jueves, 29 de diciembre de 2011

Cambio o 'Filosofía'

Asistir a cursos, atender seminarios, hablar con interlocutores optimistas positivos, leer textos inspiradores, escuchar a líderes en sus disciplinas, ver en acción a gurús del desarrollo personal, son acciones sumamente potentes para sentirse bien. Incluso hey, quizás faciliten el dar un primer paso hacia un cambio necesario o buscado.

Pero mientras, hay personas que emplean ese mismo tiempo para hacer algo al respecto con sus vidas. Menos gasolina, pero mayor potencia. Eficiencia en acción.

Uno puede hiperinflar su motivación como quien recibe su chute, su dosis diaria de ánimo: necesitan su palmada en la espalda - o un pequeño codazo en las costillas - para moverse. Si no, que me quede como estoy.

Motivarse no es lo mismo que dejar que le llenen la cabeza con humo de colores.

Empuje sin acción se queda en ensoñación.

Bonita, sí.

Pero seguimos dormidos.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Coaching en Postgrados para Emprendedores en España

Con el generoso permiso de su autora, Rocío Alcocer, adjunto aquí la más que recomendable Tesina de Fin de Carrera realizada en la Universidad Pontificia Comillas/ICADE y en la que se recogen algunas reflexiones que compartimos para responder a las siguientes cuestiones:
  • Investigar si el coaching tiene cabida en los posgrados para emprendedores en España.
  • Identificar el posible encaje conceptual entre el concepto de emprendedor y el de coaching.
  • Estudiar la oferta actual de Másteres para emprendedores en España.
  • Conocer las motivaciones de los emprendedores a la hora de decidir cursar un Máster para emprender.
  • Determinar si las personas que cursan estudios de posgrado para emprendedores considerarían provechoso participar en un proceso de coaching y por qué.
  • Analizar el punto de vista de coaches a este respecto.


viernes, 23 de diciembre de 2011

5:03

¿Apenas cinco minutos podrían resumir la fugaz eternidad que alguien experimenta cuando mira a su propio fin a los ojos y, de repente, una nueva vida le es regalada?

Ric Elias, superviviente de un accidente de avión, lo demuestra.

Con mis mejores deseos para los amigos que están, los que fueron y los que serán; los colegas que marcharon, los que son, y los que aparecerán; y para todos los que sospechan, con razón, que vivimos momentos para desperezarnos y levantar la vista más allá del horizonte.

Que reciban, como quiera que conciban estas fechas, todo lo mejor.


lunes, 19 de diciembre de 2011

Yo mi me conmigo

Hay una línea, delgada pero clara, entre cuidar nuestro yo y rendir tributo a nuestro ego; entre ayudar a otros porque nos motiva, a hacerlo para rehuir las propias responsabilidades e introspecciones.

Antes de despegar, en los aviones se nos informa acerca del procedimiento en caso de despresurizacion de cabina: las máscaras de oxígeno penderán delante de nosotros y, si vamos acompañados de una persona que requiera ayuda, primero deberemos colocarnos nuestra propia máscara, y después ayudar a otros con la suya.

Hágase otra cosa y los desmayados serán dos.

Cuando uno aprende a bucear, siempre con un buddy (compañero), se le guía acerca de qué hacer en una emergencia como la de que el compañero se quede sin aire en la botella - alternándose en compartir el oxígeno del primero, cierto, bajo el liderazgo la dirección de éste: si se dejara inquietar por el lógico temor del segundo, dos serían los ahogados - aun habiendo suficiente aire para ambos hasta llegar a superficie.

Pero volvamos ahora a tierra firme.

En situaciones difíciles de cambio en nuestras vidas, cuántas veces entregamos el control de nuestras decisiones y las supeditamos a algo que creemos es más importante, por algún ¿imperativo? moral (dándole la espalda, inconscientemente, a las luces del tren), cuando es precisamente lo contrario lo que debemos tentar: mirar hacia dentro de nosotros, no hacia afuera - ¿qué es bueno para mí?, ¿qué es importante para mí?

Lo contrario implica rebozarse más en el barrizal: cuántos empleados trabajan más duro creyendo imaginando ameritar ante sus jefes cuando los EREs se suceden; cuántas relaciones interpersonales se mantienen con ventilación asistida porque somos amigos desde hace años; cuántos matrimonios perviven en abierta hostilidad por el ¿bien? de los hijos; cuántas desinversiones financieras no se llevan a cabo porque el asesor agente comercial del banco nos dice que esta vez sí en el próximo trimestre recuperará usted lo perdido, oiga.

Es facil autoengañarse. En el casino de la vida es tentador seguir apostando al negro cuando solo sale rojo, en lugar de levantarse de la mesa, estirarse el arrugado traje, asumir las pérdidas y recomponerse de nuevo. Esa fue una de las guías que compartió para mi primer libro un inversor que vive de las rentas de sus rentas (no, no sobra un renta): es mejor perder mucho cuando la cosa va torcida (siempre en este ahora y este aquí, recuérdese), que perderlo todo.

Pero para eso es crítico discernir cuándo es momento de pensar para y por uno mismo -- paradójicamente, para disponer de una mejor plataforma para ayudar a otros.

El capitán no abandona el timón en mitad del tifón para cuidar, mimar o servir cócteles a sus pasajeros. Se van a tener que apañar por el momento agarrando sus propias bolsas para el mareo.

Mejor ellos con estómago revuelto que abandonar la nave a su zozobra.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Inteligencias y Talentos

En nuestras escuelas y academias se ofrecen clases de refuerzo de aquellas materias hacia las que, en muchos casos, el alumno no se haya naturalmente inclinado. Tristemente, no se ofrece mayor refuerzo para aquellas materias en las que el chaval ya despunta. Total, si ya es bueno, para qué molestarse en que mejore.

Es como insistir en reconvertir a un corredor de fondo en un jugador de petanca 24/7. Dilapidar talento, vamos. Como si lo regalaran con los petit suisse.

Parte del rol de padres, tutores, educadores, y cualquier adulto que trate con pequeños y a los que les importa que estos últimos no acaben toda su vida a) trabajando en para un banco ó b) saltando de empleo en empleo [no tanto para buscar donde encajar, sino como un medio para encontrarse (o crearse) a sí mismo] consiste en estar atento a las señales de los talentos naturales, los de fábrica, con los que aterrizamos en este mundo.

Que los hay.

Si trabajan ustedes en empresas razonablemente grandes, antes o después habrán oído la proverbial odisea de los departamentos de Recursos Humanos por alinear (un edulcorado '¡se cuadren, c*ño!') al empleado con los objetivos de la empresa sus jefes. El lenguaje, curioso, quiso que de alineación a alienación, tan solo hubiera un pequeño baile de letras. Apuesto con ustedes a que no encuentran una sola persona perfectamente alineada con los objetivos del sitio donde trabaja - si está aquel contratado por cuenta ajena. Ni mencionar si trabajara solo por el dinero de cada mes.

Pero volvamos al cole.

Eduquen, extraigan, destapen, aquello en lo que el chaval despunta y, sobre todo, disfruta; y proporciónensele los recursos para que exprima esos talentos.

¿O acaso queremos condenarles a desarrollar sólo los talentos más demandados por el mercado que le rodea (estudia algo con salida; hazte programador, que ganas una pasta) para convertirle en un rico... que antes o después se preguntará en su edad adulta pero qué demonios estoy haciendo con mi vida?

La próxima vez que estén jugando (los juegos son particularmente reveladores) con un chaval, fíjense en su empleo (habilidad y disfrute) del lenguaje (con ustedes, el próximo Nobel de Literatura); su destreza en el uso de su capacidad motora (¿un nuevo atleta en ciernes?); su habilidad artística (pintura, escultura, arquitectura - ese Lego -, música, diseño); su empatía y simpatía (consigo mismo, con los demás); y, por supuesto, la habilidad que nuestra sociedad ceba con esteroides: la lógica-cartesiana.

Tomen nota del modo en que el pequeño juega, se desenvuelve; escriba algunos ejemplos, aunque sean anecdóticos, de aquello en lo que parece que disfruta y, encima, es bueno haciendo.

El esfuerzo de usted hoy le ahorrará a esa persona mañana tiempo, energía y dinero intentando descifrar por donde guiar sus pasos profesionales más allá de las avenidas convenientemente pavimentadas y con salida.

¿Para qué, de todos modos, querría alguien salir de algún sitio donde se halla cómodo?

domingo, 11 de diciembre de 2011

La trampa de la responsabilidad

Una cosa es dedicar la vida de uno a un propósito mayor que uno mismo (uno de los motivadores más potentes que hay), y otra bien diferente es sacrificar la vida de uno por los demás.

