sábado, 25 de julio de 2009

Telemadres

Copi-Pego entrada del blog de una buena amiga (Carolina Riquelme).

Esto es emprender, y lo demás, como decía Einstein, mera información:


jueves 23 de julio de 2009

Vivir más en Sociedad: las telemadres
¡Qué satisfacción! Tengo telemadre desde hace una semana.Se llama Sibila, es la mejor comercial que he visto recientemente: se publicita, responde rápido y ESCUCHA a su cliente para adaptarse. Y estoy hablando de una telemadre, no de un profesional de la venta.Harta de saltarme las comidas, cocinar cansada, comer en la calle... me acordé de la reseña en TV sobre el fenómeno de las telemadres. ¿Y por qué no probar?Miedos... y quién será, y cómo cocinará, y la higieme, y será caro, y vendrá a mi casa... horror, hay que permitir acceso a tu privacidad tan "sagrada" y "alienante" hoy en día.Como le gusta repetir a mi hermano "soy una usuaria caprichosa de tecnología", y sí, me conecté de inmediato a la web
www.telemadre.com La primera impresión no fue muy buena porque me lo había imaginado todo muy estructurado - para encontrar esa seguridad que continuamente andamos buscando. Pero enseguida me di cuenta de que Sibila contestaba a todos los posts del blog ¡qué tenacidad!No pierdo nada ¿no? y le escribo un email al igual que al correo genérico de la web - que nunca contestaron. Sibila, en cambio, me manda fotos, platos, ofertas, opciones... y me llama.Me encaja, tiene buena pinta, piensa por mí para tener un menú variado, sano y casero durante la semana y encima hecho mis cuentas y es económico. Venga ¡a probar!Ricardo de 4 años es al primero que veo junto a su mamá, Sibila. Traían mi comida y seguían con el reparto para otros telehijos. Pensé "me alegro de darle una oportunidad de trabajo a un autónomo" porque lo difícil es empezar. Y sentí "la cercanía de una sociedad olvidada - ahora tan individualizada, necesitada, falta de relaciones personales" (¡si no saludamos ni al vecino!).Deciros que me como con gusto y felicidad la comida de Sibila - pero, más aún, me alegro cuando la veo llegar y comparto 5 minutos con ella cuando me cuenta algo más de su vida - me siento parte de un tejido humano...La guinda: la medición de la satisfacción postventa ¡menuda atención al cliente! "El primer día, pasada la hora de la comida, me llama ¿Te ha gustado, quieres que cambie algo?".¡¡Fantástico!! A comer sano, casero y en Sociedad... fuera miedos.Por supuesto, le he dicho a Sibila que tiene que estar en Facebook: buscadla por Sibila Hellgia Sequeira Bragança

domingo, 19 de julio de 2009

Negocios con ¿Amigos?

Mira que me lo decían ya desde pequeñito: no meterte en asuntos de dinero con familiares o amigos.

Nada, que hasta que no he metido los deditos en el enchufe no me he dado cuenta del porqué... acabo de llegar de unos días de asueto inconexo al mundo (no me atrevo aún a entrar al email...) y ya me entero que un ¿amigo? no me va a pagar una factura que me debe.

'La crisis', me dice. Claro. Por eso conduce un deportivo. Trajes de sastre. Cenas en lugares exclusivos. Para qué seguir.

Lo admito: no hay nada como la experiencia (con pupa, a veces) para que la letra entre en el contexto neuronal de uno... a pesar del hormigón armado.

Paciencia.

Esta venía con pupa.

lunes, 6 de julio de 2009

Seminarios Coaching y Habilidades

Verónica Kenigstein va a impartir una serie de seminarios en Madrid que, visto el programa (y, sobre todo, el CV emprendedor y personal de la facilitadora), creo que merece dedicarle el tiempo para participar.

