miércoles, 27 de mayo de 2009

Esclavos del Banco

Tengo tres clientes A, B, y C. Las tres son consultoras, las tres tienen buenos clientes, las tres con buenas facturaciones, las tres con buenos equipos directivos, con experiencia. Las tres tienen menos de 7 años en el mercado.

Las dos primeras, A y B tienen modelos de negocio 'clásicos' del siglo XX - replican lo que funcionó en los 80 y los 90: grandes apalancamientos (deudas con el banco) para financiar despachos nobles en zonas nobles, con tecnologías de última generación. Lo más caro, oiga.

A y B tienen clientes de renombre que, desde hace unos meses, no pueden pagar a estas consultoras porque a su vez sus propios clientes no les pagan. A y B recurren por tanto a los bancos para intercambiar pagarés, letras y empeñar el reloj para poder pagar las nóminas de sus consultores (ah, sí, y los despachos nobles).

Pero hete aquí, que el banco ha dicho 'no' cuando poco antes era 'sí'.

Lo que hacen dos letras: N-O. La consultora A está prácticamente en quiebra técnica. Y eso que no le faltan clientes. Pero su estructura de costes fijos está tan cargada que, simplemente, no pueden pagar el circulante (nóminas incluidas) del mes siguiente. El CEO ya está yendo al psiquiatra. El tío financiero, en proceso de divorcio. El de RRHH, despidiendo a gente recién contratada.

(Para el perspicaz: no, lógicamente, ya no es mi cliente).

La consultora B va por los mismos derroteros. Valga un 'bis' de lo arriba expuesto.

La C, por contra, está autofinanciada por un modelo cooperativo. Si un banco les ofrece un producto, nuestro C les dice que se busquen a otro gaznápiro.

C se permite procesos de venta largos - particularmente práctico en España donde tooooodo lleva un tiempo inmenso. Se permite invertir en I+D+i. Por tanto, mayor valor añadido a menor coste. Se permite jugar con los tiempos del cliente.

Ah, y sí: el equivalente al CEO duerme tranquilo.

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PD: y luego está el modelo D que me comentó ayer un buen amigo emprendedor. Él no tiene propiedades. No tiene herencias. Tiene más de 50 años. Con hijos dependientes. Una experiencia imponente y un rigor inmaculado.

Así que ha decidido ir a lo Hernán Cortés: por las bravas, quemando sus barcos (no le queda otra), por lo que solo tiene una salida: el éxito. O sea, crear una empresa en 5 años que, en fin, le retire para siempre jamás. A lo grande, por cierto.

¿La parte que a mí me toca? ha creado un modelo de negocio que genera éxito compartido en su equipo - basándose en mi libro. (Sí, me hace ilusión, qué pasa).

No me permite publicar su modelo. Pero me ha prometido dejarse entrevistar cuando lo consiga. Quien sabe. Tal vez para mi siguiente libro.

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Cuanto más lo veo (y vivo), más claro lo tengo: si tú te estás pensando emprender, solo un consejo, si me lo permites.

No te hagas esclavo de un banco.

Son más feroces que el más capullo de tus jefes.

Eso sí: por la decisión que puedes, o no, tomar acerca de tu modelo de negocio.

lunes, 25 de mayo de 2009

¿Movilización Popular? (Pacífica)

Bueno...

Parece que algo se va moviendo por debajo de lo que nos cuentan desde los medios 'oficiales'.

Gracias a Carolina por el link:

http://www.yotesacodelacrisis.com/

jueves, 21 de mayo de 2009

Homo Sapiens Alpha

Estuvo gracioso. Hace un par de días, yendo a ver a un cliente, paré a comer un sandwich en Delina's (me sigue pareciendo caro, si bien preparan los mejores de Madrid para mi gusto), al lado de la Torre Picasso, en el centro financiero de la capital.

Como quiera que me sobraban unos cuantos minutos (la vena germana a veces le pierde a uno), me puse a contemplar con mi sandwich de atún, apio y nueces a los ejecutivos y ejecutivas, agresivos y agresivas, que se arremolinaban alrededor de la fuente que hay al pie de la Torre.

Fue divertido.