¿Hasta qué punto una persona se esconde en su verbalización de hacerse responsable de/por otros, precisamente para no hacerse cargo de su propia vida?

El matiz es sutil - y no tan fácil de discernir.

Por ¿educación?, ¿culpa?, ¿costumbre?, solemos anteponer a los demás a nosotros mismos ('Yo y Pedro Pedro y yo jugamos al fútbol', que nos decían en el colegio), incluyendo aquellas decisiones que pudieran penalizar, menoscabar, nuestro propio bienestar. Nadie quiere que le tachen (y menos uno a uno mismo) de egoísta. (La propia palabra da escalofríos, brrr).

Nuestra sociedad, la que nos hemos inventado, presenta un modelo idóneo, publicitario, de papá-mamá-niño-niña en el que los dos primeros (o, aún en ocasiones, solo el primero) se dedican a batallar contra dragones y malvados para proteger a la progenie. Tiene sentido, ¿no?

Creo que no.

Cuando nos dimos un garbeo por primera vez sobre la Tierra, hará unos doscientos mil años, nos apañábamos bastante bien en grupos, en tribus. Cooperación era sinónimo de prevalencia, subsistencia; los niños eran cuidados por todos, y el rol de los pequeños era el de formar parte activa de esa 'familia extendida', en lugar de ser el centro receptor de la misma.

El antropólogo Dunbar defiende que 150 es el número de humanos máximo en el que podemos desenvolvernos con comodidad en tanto seres tribales que somos. Tomen pues una empresa con dos mil empleados, una ciudad con cien mil, o una unión europea cualquiera con quinientos millones de almas, y figúrense que, en efecto, nos tornamos ingobernables.

¿Qué hacemos entonces? Encerrarnos en nuestra fortificada unidad familiar, batallar por recursos finitos (que solo lo son en relación con el sistema en el que se desenvuelve el individuo - modifíquese este sistema, y los recursos se tornan necesariamente más abundantes), cuadrarnos la cabeza para encajar como autómatas en escenarios intrínsecamente foráneos - o abiertamente hostiles.

Los padres no dan abasto: las deudas con el banco, los modelos de vida próspera-televisiva presionan, (la apariencia de) el éxito del vecino les hacen querer subir la marcha. Son, con frecuencia, solo (y solos) ellos dos contra el mundo. Y, mientras, los niños aprenden de sus padres lo que ven - no lo que se les manda. (Los chavales tienen una memoria prodigiosa para olvidar lo que se les dice que deben hacer cuando lo que ven en acción de sus modelos-padres-tutores es incoherente).

Hoy a los niños los cubrimos (y lo seguiremos haciendo estas Navidades/Reyes) con cosas, con regalos, con sustitutos materiales de lo que realmente necesitan. 

Atención. Educación. Guía. Consideración. Infusión por goteo permanente de autoconfianza. En otras palabras, esta siempre resbaladiza palabra, amor

Y amor paterno, quizás, no signifique entrego mi vida por ti, hijo mío - sino posiblemente te guío para formar parte de tu propia tribu mientras desarrollas los dones que la naturaleza sembró en ti. En otras palabras, como m/padre me sigo haciendo cargo de mi propia vida, mientras te acompaño a que te hagas cargo de la tuya.

Ese es el progreso de la madurez humana: niño (dependiente), adolescente (independiente), adulto (interdependiente). Sáltemonos este orden, y en el futuro el chaval tendrá que ir poniendo parches a su in/inter/dependencia en cada revolcón serio que le ponga la vida por delante.

martes, 6 de diciembre de 2011

Resiliencia

El éxito se mide por cuán alto rebotas
una vez que has tocado fondo.

George S. Patton (1885-1945)


En una cápsula, esta frase sintetiza lo que entendemos por resiliencia.

Un grupo de especialistas en Neurociencia, Psicología, Coaching, Educación y Consultoría estamos trabajando para traer a emprendedores, directivos, educadores, deportistas y público en general esta competencia, a través del Instituto Español de Resiliencia (más, aquí).

La crisis, ah, esta crisis, no nos perdamos, no es financiera - o al menos, no solamente. Hoy está habiendo un cambio de conciencia, de concienciación, en nuestro sistema político, social, económico, de valores, que destapa lo que se entreve tras la opaca mascarada de reuniones del G20:
  • El sistema laboral, como lo entendimos hasta hace una década, no volverá: estamos ante, posiblemente, la mejor (no necesariamente fácil ni sencilla) oportunidad de éxito para los agentes libres que trabajen en redes simbióticas, como contamos en mi segundo libro.
  • El dinero deja de adquirir protagonismo como fin - y vuelve a la posición de la que nunca debió salir: al rol de ser un medio de comprar otra cosa con un valor incalculable: nuestro finito y precioso tiempo.
  • El público ya no busca proyectos vitales basados en tener casa hipoteca, esposx, niñxs, perro, pantalla plana (no necesariamente en ese orden); el público se identifica, es, con lo que hace. Y ya no quiere hacer cosas que no son él/ella. La frase trabajo en lo mío toma una nueva interpretación: en lugar de pasar toda la vida buscando la misión de otro desde donde encajar mi labor -tarea condenada a la frustración-, ahora es construyo una misión, una labor, un proyecto, mío - en el que trabajo.
    • Se abre la veda. Ya no hay límite en la creación, elección de proyectos vitales donde trabajar. Conozco individuos con más de seis tarjetas de visita diferentes que reflejan cada uno de sus proyectos. ¿Locura? No: elección. (Mi propia tarjeta muestra únicamente mi web.)
  • Entramos en parábolas (laborales, vitales, financieras), cada vez más llanas, con puntos de inflexión, de cambio de tendencia ascendente/descendente, más largos - los proverbiales ciclos de siete años que muestro aquí en dos gráficas (el superior con un antes; el inferior con un ahora-mañana) se tornan más oscilantes. En otras palabras, nos pasamos más tiempo en tránsito de una estación a otra que de pie esperando a que pase otro tren.

     
  • Lo que ayer era común ('no puedo cambiar de carrera, llevo mucho tiempo haciendo lo mismo', 'me quedan solo x años más en esta empresa para jubilarme', 'ya tengo casa, ya estoy seguro') y lo que era raro ('estoy en una etapa de transición', 'le he dado la vuelta a mi vida', 'me separo aunque lleve veinte años de infeliz matrimonio', 'he comenzado de cero') hoy es, precisamente, lo contrario.
    • No hay seguridad laboral - ni la volverá a haber jamás.
    • No hay seguridad en las relaciones.
    • No hay seguridad en las carreras profesionales.
    • No hay seguridad académica: y menos con planes de estudio de los tiempos de cuando Apple solo significaba una... fruta.
    • No hay seguridad financiera: es posible ganar una fortuna invirtiendo cero coma cero euros en el marketing de una buena idea, y perderlo todo en la siguiente burbuja-capricho de alguien que se dice inversor. (Un inversor aporta un capital para crear algo tangible y de valor para mercados y empleados, esperando un rédito por su riesgo; un especulador aporta un capital para crear algo tangible y de valor para mercados y empleados, esperando un rédito por su riesgo).
La nueva seguridad es la flexibilidad.

Sea flexible, cree contactos, quítese los anillos para que no le preocupe que se le caigan, fórmese permanentemente, mueva el c*lo a menudo de su confortable y calentita (y reconvertida a impredecible) rutina, y estará, paradójicamente, más seguro. Nadar contracorriente es extenuante. Aprovechar las corrientes que le lleguen en zigzag para llegar al otro lado lleva más tiempo, sí. Pero se acaba llegando.

Desarrollar la resiliencia es posible - y factible. Autoestima, autoconfianza y autoconcepto; resolución de problemas complejos, comodidad con la incertidumbre, establecimiento de metas, creación de redes de apoyo, aceptación (que no resignación) y superación - y todo ello con una base científica. (Malas noticias para el coaching de fogueo). Y todo ello con fundamento lógico y condimento emocional: duro con el problema reto; suave con la persona.

Y, sobre todo, efectivo.

Si alguien cae y se rompe su vida (un despido, una separación, una injusticia) en mil pedazos, puede hacer tres cosas:

Quedarse mirando al suelo, llorando y añorando durante lo que le quede de existencia por aquello que se perdió.

Recomponer los trozos que encuentre y rehacer su vida como pueda, lastrando el dolor de su pasado como un grillete en los tobillos.

Hincar una rodilla, sí - pero no las dos. Nunca. Sino solo para volver a levantarse con la cabeza al frente, y para mirar a la Vida de tú a tú. Regresando al campo de juego - pues el partido, no señores, no ha hecho más que empezar.

