lunes, 17 de octubre de 2016

Liderar

Hay que estar muy seguro de sí, ser muy osado -o muy irresponsable- para querer liderar a otros sin ser capaz aún de liderarse a sí mismo.

Explicaciones

Nuestra energía y salud son limitadas: no las malgastemos intentando explicarnos a quien va a criticarnos de todos modos. 

Es su problema, no perdamos el tiempo intentando que sea el nuestro.

Sin punto medio

Tener muchas prioridades es no tener ninguna.
Si quieres ser feliz, has de mantener el equilibrio en todas tus áreas de vida.
Pero si quieres ser un crack, tienes que dedicarle al proyecto más tiempo que nadie.
Tener las dos cosas no es tan fácil.

martes, 27 de septiembre de 2016

¿Y si el cerebro *no* estuviera diseñado para ser feliz?

El cerebro -para algunas cosas- es sumamente simple: en la vida busca de manera automatizada experimentar menos de lo que le duele y más de lo que le agrada: de hecho, preferimos el alivio de rehuir de un sacrificio hoy aunque nos genere un mayor bienestar mañana. Por eso procrastinamos.

La felicidad (embotellada) que aparece en los últimos dos siglos es una confluencia entre la corriente Romántica en el arte y la literatura (el individuo y sus emociones son el centro de todo) y el Capitalismo (comprar y poseer nos hace felices) y que, particularmente desde la II Guerra Mundial, se persigue como si fuera un hito final, definitivo, épico -- y no un proceso que pueda ser disfrutado diariamente. Jung diría que es una búsqueda de algo que nos prive, por fin, de la responsabilidad y el vértigo de la edad adulta por la que nadie nos resuelve ya los problemas por nosotros como cuando éramos chicos. Esa es la fibra que tocan los anuncios de loterías por ejemplo: resuelve tu vida de un plumazo... como si no hubiera personas con depresiones tremendas con millones en el banco.

Desde otro punto de vista, la felicidad -biológica- podría definirse como un cruce entre la estimulación del placer en nuestro cerebro (localizado en el núcleo accumbens, donde nos chutamos con dopaminas) y la busqueda de un sentido de trascendencia vital (localizado en el lóbulo prefrontal izquierdo, que se activa ante experiencias que muchos en algún momento hemos sentido: viendo un paisaje grandioso, superando una enfermedad, haciendo meditación o tras un ejercicio muy intenso). Ahora bien, nos habituamos rápidamente a esa dicha (sea por una cucharada de helado de chocolate, consumir un psicotrópico o tener una experiencia meditativa profunda), por lo que siempre querremos más: es decir, nos sentiríamos 'infelices' por estar insatisfechos. Pero es que si optáramos por quedarnos como estamos, antes o después aparecería la desidia o el aburrimiento, lo cual tampoco nos traería dicha. Elegimos varias veces al día, cada día, con cuál de las dos quedarnos.

Sin embargo, según la madurez del individuo, a partir de la mediana edad empiezan a mermar nuestros procesos cognitivos, pero mejora sin embargo nuestra comprensión acerca de qué va la vida... es decir, comienza a incrementar algo que podríamos llamar quizás 'sabiduría'. Si esta sabiduría es nutrida (aceptación de la incertidumbre de la vida, de los propios límites, dejar de intentar controlar lo incontrolable, fluir en lugar de tornarnos iracundos...) entonces, quizás sí, en nuestra edad madura seamos, de hecho, más felices -- pero solo como un subproducto de esa sabiduría. Las curvas de felicidad -en general- tienen sus techos en el primer tercio y último tercio de nuestras vidas: quizás sea porque en el primero vivimos casi sin preocuparnos porque desconocemos o ignoramos los riesgos y porque en el último tercio hemos aprendido a vivir con ellos.

Por eso quizás el cerebro no esté diseñado *para* ser feliz, sino que su propósito a largo plazo sea simplemente ser más sabios, por un lado; y, por otro, disfrutar de la vida lo máximo posible porque -gracias a esa sabiduría- la apreciamos como en realidad es con todas sus alegrías y miserias: es decir, porque hace tiempo habremos dejado de exigirle que sea como nosotros esperábamos de ella que fuera.


viernes, 23 de septiembre de 2016

En Perú - Premios Lidia (y Jurado :))

¿Vives en Perú? ¿Dedicas tu labor profesional al área comercial y ventas? ¿Quieres contar tu historia, inspirar a otras miles de personas -y quizás incluso ganar un premio-? Esta es tu web - y aquí estaremos como parte del Jurado para apoyarte :) Participa!:




martes, 13 de septiembre de 2016

Manos arriba: pase por la caja 5

Lo de los libros de texto escolares en España es un secuestro.


Si tiene usted hijos en primaria o secundaria, ya habrá recibido la correspondiente bofetada de septiembre de entre 400€ y 600€ aproximadamente por comprar varios kilos de libros que, sabe, en cuanto llegue el primer día de clase, no podrán nunca volver a ser utilizados: ni por sus hermanos pequeños ni revendiéndolos de segunda mano ni donándolos al curso siguiente a quien no podrá pagárselos.

Si en nuestros tiempos usábamos los libros varias generaciones de hermanos, ahora tenemos que elegir entre irnos una semana de vacaciones en agosto o pagarle los libros de texto a nuestro hijo en septiembre porque hacer las dos cosas se ha convertido para muchas familias en una imposibilidad.