Divertido porque yo era uno de ellos hace... buf... 15 años aprox.
Divertido porque los machos-alfa ponían cara de... machos-alfa (algo así como 'mira qué gafas de sol más molonas llevo, mira qué molón soy. No me mires mucho que me gasto. Tsch, cuidadín conmigo, socio').
Los machos-beta (versión un punto inferior), intentando poner la misma cara de los homínidos del escalón superior, si bien con los labios más fruncidos si cabe. Y gafas de sol, de veras que sí, muy molonas.

Por su parte, las hembras-alfa ponían la misma cara que sus compañeros machos-alfa. (No sé quien fue el genio que anticipó que la feminización de las empresas humanizaría las corporaciones: qué demonios tendrá que ver el sexo de los directivos con la cultura organizativa de sus equipos).
Y las hembras beta, en fin, por lo menos se daban el respiro de sonreir de vez en cuando.

Todos, por supuesto, impecablemente vestidos.

Todos con una pose estudiada. Una seguridad imponente. Una insolencia del que se sabe con una gran empresa en su tarjeta de visita.

Todos guapos, altos, listos, sobradamente preparados.

Todos...

... con un jefe.

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En efecto, yo estuve ahí hace unos años. Era de esa estirpe de 'ejecutivos' (lo único que nos dejaban 'ejecutar' solitos era el PowerPoint). Y ahora me parece tan tan tan lejana esa época.

Fue interesante, no obstante.

Fue interesante especular acerca de cuántos de ellos habrán sido despedidos, al menos una vez, antes de los 40.

Cuántos de ellos se darán cuenta de que esta milonga de 'el escalafón jerárquico' sirve (más o menos) durante el período de tiempo en el que se dan cuenta que no satisface su más hondo talento. Si es que alguna vez les da tiempo a sentirlo.

Que el dinero compra su tiempo en una oficina a las 10 de la noche de un viernes. Pero no su compromiso. Ni su 'alineación con los objetivos estratégicos de la empresa'.

Que ese dinero (nómina) sabotea la capacidad de decidir algo tan básico como decirle 'no' con respeto a un jefe que acaba de decir una insensatez sin miedo a ser reprendido.

¿Acaso hay tanto talento desperdiciado? ¿Habrá entre tantos alfas y betas, algún omega al que le ebulla la sangre por crear el siguiente Google, el siguiente Adidas, el siguiente Banco Grameen?

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Volveré dentro de otros 10 años.

Quién sabe: a lo mejor me encuentro a alguien, vestido de paisano, de unos 40 años, comiéndose un sandwich del Delina's mientras contempla a la gente alrededor de la fuente.

Y sonriendo.

Será divertido.

sábado, 16 de mayo de 2009

Invirtiendo (ahora) en Inmobiliario

Sé que hablar de invertir puede sonar casi obsceno ante un panorama en el que nadie se acuesta sin haber pronunciado, leído o huido de la palabra 'crisis'.

Me la juego igual.

Estamos ayudando a una persona a invertir en cierto país de Europa con un mercado inmobiliario que podríamos calificar como 'normal' (lo de España no lo es, si quieren mi opinión).
Resulta que esta persona está considerando adquirir un piso como vivienda habitual a 30 minutos en coche de la capital por 110.000 € por 104 metros cuadrados. Hasta ahí nada nuevo.

Lo curioso es que, por casualidad, el piso inferior a esta propiedad está en venta ejecutiva por el banco, ya que el propietario original no pudo hacerse cargo de la hipoteca. Mismo piso, mismos metros cuadrados... por 50.000€. En efecto: menos de la mitad.

Opciones que se le plantean:


  • Comprar las dos. Hacerlo un duplex. Vender tras las obras antes de un año (sablazo en impuestos por la plusvalía) o tras más de un año (más beneficioso fiscalmente).

  • Comprar las dos. Poner un inquilino en la segunda (la 'ganga'). Dejar que este cubra holgadamente con el alquiler la hipoteca de esa propiedad... y parte de la hipoteca de la vivienda habitual.