Eso es resiliencia.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Cansado... ¿de qué?

Están los dos extremos.

Por un lado, está el trabajar en algo que nos cansa, extenúa, erosiona nuestra energía. Da igual estar solamente una hora, en esa (otra más) reunión inútil, la edición en el último minuto de esa inacabable hoja de Excel o el repaso una vez más de esa presentación-coñ*zo antes del día que viene a la oficina la madre de todos los sheriffs. Llegamos a casa y nos sentamos derrumbamos en el sofá cansados, rendidos, fundidos, disgustados, encabr*nados con el mundo. Quemados.

Desde la esquina contraria nos observa, mientras, aquello que experimentamos haciendo cosas que nos centran, nos envuelven, nos absorben, nos seducen. Da igual las horas que dediquemos: nunca nos fatiga realizarlas. Aunque no hayamos comido en horas, o levantado nuestra vista de una pantalla con eternas líneas de codificación, de nuestro óleo aún difuminado, de nuestro novedoso postre de diseño, de nuestro primer prototipo en cartón-piedra.

A igualdad de ingesta calórica, a igualdad de horas de sueño, a igualdad de entorno social, el segundo parecería incombustible. A fin de cuentas, ¿quién se siente cansado de crear, producir, realizar proyectos en lo que le gusta? ¿Tiene sentido biológico el estrés cuando se hacen cosas que de veras nos apasionan?

Pero hay más. El problema del cansancio crónico de los primeros es que éste 'hace saltar' el instinto de supervivencia: somos más susceptibles emocionalmente (más agresivos, impacientes, sensibles - y, por tanto, menos racionales), empleando por consiguiente el tiempo que conseguimos rascar de debajo de las piedras para des-cansar (tanto luchar contra el mundo desgasta al más pintado), en la medida de lo posible, haciendo algo completamente estéril. (Aunque a veces esto viene realmente bien, sobre todo el domingo por la mañana).

Uno ya no sabe si descansa para producir mejor en lo que no le gusta, o descansa porque al hacer tanto tiempo lo que no le apasiona le da la pájara más rápidamente. Ni descansando nos sentimos descansados (¿depresión post-vacacional, alguien?). Y dénos igual la jalea real, el ginseng, taurina en lata o la última pulsera revitalizante, nada nos devuelve (¿devuelve?) la energía.

Nos tomamos todo tipo de antídotos, pero nos volvemos a meter en el avispero. Así, a pelo. Hmm. No hay que rascarse mucho la cabeza para ver qué pieza del puzzle sobra.

Para los segundos no hay fronteras entre lo que (otros) dicen que es trabajo y lo que (esos mismos otros) dicen que es ocio: ni el trabajo es una tortura, un mal necesario para pagar las facturas, ni en el ocio necesitan desconectar de algo que, simplemente, les tiene enganchados, enamorados.

Podemos pedir que la orquesta toque otra canción, o podemos cambiar nuestra pareja de baile.

Lo que no podemos hacer es obligarnos a que nos guste bailar.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Resetear el sistema

La crisis actual ha sido creada, en parte, con dinero que no teníamos (o sea, mediante el sobreendeudamiento con el que financiar mejores casas, coches más nuevos, etc. que los del vecino del 4º), y pretendemos solventarlo echando más dinero con el que sobre-sobre-endeudarnos.

'¡Capitán, hay un incendio a bordo, en la cocina!'. 'Muy bien, grumete: eche más aceite encima, todo el aceite, a ver si se apaga'.

Va a ser que no.

No son pocas las voces (supuestamente expertas) que auguran que lo de esta crisis financiera (a nivel macro, claro; a nivel micro -a ciertos individuos y emprendedores- no de la crisis ni les va ni les viene) es una broma: estamos ante un derrumbamiento sistémico, del sistema en su totalidad, vaya: déjese hundir a un país, y con él se hunden bancos, empleos y otros países. Rescátense bancos y naciones y, andá, se reparten bonuses y prebendas entre los rescatados.

Sé que me cargo el capitalismo como lo entendemos (¿por qué habríamos de respetar las leyes del mercado, si no funcionan con este mercado?), pero esta es una propuesta. Ingrata, impopular, previsiblemente inaplicable - o quizás no.

Por partes.

Todo esto empezó porque...
  • El porcentaje permitido de endeudamiento por cada individuo y empresa hasta 2007 era, básicamente, suicida en términos financieros.
  • También porque 1) la codicia de los 'asesores' financieros de los bancos les inclinaba a vender hasta los ceniceros de las oficinas (por eso no, no son 'asesores': son gestores comerciales, vendedores, mire, que no es lo mismo. Los asesores ganan dinero si hacen que usted lo gane. Los segundos ganan dinero aunque usted lo pierda... y no se hacen responsables de esas pérdidas porque su rol culmina una vez que le venden a usted el cojofondo o la gigant-hipoteca.).
  • Si antes, en, después de la crisis, muchos bancos se hacen aún más mastodónticos y su línea de beneficios es obscenamente colosal...
... entonces...
  • Por decreto (em, sí: decreto), cada banco debe ceder un 1%-2% de sus beneficios a una sociedad de capital riesgo (SCR) con control estatal y consejo asesor/consejo de sabios compuesto por contrastados emprendedores. Sí, es una medida poco democrática, pero cualquiera que sabe algo de liderazgo conoce que cuando hay un incendio, el jefe de bomberos no somete a votación con su equipo si usan manguera o extintor, o si hoy nos ponemos el uniforme azul o el gris. El tipo lidera, decide, y asume las consecuencias de esa decisión.
  • Esta SCR otorgaría fondos a emprendedores con una clara trayectoria de crecimiento (esto es, que entre otras cosas, hayan creado al menos tres puestos de trabajo en los últimos tres años; que se haya jugado sus propias habichuelas para empezar y haya hecho despegar su idea; que tenga un plan de negocio sólido de expansión, internacionalización, desarrollo). Aquí entra el comité de sabios para analizar y bendecir proyectos y otorgar fondos.
  • Si, y una vez que, esas empresas despegan, devuelven el capital asignado, el cual a su vez también se entrega a los bancos financiadores, con 0% de interés, aunque incrementado para corregir la inflación.
  • Por otra parte: se incluye, como materia obligatoria, el emprendimiento en todas las vías educativas a partir de los 12 años.
Resultados:
  • El banco reinvierte (aunque no sea necesariamente con su beneplácito) en la sociedad, el pueblo, que le ha enriquecido, creando empresas consolidadas que multiplican empleo.
  • Se estimula el emprendimiento (a ver si nos creíamos que seguir pariendo funcionarios era la vía de bajar la tasa de paro - excepción hecha, claro, de las instituciones europeas, que no tiene fondo - ¡¡¡más de 700 miembros solo en el Parlamento Europeo!!!).
  • El gobierno se involucra en lugar de legislar desde la torre de marfil.
  • Los emprendedores comparten su experiencia y visión con su sociedad. (Paradójicamente, estos pudieran negarse, precisamente, para no descuidar sus propios emprendimientos).
  • Pensamos y sembramos a medio plazo - hasta que sepamos qué hacer con 700.000 viviendas vacías. ¿Quizás usarlas de oficinas?
  • Aseguramos que creamos una nueva generación de emprendedores quienes, a su vez, cuando sean padres, transmitirán su saber a sus propios hijos. Ya está bien de fabricar operarios en nuestras aulas. Que no funciona, demonios, que no funciona.
El empleo no se crea mediante políticas. Se crea mediante actos.

Y esos actos requieren coraje.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Elegir por defecto

Cuando un artista pinta un retrato, suele enfocar su obra de una de dos maneras: a) pinta directamente el retrato (sobre todo los más experimentados); b) pinta todo lo que no es el retrato que desea - para después borrar lo que sobra.

Miguel Ángel afirmaba que él no esculpía nada - más bien eliminaba el mármol que ocultaba a su Piedad, Moisés, David.

Cuando una persona descubre, decide y está determinado a cambiar las decisiones que afectan a su actualidad, se encuentra con frecuencia con que no tiene claro qué quiere hacer. Es más - posiblemente tenerlo claro (lo que sea que signifique ese 'lo' de tenerlo) sea la excepción.

Frecuentemente, además, caemos en la falacia de que para cambiar es necesario hacer el salto de la situación actual a la deseada.

No hay tal cosa.

