primero se llama Richard Vaughan.

El segundo, Alfredo.

Si hubieran prestado atención, solo un poquito más de atención, hace 30 años hoy serían el mismo profesor de inglés y el mismo cocinero que entonces.

Ah, el tiempo.

Siempre pone a cada uno donde le corresponde.