  • Encontrar (apalabrar) un comprador para la segunda (señor X) ANTES de adquirirla ella primero. Proceder a comprar la segunda. Venderla al día siguiente al señor X por 90.000€ (se la quita de encima así en poco tiempo). Beneficio aproximado: 35.000€ en 24 horas (sin impuestos, ya que empleará el beneficio para invertir en su propia 'siguiente vivienda habitual' – que será la primera vivienda). El beneficio se reduce además porque al propietario original (que no pudo hacer frente a los pagos y de cuyo piso se hace cargo el banco) se le ofrece un dinero adicional para que pueda empezar de nuevo y para, encima, no humillarlo más. (Sé que para un inversor purista, esto último es una sandez. Para la persona de la que estamos hablando, no: va en contra de su moral 'aprovecharse' de la situación de otro más que lo que las circunstancias obligan).

  • Comprar la segunda. Deshacerse de la hipoteca en pocos años. Vivir con casa en propiedad y sin deudas apenas con 40 años de edad. Todo un lujo quitarse de encima el coste de vivir.

También ha estado mirando propiedades en las que, ya que se hace a través de un broker inmobiliario, tiene que pagar cerca de 7.000€ más. Está valorando la manera de 'puentear' al broker porque cumple con el patrón de 'mujer florero, gran atractivo, boca callada'. Naturalmente, dado el poco valor añadido que aporta al proceso, levantarse 7.000€ por no hacer nada pues... como que no.


Finalmente, otra propiedad en la que el dueño no se ha percatado de que ha ofrecido la propiedad demasiado barata. En dos días la ha apalabrado con otro comprador a pesar de todo. Propuestas creativas: A) se ha acercado nuestro socio para comprársela al comprador ganador. B) Le ha puesto encima de la mesa al vendedor un cheque con 10.000€ como prueba de compromiso (el primer comprador iba a tardar un tiempo en formalidades). C) Le ha hecho al dueño una oferta superior a la del comprador primero (pero inferior al mercado aún).


Sí: para un inversor, estos son los tiempos de gangas (el otro día me soltaron de nuevo la teoría conspiratoria de que esta crisis ha sido creada precisamente para eso: para que un grupúsculo de megaricos adquieran activos a precio de saldo. Valorable como hipótesis).


Antes o después, las economías volverán a crecer, la confianza y el empleo a mejorar, y en unos años, acelerón económico. Todos querrán retornar a la fiebre compradora... mientras nuestros inversores se dedicarán a vender a todos los que están llegando tarde...


... hasta el siguiente crash.


Y vuelta a empezar.


(Me viene a la cabeza un dicho que me espetó un amigo acerca de la psicología de casino de algunos inversores: 'si miras a tu alrededor y no ves a alguien más tonto que tú... es que tú eres el tonto').


Como jugar a las cartas, vamos.


viernes, 8 de mayo de 2009

Éxito y... Física Cuántica

Desde la Física Cuántica se persigue aportar un mayor conocimiento acerca de la realidad (o, al menos, 'esta' realidad) - un conocimiento para el que la Física Newtoniana (o Mecánica/Mecanicista - la que estudiamos en el cole) se ha quedado corta.

Si, supuestamente, el Universo se generó a partir de un Big Bang originario de una concentración inmensamente densa de gases... Una explosión que hace que, a día de hoy, el Universo siga expandiéndose según confirman los astrofísicos...

... y si todo lo que hay procede de esa gran explosión y su evolución...

... entonces nosotros, como humanos, estamos hechos de la misma fibra que compone el Universo.

No está mal, queridos seres con base de carbono: Hay algo en nosotros que podemos hallar aquí o en Venus. O en sistemas solares por descubrir.

La Física Cuántica desde este punto busca responder a la pregunta: ¿cuál es entonces esa fibra que tenemos en común?

Algunos físicos (¡físicos!) creen que es la Consciencia. Otros, Energía (Einstein ya aventuraba que energía y materia eran lo mismo). Y otros, simplemente, el Vacío (la distancia entre el núcleo de un átomo y sus partículas es equivalente a poner un guisante en el salón de tu casa y otro a 30 km. de tu domicilio - en efecto, hasta la mesa sólida en la que lees este post está más vacía que sólida).

Además, a través de la Física Newtoniana se explica aquello que percibimos por nuestros sentidos (localización, espacio, solidez, movimiento...)