Lo habitual es sumergirnos en una travesía de la situación actual a una situación deseada que, la mayor de las veces, es una etapa intermedia, de transición, a veces de avituallamiento incluso - que al principio tiene más pinta de tierra-de-nadie que de Tierra Prometida: ni lo conocido inefectivo que me mueve en primer lugar, ni el vergel del Edén que imagino es mi destino.

Las travesías no solo se navegan escogiendo rutas... sino también escogiendo no-rutas: 'quiero emprender, no sé en qué, pero nada que ver con bienes industriales'; 'quiero cambiar de trabajo, no sé a qué, pero seguro que a nada que tenga que ver con lo mío'; 'quisiera hallar pareja, no sé cómo ha de ser, pero tengo claro como no quiero que sea'.

A veces escogemos por defecto, por eliminación. Como método de selección es perfectamente efectivo a corto plazo.

Sobre todo cuando se presenta esa especie de abotargamiento que le da a uno cuando la indecisión se vuelve rutina. Cómoda rutina.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Lo que (de veras) pagamos

Para un viaje a México fui, antes de salir, a un banco a solicitar pesos a cambio de euros.

Tras cerciorarme del tipo de cambio, me encuentro con un 14% de pérdida de valor entre lo que me tenían que dar y lo que, de hecho, recibí.

No hubo que rascarse mucho la cabeza para ver donde iba ese margen de la comisión del banco, pues saltaba a la vista: magníficos ordenadores de pantalla plana manejados con destreza por operadores en mesas de diseño, rodando con sus sillones giratorios sobre moqueta antibacterias que, aun así, seguramente deba ser aspirada diariamente por personal especializado; y en una localización urbana de máximo tráfico de viandantes. Eso sí, mientras tanto, el director de la oficina andaba desayunando (a mí me decían que a la oficina había que ir ya desayunado... Será que con la edad me hago más cascarrabias).

Emprender es taaanto más sencillo; implica volver a los orígenes: reducir coste, optimizar ingresos, maximizar valor para el cliente.

¿En qué momento decidió este banco dejar de maximizar valor para poner una moqueta?

martes, 22 de noviembre de 2011

Todo (¡o casi!) acerca de XIC11

Para todos los que pudieron asistir como para aquellos que no pudieron pero les interese lo que se estuvo cociendo en las Jornadas Internacionales de Coaching en Santiago (Galicia), va lo siguiente:
  • Fotos del evento, en Facebook, aquí. (Gracias a Verónica Lamperti, periodista del evento, por publicarlas y a Manu Dibuja por las magníficas fotos).
  • Todas las presentaciones, aquí y aquí. (Gracias a los organizadores de QCoach por compartirlas).
Mi presentación, aquí (aviso: poco texto - que a nadie nos gusta recibir un ataque de Powerpointitis ;-)  )

lunes, 21 de noviembre de 2011

Simplificar

Simplifique su vida todo lo que sea posible.

Y cuando la haya simplificado todo lo posible, simplifíquela más aún.

Elimine todas aquellas cosas, tareas, compromisos que absorben su tiempo, su dinero, su energía y no le reportan nada.

Tache de la agenda aquellas actividades que no le añaden a usted ningún valor pero que hace por hábito, por pereza en cambiar, por la inquietud que pueda suponer que, de repente, tiene tiempo para usted solo y para estar solo: tomar tiempo para dar un paso atrás y ver el cuadro desde una distancia le permite a uno volver a acercarse y pulir los detalles del paisaje.

Despida y deséeles lo mejor a las personas que le roban su ánimo, sus horas, su motivación. Libere espacio para nuevas personas que le aporten y a las que pueda aportar. Todos tenemos una puerta de entrada y de salida en la vida de otros en la que el intercambio de momentos vitales otorga mutuos aprendizajes, vivencias, experiencia... sabiduría.

La vida ya nos arroja suficientes razones, retos, obstáculos, metas para tenernos entretenidos un buen rato.

No la saturemos más con lo superfluo.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Cuando algo queremos.

Hay varias actitudes en la vida cuando deseamos tener, alcanzar algo, que ahora no tenemos y se nos antoja:
  • La del pedigüeño, quien pide, reza al éter, en la esperanza de que algo o alguien se apiade y le deje catar las sobras. A veces pone cara como la del gato en ‘Shrek’ y tiene su rol de generador-de-lástima tan integrado que el que se consigue resistir a su influjo se lleva puesta una quemazón de culpa adherida como un chicle a la suela del zapato.
  • La del que exige que ese algo le sea dado. ‘Es mi derecho’, ‘me lo merezco’, ‘usted no sabe quién soy yo’ son sus mantras… aunque no las verbalice. Cualquiera le chista. De hecho, suele conseguir cosas más por intimidación o por la renuncia de su contraparte a detonar un potencial conflicto que por su talento o dedicación.
  • La del que lucha, contra todo, contra todos. Sangre a fuego, lágrimas e insomnio son las consignas. El proverbial ‘… con el sudor de tu frente’ es, para este guerrero, Ley de Vida. Hay que dejarse la piel, que hay una jungla ahí afuera puesta de atrezzo para hacerme a mí, ¿habrase visto?, la vida miserable.
El primero se acostumbra a transitar su vida con lo mínimo posible. Se autoconvence, incluso, que no necesita quiere más – no porque no lo anhele en su corazón, sino porque se argumenta a sí mismo que ‘ya llegará’… eso sí: sin mover un dedo al respecto.

Al segundo, en muchas ocasiones, le encontrará en puestos considerados ‘de poder sobre otros’ o en jerarquías verticalizadas, sea en empresa o en la administración, en una escuela o en un equipo de cricket. El jefe tóxico ¿es tóxico porque es jefe, o es jefe porque fue y sigue siendo tóxico?

El tercero gusta de hallar evidencias de lo mala que es la gente, siempre tan individualista ella, tan ombligo-centrada, tan hostil. Y todo logro que obtiene, cuando lo obtiene, le cuesta una energía ímproba, extenuante que le deja drenado de fuerzas.

Pero, ah, luego está el cuarto carácter, el atractor. Aquel que no pide, exige o lucha, sino que se permite recibir aquello que desea en su vida. Fluye, se apoya, discierne, razona-sintiendo (o siente-razonando), eficiente, eficaz y efectivo. Pareciera que consiguiera las cosas sin inmutarse. Sin dejarse la piel en el camino, casi con pereza.

¿Cómo atraen estos lo que desean? Sencillo: no piden, no exigen, no batallan. Se abren a recibir, no (solo) a ir a buscar asumiendo que lo buscado se hubiera perdido.

El Universo, como quiera que lo conciban, ya ha recibido su SMS, pero responderá cuando le venga en gana – pida como pida, exija como exija, luche como luche, se ponga como se ponga.

Así que se centran en las únicas dos cosas que pueden controlar absolutamente:

Lo que dicen.

Lo que hacen.

Asegúrese pues que sus decires y haceres sean lo mejor de lo que usted puede decir y hacer.

Nada menos.

El resto ya no dependerá de usted.

Pero váyase preparando. Permítase recibir.

¿Cuando fue la última vez que se dejó sorprender sin controlar pretender controlar toda la situación?

miércoles, 16 de noviembre de 2011

A quién votar

La contabilidad saneada de una empresa, de un país - o de uno mismo - es sencilla en sus dos principios: reducir gastos innecesarios, subir ingresos de valor añadido al público.

Reducir gastos, tal y como va la sobada crisis implica apretarse el cinturón, vale. Pero cuando se acaban los agujeritos de este, siempre se pueden perforar más y ahogar al usuario.

Y, además, es lo más fácil. Siempre hay una partida más que recortar, suprimir.

Lo que me preocupa de los programas electorales que estoy leyendo es la in-aptitud por conseguir lo segundo: generar riqueza, empleo, bienestar. Emprender, demonios, que parece que hay que dárselo mascado.

Cuando la gente tiene dinero, tiene (a veces) más confianza y adquiere más productos - también, sí, los de los que están empezando.

Aun no he encontrado un partido inversor - solo adelgazadores.

Que los ¿mercados? nos pillen confesados.

martes, 15 de noviembre de 2011

Pruebe su idea

No pierda el tiempo yendo a clases de Contabilidad.

Testee su idea con sus primeros clientes.

Pula su idea, mejórela, exprímala, descártela, actualícela, píntela de rojo.

Entre lanzarse al mercado con todo-ya-montado u ofrecer una chapuza de producto, están todas las opciones imaginables.

'El mercado' empieza con el primer cliente.

Aunque sea con un prototipo - pruébelo. Deje que sus primeros seguidores lo destrocen si hace falta. Es el mejor regalo que le pueden hacer para mejorarlo. No lo dude.

Mejórelo entonces.

Y, ahora sí, dele a la Contabilidad.