En este mes de julio va a lanzar tres iniciativas:
  • Seminario: La Nueva Pareja (un acercamiento a las relaciones en los tiempos que vivimos).
  • Taller: Resolución de Conflictos mediante la Comunicación sin Violencia (no necesariamente física - y, desde luego, aplicable a unos cuantos ámbitos profesionales y personales).
  • Taller: Poder Femenino - cómo desarrollar el propio potencial (dirigido a mujeres).

Para más información, en Lider-Haz-Go! y/o en el teléfono (692 061120) o email de Verónica.

miércoles, 1 de julio de 2009

Decisiones Estratégicas... o casi

Hace unos días me fui a tomar un helado en una de las tiendas de una cadena internacional (ahorraré la publicidad, pero diré que cuesta deletrear la marca) y me encontré con los resultados de unas políticas de reclutamiento y formación que, en fin, merecerían una patada en el c*lo a quien se le ocurrieran.

Uno de los combinados que ofrecía la tienda incluía un gofre y un par de bolas de helado que ¡necesariamente! tenían que ser de dos sabores concretos, ninguno de los cuales me gusta.

Le pregunté cortésmente a la dependienta si, por favor, pudiera cambiarme los sabores de las bolas por otra cosa.

En verdad, la pregunta la planteé como retórica, nunca pensé que me respondiera con un sencillo 'no, señor'.

Lo que prometía ser una satisfacción gloriosa de mi más bajo apetito por un helado tras estar un buen rato a 35ºC al sol acabó durando casi media hora.

El diálogo fue algo así:

Yo: '¿Podría cambiar los sabores de los helados? Realmente no me gusta el capuccino ni el dulce de leche.
Heladera: 'no señor'.

Yo (pre-atónito): '¿por qué no? ¿acaso cuentan las bolas de helado del contenedor' (debe ser de 10 litros) 'cada noche? (pregunta hecha intentando crear buen rollito, a ver si la buena señora se aviene a cambiarme las bolas).
Heladera: 'sí señor, contamos las bolas cada noche'

Yo: (sin saber ya si me estaba tomando el pelo o si andaba en serio). '¿En serio? ¿Y luego las vuelven a meter en la cubeta?'
Heladera: 'no señor, es que la caja registradora no permite cambiar de sabores'.

Yo: (no sabía si reirme). '¿Y si los cambiamos sin que se entere la caja registradora?'
Heladera: 'no señor, no se puede. Y además, tendría que consultar a mi supervisora'.

Yo: (mientras la cola para pedir un bendito helado se va alargando) 'Pues pregúntele'.
Heladera: 'no está, señor'

Yo: (empezando a hartarme de que me llame 'señor'). '¿La puede llamar?'
Heladera: 'Sí'. (Y sin hacer ningún ademán de coger el teléfono).

Yo: (a punto de partirme de risa, y buscando ya la cámara oculta). '¡Pues llámela!'.
Heladera: (busca el teléfono, llama a la supervisora. Yo cronometro: nada menos que 6 minutos para realizar la decisión estratégica para la empresa de saltarse el protocolo sagrado establecido por algún consultorcillo para la omnisciente Gran Caja Registradora). 'Ya está señor'.

Yo: (silencio incómodo esperando a que comparta conmigo las directrices de su tele-supervisora). '... ¿y bien?'
Heladera: 'sí, señor: es posible, pero solo por hoy y por ser usted. Debe saber' [cielos: ahora viene la parte en la que me va a intentar educar, a mi edad, acerca de las bolas de las... bolas], 'que la próxima vez no podremos hacer esta excepción' [en efecto, no solo ha intentado educarme, sino que aprieta el botón de la culpa. Así, sin avisar.]

Yo: 'se lo agradezco infinito - al igual que las doce personas que están esperando'.
Heladera: (sirve el helado) '¿Desea algo más, señor?'

Yo: 'Sí: un vaso de agua por favor. Con hielo'.
Heladera: 'El hielo está reservado para... ¿señor?'

Y me fui.

Con mis bolas...

... y mi entrada para el blog.