... pero no se responde a otras 'cosas' de las que tenemos conocimiento y experiencia individual pero para los que esta Física Mecánica no encuentra teorema o hipótesis que contrastar; 'cosas' tan reales que vivimos cada uno, como la consciencia, la intuición, la percepción, la trascendencia espiritual (no la religión), los sentimientos simultáneos entre dos personas con una relación muy cercana... aspectos que ni siquiera la Neurociencia puede -aún- explicar, y que nuestro pensamiento cartesiano-racional, paradójicamente, desdeña a pesar de que son experiencias que todos sentimos en nuestras carnes.

La Cuántica sí busca incluir esas experiencias, racionalmente.

¿Entonces?

Pues entonces, si estamos hechos de la misma fibra que la realidad...

... y si la realidad depende de nuestra percepción (no solo el manido vaso medio lleno, sino el modo en que nos enfocamos en nuestra vida: si miramos a nuestro alrededor tenemos un compendio tanto de lo que queremos como de lo que no queremos - precisamente porque nos enfocamos más en no quererlo que en centrar nuestras energías en lo que deseamos)...

... entonces, ¿tendría sentido que si cambiamos nuestra percepción, cambiaremos nuestra realidad?

¿Eso querría decir que si deseamos fervientemente 'éxito' (como quiera que lo entiendas), entonces... ese éxito vendrá a nosotros? ¿Nos acontecerá?

Pues eso dicen. Sí señor.

Hay un 'pero' en todo esto (en fin, hay muchos, si bien me centro en uno): nuestra fantasía de control sobre nuestro entorno (si nos diéramos cuenta el poco control que podemos tener en nada, y aceptáramos ese hecho, creo que viviríamos más felices...) nos dice que no solo hay que desear (pedir, rezar, querer, obstinarnos, perseverar) algo, sino que, además, lo debemos obtener de determinada manera: la que queremos nosotros.

En otras palabras, al Universo (¡misma fibra que nosotros!), no solo le tendemos a decir qué queremos, sino también cómo lo queremos: 'quiero ser rico invirtiendo en Bolsa en los próximos 3 años', 'quiero ser capaz de retirarme a los 40', o 'quiero casarme con Angelina Jolie el año que viene' (a la cola).

Unos deseos que, realmente, no necesariamente deseamos de veras - pues desistimos a la primera de cambio.

El Universo responde entonces: decide qué quieres de veras, y ya veré Yo cómo y cuándo te lo doy.

Es una buena manera de testar si realmente queremos ese Deseo. Y si no es solo una ocurrencia para huir de nuestra realidad - la misma que hemos creado nosotros, consciente o inconscientemente.

Por tanto, definiendo muy muy bien el deseo (visualizándolo y viviéndolo como si ya fuera realidad, creando así nuevas conexiones neuronales - ergo, un hábito nuevo: ver el vaso medio lleno -, y por consiguiente una percepción nueva trasladable a una realidad diferente), y estando abierto a que el Universo nos lo dé cuando sea el momento (no cuando nos venga en gana a nosotros), entonces...

¿Cabría pensar que el éxito puede conseguirse solo con desearlo?

No me refiero al 'desearlo' como quien tira una monedita en la Fontana di Trevi - sino 'Desearlo' como la proverbial fe que mueve montañas.

Mira en tu experiencia, sé sincero contigo mismo: ¿te ha pasado que en tu vida te han venido cosas que deseabas realmente, de una manera en la que jamás te hubieras figurado que podrían llegarte? ¿Como cuando te llegó aquello que tanto querías... cuando ya habías desistido de seguir intentándolo?

Eso es el Universo en movimiento. Como dice Dyer: 'el Universo conspira para ayudarte'.

Cuando me dijeron esto hace una década me pareció una enorme gili----ez. Tremenda.

Lo admito.

Sin embargo, una vez que reconozco que nuestros sentidos nos engañan para filtrar la realidad que nos rodea, entonces estoy abierto a (intentar) comprender los tejemanejes (los de verdad) de un Universo aparentemente incomprensible solo para la razón pura.

¿Y si crear una mejor realidad-fibra-del-Universo para nosotros fuera, ciertamente, posible una vez visualizada en nuestra cabeza-fibra-del-Universo?