(Mejor aún, busque a un buen contable).

lunes, 14 de noviembre de 2011

En el XIC11

Terminaron ya las Jornadas Internacionales de Coaching en Santiago de Compostela - toda una experiencia. Si no asistieron, les invito a visitar y explorar acerca de los ponentes que estuvimos y sesiones pues fueron dos días intensos y de los que le dejan a uno con una zona de confort algo más holgada... Más, aquí.

Según les escribo, las redes echan humo! - si desean leer algunas entradas y tweets, aquí van algunos (y tiren del hilo para saber más):

Blog de José Luis del Campo, aquí. Twitter oficial, aquí. El de Verónica Lamperti, periodista en el evento, aquí...

¡Gracias a los amigos que vinieron y a los nuevos que se hicieron!

lunes, 7 de noviembre de 2011

¿Abundancia?

Debemos a nuestra economía el que hayamos pasado de la escasez de la postguerra a la abundancia de tener mucho de todo.

Ejercicio: vayan a una zapatería cualquiera y calculen, a ojo, cuántos pares hay expuestos.

Después tomen una guía de teléfonos y estimen cuántas zapaterías hay en su ciudad, región, país. Averigüe cuántas personas (y pies) hay en su país.

Y lo verán:

No salen las cuentas.

Se producen miles, millones, de zapatos más de lo que la gente a) puede usar, b) quiere usar, c) quiere comprar, d) puede comprar. Ni regalados.

Ahora figúrense lo mismo con cepillos de dientes, abrigos, bañadores, coches, apartamentos, plazas hoteleras, paquetes de galletas con chocolate, paquetes de galletas sin chocolate, bebidas refrescantes con cafeína, sin cafeína, con extra cafeína, libros impresos, fundas de móvil, muebles háztelo-tú-mismo, saleros, turrones, bombillas, tarjetas postales, velas, cámaras de fotos de 14 megapíxels, pinzas para las cejas, tarrinas de mantequilla en los menús de los aviones y pañales diferenciados por signo del zodíaco.

¿Qué se hace con los productos perecederos (pan, yogur, leche) que sobran?

Se tiran. Se queman. Raramente se entregan a quien lo pueda redistribuir entre quien no tiene o directamente se penaliza.

¿Y con los no perecederos?

Se ofrecen de oferta, se regalan en 2x1... O se tiran. O se queman.

O sea: primero tiramos y quemamos los recursos para producir lo que consumimos nunca consumiremos y la energía necesaria para procesarlos, y luego tiramos el producto de esos recursos y energía.

Mientras, 3.000 millones de personas viven con menos de dos dólares al día según la ONU y el Banco Mundial.

Lo nuestro no es abundancia.

Es inaceptable.

viernes, 4 de noviembre de 2011

'Hola, soy nuevo'

Reinventarse pasa por la opción de darse cuenta de que lo que nos servía, incluso aquello en lo que éramos unos ases, ya poco nos sirve (aparentaría) para nuestro futuro.

Muchos (creen que) se bloquean en este punto. Les abruma imaginar que hay que, más o menos, volver a empezar.

Lo cual, en muchos casos, es rematadamente cierto.

¿Y qué más da?

¿Acaso tememos que se nos caigan los anillos?

Hay dos opciones en esta encrucijada:
  1. Continuar bloqueado. Si es esta su opción preferida, deje de leer el resto pues no quiero hacerle perder el tiempo que debe dedicar a seguir perfeccionando ese bloqueo. Unos cincuenta años, más o menos.
  2. a) Dejar de perder tiempo: aceptar lo que hay. Sin más.

    Y después...

    b) Arrancarse a sí mismo una importante aseveración:

    Admitir que es 'el nuevo' aquí y que debe hacer lo que todos los nuevos hacen en su primer día:

    c) Preguntar.
Pregunte a quien más sabe. Pregunte cómo se puede hacer. Pregunte cómo hacerlo mejor.

Pregunte hasta que se quede sin cuestiones y empújese a buscar qué más preguntar.

Pregunte hasta que los demás se queden sin respuestas, y entonces pregúntese a sí mismo cómo mejorar, optimizar, economizar, incrementar, escalar, lo que quiera que esté haciendo.

Hágase de nuevo experto en ese algo-nuevo-diferente.

El que pregunta, avanza.

No se puede aprender sin una respuesta nueva.

No hay espacio para respuestas nuevas si no hay inquietud por preguntar.

No hay inquietud por preguntar sin el coraje de desear saber.

No hay coraje si nos apalancamos en querer que las cosas 'sean como antes'.

No lo van a ser.

Nunca más.

Pregunte y créese su propio nuevo-yo.

Y disfrute el proceso:

Usted es quien lo está dirigiendo esta vez.

jueves, 27 de octubre de 2011

Vender ya no existe

Antes, cuando teníamos la TV, la publicidad nos decía lo que teníamos que comprar. El prestigio, posicionamiento, tamaño ('ande o no ande...') de la empresa, nos convencía como para agarrar el monedero, acercarnos a una tienda y adquirir ese producto o ese servicio.

Nos servían a cucharaditas lo que debíamos comer, beber, conducir, vestir, sentir, emplear, consumir, gastar.

Nos vendían las cosas.

Ya no.

Hoy no son las empresas quienes venden.

Son los consumidores quienes compran. O no.

Es indiferente el mensaje publicitario que nos sirvan, nos guiamos más por lo que hacen individuos con intereses parejos en las diferentes tribus a las que pertenecemos y a las que estamos conectados físicamente o tras un teclado.

Todos buscan un líder-de-opinión... que hoy puede ser una masa de miles de personas asociadas tras un grupo en FB. El grupo dice 'compra', y el inventario del ungido será historia y hará caja (un millón de pre-pedidos del iPhone 4S agotado en... ¡horas!). El grupo dice 'no-compra' y la empresa en el centro de la diana ya puede fundirse el presupuesto del año mandando mensajes, que les costará levantar la cabeza del polvo.

Churchill decía que 'la democracia es la tiranía de la mayoría'.

Hoy hay infinidad de minidemocracias en las que las decisiones compra/no-compra no son democráticas (votos a favor/cotos en contra), sino que son absolutamente consensuadas: no hay ya minorías en desacuerdo (y si la hubiera, cambiaría esta su grupo de adscripción).

Vender ya no es posible. Las empresas ya no pueden empujarnos sus productos.

Son los compradores los que tiran de ellos hacia sí.

O no.

Por muy grande que sea la empresa, o espectacular su publicidad.

viernes, 21 de octubre de 2011

Ocupar o Producir

Si lleva todo el día haciendo cosas y llega a casa tarde y se da cuenta de que, en realidad, no ha conseguido (casi) nada, es momento de echar el freno de mano, apearse un momento en la vía de servicio y volver a preguntarse '¿a dónde se supone que tenía que ir?'

Una de las trampas del trabajo por cuenta ajena es que le enredarán a uno con cositas para tenerle atareado, ocupado, agobiado: reuniones, emails, llamadas, visitas - todas inoportunas, parecería, pero sin las cuales parece que el negocio (de su jefe, recordemos) se iría al carajo.

El problema de tenernos enredados tantas horas (que se convierten rápidamente en días, meses y años), es que perdemos destreza en aquello en lo que se supone habíamos venido a desempeñar. 'Se supone que tengo que estar diseñando una campaña publicitaria, pero no hago más que responder emails'. 'Soy el responsable del área comercial, pero me paso todo el día reunido'. 'Estoy en el área de innovación, pero los de marketing están prometiendo cosas que no tenemos'. Con todos ustedes, el bombero-torero. (Ovación).

Si acaso, por fin, ha llegado al punto en el que se ha dado cuenta de que todo esto no tiene sentido, enhorabuena: tiene ante sí la capacidad de decidir qué hacer con el tiempo que, sí, ahora se va a asegurar que le sobra. Si recibe a gente para una reunión, hágalo en pie para que se cansen y se vayan antes. Responda a todos los emails de una tacada, brevemente, sin copiar a quien no sea necesario. Por teléfono, comunique la idea, escuche lo que tenga que escuchar, y cuelgue. En Internet, deje de perder el tiempo distrayéndose - aunque todos lo necesitamos de vez en cuando, encuentre un hobby más didáctico y entréguese a él en el horario que asigne. Intente hacer lo máximo posible en casa, saliendo de la oficina antes de la hora punta y poniendo distancia entre usted y el pelmazo que no tiene otra cosa que hacer más que robar su impagable tiempo.

Tome todas estas nuevas horas que tiene, pero no las ocupe, sino comience a producir para usted cosas con ellas. 

Un mapa mental de su idea.

Un primer prototipo.

Una página web.

Una propuesta de venta.

Un cálculo de financiación inicial.

Una llamada a un potencial, el primer, cliente.

Céntrese en producir, aportar valor, a usted y a su (todavía gestante) mercado.

Y en cuanto note que se está ocupando de nuevo con los infinitos distractores que le rodean, sea implacable.

Es su tiempo el que malgasta.

Y los demás los que nos quedamos sin la materialización de su magnífica idea.

lunes, 17 de octubre de 2011

¿Tu idea es buena?

En las presentaciones de los futuros emprendedores con los que estamos nos han oído decirlo docenas de veces:

Si no puedes presentar tu idea cla-ra-men-te en treinta segundos, no lo va a conseguir tu super PowerPoint en treinta minutos.

Si lo tienes claro, lo tendremos claro.

Si te apasiona, nos apasionarás.

Si nos vendes tu idea, no te la vamos a comprar.

Si la compras tú primero, la comprarán tus primeros clientes.

Fácil.

Ya tendrás tiempo para hacer el Plan de Negocio.

Total, lo vas a tener que cambiar de todas formas...

... siempre que sigas siendo un fuera de serie en tu servicio a tu público.

Premios Bitácoras.com 2011

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sábado, 15 de octubre de 2011

Mal servicio, cliente que vuelve

Cuando un cliente se queja, siempre tiene la razón (la suya, es irrelevante cuán en desacuerdo estemos).

Eso en cuanto a lo que dice.

Lo que no nos dice (o no queremos oir, que es peor) es 'haga usted algo al respecto, demonios'.

El que emprende puede hacer varias cosas:
  1. Ignorar la queja, con lo que, previsiblemente, le explote el asunto... pero magnificado: sirve mal al cliente que no debes, y a lo mejor has dado con uno de esos líderes de opinión que te hunde la facturación con un par de comentarios en su círculo virtual (o real) de amigos. Le bastan unos segundos en Internet para llegar a sus 500 seguidores en Twitter y machacar lo que te ha llevado meses (o años) levantar.

    Hace unos años, en un restaurante en Madrid, fui a celebrar un evento para el que solicitaron carne a la parrilla (con su consiguiente precio de carne-a-la-parrilla, claro). Cuando nos sirvieron el plato, nos encontramos con un solomillo, sí, pero reseco... de microondas. Tras reiteradas quejas (reiteradamente ignoradas), decidimos levantarnos y marcharnos de un lugar al que, en fin, no volveríamos. La siguiente vez que conduje por ahí, el restaurante ya no estaba. Es caro descubrir que a poca gente le debe gustar la carne reseca de microondas.
  2. Enfrentarte al individuo, algo previsible en emprendedores que, posiblemente, no estén muy abiertos a recibir ese feedback tan necesario para salir de la masa y convertirse en un servidor-de-soluciones (que es otra manera de denominar a lo que se dedican los emprendedores) único en su clase.

    La última vez que fui a un salón de Häagen Dazs a tomar un helado fue el mismo día que tuve que esperar más de media hora hasta que la persona que atendía los pedidos solicitara permiso a su supervisora por teléfono ('vaya, está ocupada') para poder cambiar el sabor de ¡una! bola de helado del menú, montándome una discusión (ni coaching ni historias, miren), y mientras se formaba una cola de clientes esperando también a recibir un trato enlatado. Si les gusta el helado (y les importa un rábano la operación michelín, que la vida es corta, prueben Ben & Jerry's. Espectacular. Eh... no, no me llevo comisión).
  3. Solventar la queja. Responder a lo que el cliente se le debe servir. No es tolerable que este se encuentre en una situación por la que por nuestro error, o accidentalmente, se quede sin su dinero y sin su producto o servicio.

    La aerolínea Lufthansa tiene una capacidad (germana) para solventar los problemas prácticamente en el acto. Un día que tenía que viajar con ellos suspendieron el vuelo. ¿Su resolución? Mandarnos un SMS de aviso, invitarnos a desayunar, encontrarnos asientos en otras aerolíneas en el siguiente vuelo y presentarnos sus excusas con cortesía. El proceso completo duró menos de diez minutos. Sin dramas, aspavientos o discusiones.
  4. Sobrepasar la expectativa de la resolución: ofrecer más de lo que se debe al cliente, volcarse con él, dejarle claro que aquí quien manda es él.

    Cuando Amazon.com aun comenzaba, solicité un libro en octubre para que me llegara antes de Navidad y evitar así el atasco de Correos típico de las fechas. A mediados de diciembre, aún no había llegado. Expresé mi reclamación y me enviaron un segundo libro de inmediato, correo exprés a su cargo, el cual llegó justo a tiempo... el mismo día que llegó el primer libro, el cual se había extraviado. Cuando les dije que me sobraba uno de los libros, me dijeron que me lo quedara como compensación, por supuesto gratis, proponiéndome además la opción de tener un pequeño detalle con la comunidad donándolo a una biblioteca. Me llamó la atención entonces (como digo, Amazon era aún un chiringuito) su dedicación a sus clientes (pocos se aventuraban aún con el invento) y su interés por alcanzar más allá de los mismos.
Si está emprendiendo (y está empezando) sepa que, antes o después, le van a dar un golpe en forma de queja.

Úsela. Agradezca al individuo que destape el agujero por donde le pueden meter todos los goles.

Y por lo que más quiera: haga algo al respecto.

lunes, 10 de octubre de 2011

Impaciencia

'Cuando uno es granjero y tiene una vaca', me explicaban hace años acerca de tipos de inversión, 'puede hacer dos cosas: ordeñarla cada día y vender la leche, o sacrificarla para vender hamburguesas... y ya no tienes vaca'.

Los que no-emprenden y miran desde la barrera a menudo arrojan la piedra: 'a los emprendedores solo os interesa el dinero'. Como si el resultado, el producto del trabajo, la habilidad de haber visto la oportunidad y haber-hecho-algo-al-respecto debiera (siempre) entregarse gratis total. ¿Acaso el esfuerzo, la experiencia, el patearse la calle, el hallar clientes, el haberse comido n portazos en los morros no merece un rédito, hum, aunque sea para comer?

Venga ya.

OK, admitamos la crítica - con matices.

Hay un grupo de emprendedores que, ciertamente, van a por el dinero. 'Diseñemos un gadget/app/etc., metamos un millón de suscriptores y esperemos a que Google/FB/Microsoft/etc. nos la compre y retire'. O sea: vender la vaca. Sin embargo, muchos de esos nuevos millonarios, curiosamente, tenderán a usar el dinero en lanzarse de nuevo a la arena a lidiar con un nuevo proyecto, aunque con menores servidumbres a sociedades de capital riesgo, fondos o señores de chistera y puro. Son estos re-emprendedores (esto ya es vicio) quienes, en el fondo, posiblemente tienen en la sangre lo mismo que tiene el segundo tipo de emprendedores:

Los que lo hacen porque les gusta. Porque manifiestan en una nueva realidad alrededor de ellos lo que ellos en substancia son, más que perseguir lo que pueden llegar a tener. Porque les va la marcha.

Y porque les apasiona. Punto.

Cuando empleamos la palabra 'pasión' tendemos a imaginar algo de una energía brutal... y efímera. Con esta perspectiva, claro, muchos que lo intentan sucumben pues tienen muchas, demasiadas, ganas de triunfar y se desfondan en los primeros seis meses en cuanto ven que no hay resultados a lo Hollywood. Quieren que la vaca (que ni ha nacido) dé ya tanta leche como una cabaña entera en una fracción de tiempo.

Sin embargo, es otro el tipo de pasión que se requiere para el proyecto: es una quemazón por sacar adelante una visión aún difusa de lo que se quiere, un dormir con papel y lápiz en la mesilla de noche para tomar nota de esas ideas-sorpresa que nos visitan en momentos inesperados (a ver si nos vamos a creer que las ideas son dóciles y vienen cuando les silbas); un hablar permanentemente del tema con todo aquel que le preste un oído.

Es esta pues una pasión persistente. No es mariposa de un día. Es la del corredor extremo que corre por correr - no por la meta. Es ese fuego discreto, sosegado, pero que consume la leña más sólida.

Es ese que día tras día tras día, año tras año tras año, empuja a su poseedor a continuar construyendo y de-construyendo, creando y re-creando, alterando y re-inventando.

Es ese el que crea el éxito que da sentido a una vida.

viernes, 7 de octubre de 2011

Por la mano

Requiere valor seguir tirando del carro cuando el resto de socios dan por hecho que el empedrado es impracticable, que las ruedas ya están inservibles, que la carga es excesiva, la distancia extenuante.