Por probar si es o no cierto, que no quede.

La alternativa es seguir replicando los mismos hábitos que ya tenemos en nuestras redes neuronales (el cerebro) porque son conocidos - aunque algunos de ellos sigan sin funcionar para convertir nuestra realidad en la que realmente queremos.

martes, 5 de mayo de 2009

Reinventarse

He perdido la cuenta de amigos y colegas que han sido despedidos o están en la vía de estarlo.

Algunos de los que 'se quedan' en sus empresas, están estresados, alienados, sin mayor perspectiva ni motivación que poder cobrar a fin de mes... que vistas las cosas, no es poco.

Pero volvamos a los primeros. Se encuentran en la calle, con títulos, masters, doctorados bajo el brazo, experiencia suficiente para ruborizar al lerdo que les despidió y unas ganas y motivación por seguir aportando valor a su entorno que nuestro mercado laboral (y nuestra economía pseudoficticia) de(s)precia.

Otro caso real: tipo de Marketing con perfil y CV de una solidez por la que se pagaban miles de euros hace apenas una década. A cambio de ese dinero, se compraba su lealtad (y tiempo) a una empresa que le permitió vivir 'como siempre quiso'. Nuestro tipo de Marketing se dió cuenta una buena mañana que, prácticamente, lo único que hacía a lo largo del día era reunirse y llamar por el móvil (para reunirse, por cierto). Ah, y los emails. No muy productivo se sentía él, no. Pero, ciertamente, el salario lo valía.

Tenía dedicación exclusiva a su empresa (también llamado 'matrimonio empresarial') y todo le iba bien mientras preservara 'el modo en que hacemos las cosas aquí'. Perfecto.

Pero, al igual que en el matrimonio (donde la diferencia entre un 'hada madrina' y una 'bruja' son 10 años de convivencia), el idilio y la luna de miel pasó a ser una relación de conveniencia. También perfecto... Mientras la economía estuviera en fase expansiva.

Algo en lo que la economía ya no está.

Nuestro tipo es despedido y, con su caja de enseres, títulos, idiomas, y experiencia, se lleva además una caja de cristal (como la llama un socio mío, Enrique).

Una caja que no ve, no siente, no percibe. Inmaculadamente transparente... y virtualmente hermética.

Esa caja es el Ego - que nos encierra.

Es lo que yo creo que debo ser - no lo que soy.

Es lo que mi sociedad me ha dicho que debo hacer - no lo que quiero hacer yo.

Es la apariencia de lo que uno considera es más bonito de si que lo que se ha atrevido a ver (de veras) de si mismo.

La caja que le impide darse cuenta de que, por cada CV que envía a una empresa para solicitar una entrevista para un puesto que no existe, hay 150 personas al menos igualmente capacitadas para ocupar ese rol.

La caja que aporta una solución a este entuerto: seguir mandando más y más y más CVs. Vulgo: buzoneo (¿acaso nos sirve algún papel publicitario con los que nos inflan los buzones cada día? Pues con los CVs pasa lo mismo).

Lo más gracioso: uno de mis clientes (una consultora) me dice que 'tiene problemas para encontrar gente buena'.

Normal.

El candidato considera que merece más que lo que le ofrecen (lo cual, por cierto, suele ser razonable).

Y la empresa sigue pensando que el trabajador medio tiene la misma formación y capacidad de decisión que a finales del XIX.

Y mientras, los listos, se van reinventando a sí mismos. Como mi buen Pablo, quien se autodefine como el 'ingeniero-tendero', un tipo que ha salido de la rueda del 'consultor-macho-alfa' para montar una franquicia de, eso, mantelería y demás productos para el hogar.

¿Parece sencillo?

Pensándolo bien, ¿cuántas decisiones toma uno realmente, y cuántas toma la persona que creemos que somos/debemos ser/nos gustaría creer que somos?

Es momento de reinventarse. Rediseñar la profesión de cada uno. Ser nosotros nuestra marca: Pedro García, Sociedad Anónima. María Cuadras, Sociedad Limitada.

'Pero... yo no veo la caja de cristal'.

Eso es que, tal vez, las paredes de esa caja están muy limpias.

Mira bien.