Es una de las decisiones más sencillas y más determinantes que hacen o quiebran el sentido de vida de una persona.

Abandone antes de tiempo y nunca sabrá si, por fin, ese éxito tan ansiado estaba tan solo tras una última carga del ariete.

Empecínese en embutir proyectos en callejones sin salida y quemará todos sus recursos en confirmarse lo duro que es el mundo, lo injustamente que le está tratando la vida, la fortuna que ha ungido a los demás.

¿Cómo distinguir la persistencia en el proyecto soñado de la testarudez ciega?

Diluya la segunda en la primera.

Re-dirija los esfuerzos que quema en cosas que (ya) no funcionan (sobre todo las que les funcionaron a otros), re-corrija el rumbo-de-todo-esto las veces que sea, las que sean, es su derecho; re-revise el plan en la mesa de diseño. Descarte el enésimo boceto aunque la papelera ya desborde. Los problemas solamente nos importan cuando quitamos la vista del para qué empezamos en primer lugar.

En la vida, como en el azar, es fácil jugar cuando se tiene una mano ganadora. Tentador evitar jugar cuando los hados pasaron de largo sin mirarnos - vaya, demonios, tampoco esta vez.

No. El juego de la vida no se detiene. E invita a todos a jugar con las cartas que le han tocado a cada uno.

Es el jugador quien marca la diferencia entre suerte y éxito. Entre coincidencia y azar. Entre jugar o dejar la mesa con el pretexto del desinterés.

Mire bien sus cartas.

¿Juega?

Las Jornadas Internacionales, En 'Emprendedores'

Lo que dicen en la revista 'Emprendedores', acerca de las XIC11, Jornadas Internacionales de Coaching en noviembre, aquí

jueves, 6 de octubre de 2011

Se va un modelo

De pequeño tenía algunos héroes, supongo que como casi todos los niños.

Ya más mayorcito, fui deshaciéndome de cada modelo pre-cocinado que nos servían en la TV, las revistas, los anuncios. No había grandes líderes: ni estadistas, ni visionarios ni muchos menos creadores.

Pero, admito, había que reconocer que este era especial - te gustaran o no sus ideas, su carácter, su empresa, sus productos.

Curiosamente, se convirtió en un modelo para muchos cuando, posiblemente, él quisiera justo lo contrario. Quizás, no lo sé, en algún lugar de su espíritu nos pidiera: 'No me sigas. No me imites. No me secundes. Ahora bien: créate a ti mismo. Crea aquello en lo que crees - y manda al carajo a tus detractores'.

Lo desconozco.

Pero uno de sus legados, este vídeo que nos dejó, es toda una llamada a su atención. Préstensela.

Y después dense el lujo de pensar en ustedes.

Descanse en Paz, Genio.


miércoles, 5 de octubre de 2011

Esperar la inspiración

Estamos en una formación/coaching/experimentación/think-tank-a-escala/cajón-de-sastre-emprendedor con 25 personas.

Todas, sin excepción, hablan de tener la idea para comenzar a emprender como si aguardaran una verdad absoluta, revelada-nadie-sabe-muy-bien-cómo. Ninguno parece estar dispuesto a mover un dedo, a pesar de lo (aparentemente) oscuras que se presentan sus alternativas. Que se arriesgue otro.

Sí señor: el comienzo se presenta complicado retador.

En muchas, muchas ocasiones, lo que activa la aparición de esas ideas maravillosas es precisamente comenzar a actuar cuando... no tenemos ni idea de qué hacer ni ganas de hacerlo.

Solo es cuando nos movemos que cambiamos de atalaya, sentido, energía; es hablando con otros, trabajando con otros, soñando (!) con otros, moviéndonos en campos donde nunca hemos explorado ni nos han llamado, retando nuestro estoy-de-vuelta-de-todo con otros, que las ideas hallan la puerta abierta para hacernos una visita. No al revés.

No: no esperamos a que la idea venga. Nos vamos a buscarla. Sin linterna ni libro, ni brújula ni recetario, sin faro y sin amarras.

Y únicamente cuando esté exhausto de no encontrarla, abandónese. Quítese de enmedio. Deje que le encuentre a usted.

martes, 4 de octubre de 2011

... y en Twitter

¿Recibir reflexiones, planteamientos, posts (recién sacados del horno), propuestas?

¿Comentar lo que haces 'fuera de la caja', experiencias, críticas, debates, tu día, tu helado favorito?

Encuéntranos en Twitter, aquí: @GregoryCajina 

lunes, 3 de octubre de 2011

Pensar Fuera de la Caja

¿Cómo NO ser creativo? Sencillo: quedándose en el grupo de amigos y conocidos que ya apoyan incondicionalmente lo que sea que usted haga.

Es fácil relacionarse con personas que le acarician el lomo - es más duro solicitar feedback sincero, franco, brutalmente honesto, para someter nuestro proyecto a las pruebas de choque más severas antes de lanzarlo en vivo.

Además, es fácil (sobre todo cuando uno comienza a rozar el -aparente- grado de experto en algo) sucumbir a la hiperracionalidad de creerse saber un poquito de nada.

Experimento: someta su proyecto a personas que no tienen ni la más remota idea de su disciplina. Si es usted un diseñador creativo, pregúntele a un ingeniero. Si es usted programador informático, pregúntele a un actor de teatro. Si es usted contable, pregúntele a un biólogo. Si tiene mucho dinero, piérdase en las zonas más humildes de su ciudad. Si no llega a fin de mes, acérquese a los barrios exquisitos de su población.

Es fácil enredarse (y abotargarse) en el modo en que hacemos las cosas aquí en mi sector, mi profesión, mi gremio... mi mundo.

¿Qué hacen los otros para resolver sus problemas?

Rompa los moldes. Y cuando construya unos nuevos - vuelva a romperlos.

sábado, 1 de octubre de 2011

Hacer números

En el nuevo paradigma de trabajo en el que llevamos unos años, cada vez hay más personas que renuncian (no, no es una errata) a un contrato laboral indefinido.

Hacen sus números, sobre todo si a) se han hecho expertos en algo, y b) han hecho buenos contactos (clientes, vamos) mientras trabajaban para jefes.

Y sale a cuenta.

La última penúltima, el pasado jueves. En sus palabras: 'elegí entre trabajar 50 horas a la semana por 2.000€ al mes con contrato laboral o hacer proyectos sueltos (bolos, como los llama) cada mes como freelance de entre 300€ y 1.000€ cada uno - en mi propio tiempo. Sin casarme con una empresa. Sin depender todos mis ingresos de un único empleador. Sin aguantar órdenes. Sin limitación a mi creatividad. Trabajando en mi casa.'

No, definitivamente, cualquier tiempo pasado no es mejor. Está más guapo ahí donde está, calladito - e irreversiblemente pasado.

Las oportunidades que otorgan a) la especialidad en algo necesario (y motivación por seguir aprendiendo); b) la habilidad de generar clientes; c) la falta de interés en pertenecer a una organización de otro; d) un ordenador; y e) Internet, crean tabula rasa para todo el que tiene un legado que dejar en su sociedad. 

No le dé más vueltas: este post, sí, era para usted.

Haga sus números.

Su mercado le está esperando.

Coaching en Galicia

Ahí estaremos en la XIC11, Jornadas Internacionales, dando una charla acerca de Coaching para Emprender.

¿Más info? Clic en la imagen:

jueves, 29 de septiembre de 2011

Tiempo Libre

Lo que distingue a una persona muy ocupada de otra persona, em, muy ocupada (¿acaso no lo estamos todos?) es lo que hace en su tiempo libre.

Claro que hay que socializar, claro que hay que salir, claro que hay que hacer la compra, claro que hay que ver esa serie de TV que tanto engancha, claro que hay que pasar horas en Internet viendo qué hace la gente, claro que...

Porque éstas son, precisamente, las cosas que optamos por hacer en nuestro tiempo libre -- o en el tiempo en que deberíamos estar haciendo algo más importante... pero, la verdad, que no nos apetece hacer.

Siempre, siempre, nos las ingeniamos para encontrar el tiempo para hacer lo que realmente queremos hacer. Perderlo, por ejemplo.

No es que no tenga tiempo para comenzar a trastear escribiendo códigos para crear mi web donde vender mis pinturas. Es que me da pereza.

No es que no tenga tiempo para mejorar los diseños de mis prendas para presentárselos a posible compradores. Es que me fatigo en mantenerme ocupado. (O sea, distraído).

No es que me falten horas para ir al gimnasio. Es que en invierno hace frío fuera y se está mejor en casita.

No es que no me dé el tiempo para comenzar a cambiar de carrera, de rumbo, de ciudad, de amigos. Es que me canso solo de pensarlo.

Miren a su alrededor - vean lo que hacen aquellos que consiguen cosas.

Fíjense como sacan tiempo de debajo de las piedras.

Sí: aunque les dé tanta pereza como a cualquiera.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Tenerlo claro

En uno de los últimos episodios volcánicos islandeses, dos (entre cientos) de viajeros se quedaron tirados en el aeropuerto de Bruselas.

Los dos tenían que regresar, urgentemente, a Madrid.

El uno se obsesionó con el 'estoy en un aeropuerto y tengo que coger un avión a Madrid'.

El segundo abrió la pregunta: 'Objetivo: llegar a Madrid. ¿Cómo?'

El primero se pasó horas, días, pendulando entre el aeropuerto y el hotel, furioso, demandando a la aerolínea (a falta de dirección postal del "volcán de los c*j*n*s") y jugándosela ante la policía aeroportuaria en cada pelea con el personal de tierra.

El otro cambió su vuelo para ir a Zurich. Se auto-presentó en vuelo a otros tres pasajeros con destino España (que entre sí tampoco se conocían). Decidieron alquilar un coche en Suiza y conducir, turnándose, hasta la Península, llegando 36 horas después a casa (escalas en Barcelona, Zaragoza y Madrid, donde vivían).

El primero debe aún andar con los abogados. A fin de cuentas, tenía, y sigue teniendo, toooda la razón. Claro que sí, hombre.

Pero el segundo (más otras tres personas), en fin... consiguieron lo que querían.

Diferentes objetivos (tomar un avión sí-o-sí vs. ¿cómo llegar a Madrid?).

Cuántas veces dos personas que trabajan juntas creen que persiguen los mismos objetivos.

Coaching en Madrid

Si eres directivo o ejecutivo de RRHH, el viernes 21 de octubre estaremos varios coaches en Madrid dando una pequeña charla y sesiones de speed coaching a los directivos (¡de tu empresa también, si nos avisas!). 

Si no eres del área de RRHH, pásale esta información y convéncele para que te envíe: los que lo prueban suelen repetir :-)

Lo organiza una de las mejor posicionadas multinacionales británicas en la materia. Si quieres más info, escríbeme aquí y os pongo en contacto.

Sí, gratis.

jueves, 22 de septiembre de 2011

Conformar con la autoridad

Nos pasamos gran parte de la vida obedeciendo. Padres, tutores, profesores, jefes, supervisores, gobiernos, pastores espirituales, religiones, parejas, tendencias...

De hecho, obedecemos tantas órdenes que ni nos damos cuenta que lo hacemos. Se ha convertido en un hábito.

Y este es uno de los peligros de un coach: que su cliente le confiera la autoridad como para que aquel pase a ser una suerte de oráculo.

Para el coach que tiene una base temperamental de liderazgo y/o autoridad: precaución. Puede dinamitar, inadvertidamente, el fluir del proceso de aprendizaje del coachee/cliente.

Para este último: cuestionen, sean incisivos, expriman a su coach, hasta que usted se lleve lo que necesite aprender en ese momento.

domingo, 18 de septiembre de 2011

Responsabilidad

Una de las bondades y ventajas de compartir su proyecto con equipo y clientes es que automáticamente se genera a sí mismo la responsabilidad de asegurarse de que responde ante ellos según lo que ellos esperan de usted. Responde acerca de lo que prometió a otros que realizaría. Garantiza, negro sobre blanco, que cumplirá su palabra.

En otras palabras, pone lo más importante que tiene sobre la mesa: su reputación está en juego.

Quedarse los proyectos como secretos, para uno mismo, en ocasiones funciona para no diluir la propia energía explicando (¿justificando(se)?) a los c*gafiestas profesionales que cuestionan sus nuevas ideas (se les reconoce por el generoso empleo del 'no' para todo lo innovador o creativo o que cuestiona el modo en que hacemos las cosas por aquí).

Pero que esto no se convierta en la excusa para estancarse o para no-hacer-nada, al evitar el que nadie externo nos 'supervise' en nuestro propio compromiso.

Si no tiene quien le supervise mientras emprende, y lo necesita para impulsarse, entonces créese un supervisor que valide su progreso.

Y cumpla más de lo que promete.

Lo demás es mediocridad.

Y ya hay demasiado de eso.

viernes, 16 de septiembre de 2011

Charla sobre Coaching

En la presentación que dimos en la Escuela de Negocios Training Consulting.

Si les gustan, ¡compartan!

Coaching y hábitos efectivos :: cuando estos dejan de serlo :: ¿siempre tenemos 'razón'? :: atención consciente o automatización :: cuestionar lo que (creemos) funciona :: asumir la responsabilidad como libertad :: mecanismos de pensamiento efectivo.


 
Qué es Coaching :: para qué sirve :: responsabilidad y decisiones :: problemas del sistema educativo :: cuestionar la autoridad :: liderar la propia vida :: emprender :: los 4 tipos de cambio en el individuo.



Emociones limitantes :: relación Coach-Coachee :: para qué sirve el Coaching :: Transiciones :: 4 Áreas de trabajo con emprendedores :: Equilibro de los 3 Éxitos :: dirigiéndote a tu sueño.


martes, 13 de septiembre de 2011

Vuelta atrás

Es llamativo el proceso por el que a veces nos obcecamos en decisiones 'todo o nada'.

Tememos el error de equivocarnos: si tomo el camino a) y (si es mi percepción que) me equivoco, ya no podré tomar el camino b).

Y en efecto, es así, pues ese cruce de caminos se encuentra en ese momento en ese tiempo... por tanto dejándolo atrás en el mismo momento de tomar una decisión - toda decisión activa incluye la elección pasiva de abandonar las otras vías. Madrugo para ir a trabajar porque cada amanecer decido no ser mi propio jefe. Decido no ser mi jefe porque madrugo para sudarme mi dosis mensual de nómina.

Sin embargo, es la confianza en nuestra capacidad de generar nuevos cruces de caminos en el futuro cuando sea necesario o nuevas disyuntivas para escoger, lo que nos guía por terreno inexplorado.

Sí: hablo de fe. Si creen en algo externo, llámenlo divinidad, universo, vida, como deseen y conciban. Si confía en sus propias opciones, hablo de autoconcepto, autoconfianza, autoestima.

Qué más da cómo lo enuncien. La cosa es que les funcione.

No lo duden: tengan la certeza de que cuando el río aparezca, podrán construir el puente que necesiten.

Mientras tanto, dejen de preocuparse.

sábado, 10 de septiembre de 2011

Superación

En mi escuela había un excepcional equipo de baloncesto.

Una tarde de marzo después de clase se acercó un novato a hacerse pruebas para entrar a jugar en el grupo para la siguiente temporada.

Todo el equipo se rió de él ante su torpeza y patente incapacidad de siquiera botar adecuadamente el balón.

El tipo, con la cabeza baja, dejó el vestuario en silencio - aparentemente humillado. Sus ojos, sin embargo, decían otra cosa.

En la soledad de quien ve picado su orgullo, el tipo se machacó a entrenarse solo. Jugaba contra oponentes imaginarios - y, sobre todo, contra sí mismo.

Invirtió docenas de horas en mejorar su tiro con cada mano - hasta que se hizo ambidextro. Algo demoledor para cualquier defensa.

Seis meses más tarde se volvió a presentar al equipo... y desde entonces fue titular indiscutible, sentando en el banquillo a algunos de los que se rieron de él. Sin rencor. Con elegancia.

Su talento no venía de fábrica. Más bien se lo fabricó él.

Y no solo eso.

Perdiendo a su padre muy joven y en una ciudad nueva para ellos, consiguió becas, trabajó y estudió para ayudar a su familia y a sus hermanos pequeños, consiguiendo que llegaran a la universidad cuando las cosas vinieron torcidas.

Ni una mueca de disgusto. Ni una queja.

Consiguió él mismo sacar adelante sus estudios de postgrado en una prestigiosa escuela de negocios, pagado con sus ahorros.

Se convirtió en profesor para esa misma escuela mientras iba promocionando en su trabajo.

Hoy dirige en Europa una de las empresas más grandes del mundo.

El mismo tipo. El mismo chavalín que no sabía ni meter una pelota de basket por el aro.

Su línea de salida no se hallaba ahí delante. No disponía de un Ferrari, ni de un gran presupuesto, ni de un mecenas.

Así que se convirtió en su Ferrari, su presupuesto, su mecenas.

Enhorabuena, viejo.