Uno podría entenderlo si, quizás, los avances de las ciencias, las artes, la filosofía, fueran tan colosales en este país que hicieran a los libros completamente obsoletos de un año para el siguiente. Pero no estamos hablando de Premios Nobel ultraespecializados: estamos hablando de niños y adolescentes que aún –en teoría- están experimentando con las diferentes asignaturas. No necesitan un tratado de Física para crear un acelerador de partículas en el patio ahí al lado de las porterías de fútbol; y, desde luego, una breve introducción a la Química no es posible que cambie tanto de un curso para otro. (Algunos de nosotros hasta nos acordamos aún de lo suficiente como para confirmar que, en su momento, estudiamos lo mismo que están estudiando ahora nuestros hijos). Pero eso sí, estos libros tienen valor añadido: le ponen pegatinitas para que solo pueda usarse una vez. A fin de cuentas, a nadie le gusta heredar un libro sin pegatas.

A lo mejor es porque España tiene una I+D+i tan portentosa que se descubren nuevos avances más rápido de lo que da tiempo a meter los libros en la imprenta antes de cada curso escolar. Pero la cuestión es que dentro de los 28 países de la UE, el país está en el puesto número 19 en innovación. Yuju, más pegatinas.

Quizás la solución pasaría por un Gobierno que limitara este despropósito, poniendo un techo a los precios de los libros escolares –en lugar de, pongamos, construir aeropuertos sin aviones o salvar bancas y banqueros-; o limitando por ley que cada libro solo pueda ser editado cada 2-3 años, permitiendo que los hermanos puedan reutilizar los textos o que se genere un muy saludable mercado de segunda mano a lo Wallapop que funciona de traca en otros países.

Todo esto sería estupendo, si no fuera porque no hay Gobierno al que pedirle nada. Y aunque lo hubiera, anda demasiado ocupado con cosas más importantes como ir preparando las terceras, cuartas elecciones y todas las que sean necesarias: pedir una gran coalición es definitivamente iluso cuando ni siquiera se ponen de acuerdo en de qué manera enterrar un poco más a chavales en deberes absurdos, hundiéndolos también de paso un poco más en el Informe Pisa que toque ese año antes de la campaña electoral. Nos merecemos lo que votamos.

Por no hablar de medioambiente: si un árbol medio genera (talándolo –que es matarlo, junto a su ecosistema, aves, etc.-) pongamos unas 10.000 hojas de papel, y cada chaval entre libros, apuntes, cuadernos, murales y pegatinas emplea al año de media, digamos, mil hojas, entonces cada diez niños nuestros que se merecen todo lo mejor talaremos un árbol. Si en España hay unos 8 millones de escolares, entonces cada curso nos llevamos por delante unos 800.000 árboles en papel que después raramente será reciclado –ya que reutilizarlo como opción ha quedado descartada-. Cada persona necesita de media el oxígeno producido por 8 árboles al año para respirar así que, haciendo cuentas, cada curso respirarían peor 100.000 personas.Y eso que aún no hemos metido a los universitarios en el recuento.

Así que, si por azar vive usted en algún planeta fuera de España y se acerca en estas fechas a los centros comerciales locales, admírese con la resignación –algunos hasta entusiasmada- de miles de padres pagando sin chistar –nadie negocia cuando se trata de ‘darle lo mejor al niño’- el rescate de comprar más y más libros con caducidad a 9 meses y diferencia en contenidos prácticamente nula en los últimos años.

Es el sueño de todo aprendiz de capitalista: 1) obsolescencia programada a muy corto plazo de 2) un bien de primera necesidad -libro escolar- y 3) pagado de inmediato –nada de facturas a 90 días, que eso es para aficionados- por 4) clientes muy motivados que repetirán –el marketing nos llama alegremente ‘cautivos’- durante al menos 16 años más.

Qué demonios. Todo sea por el aprobado.



sábado, 6 de agosto de 2016

Ascensión

Ante la cumbre, cualquier cumbre, nos enfrentamos a tres miedos:

1) El de ser intimidados al ver la tremenda altura de la montaña.
2) El del vértigo una vez llegados ahí arriba.
3) El de no saber cuál preferir.

Ante cada reto elegimos permanecer intimidados. O tener vértigo.

O continuar inmóviles sin hacer nada diferente.

¿Cuál es el miedo que decides elegir, para ti, hoy?

Solo puede sentir vértigo quien aspira a las alturas.

Feliz ascensión tengas, sea la que sea, en este momento de tu vida.

[En la foto, preparándonos para la subida en los Alpes.]



lunes, 18 de julio de 2016

En El Corte Inglés

Hoy 'Tu mente es extraordinaria', en El Corte Inglés. Ahí, al ladito de Seth Godin nada menos :)


viernes, 8 de julio de 2016

Neurociencia y educación


Nuestro sistema educativo está cegado en potenciar el ‘objeto’ del aprendizaje: más libros, más deberes, más tablets, más pizarras electrónicas.

Sin embargo, lo que hemos de entender es que el verbo ‘enseñar’, en realidad, no tiene ningún sentido: solamente el que quiere ‘aprender’ es el que, de hecho, lo hace. Por muy bueno el profesor, por muy cara la tecnología a su disposición, si no entendemos cómo funciona el cerebro del chaval, jamás se producirá una transferencia de conocimiento y, peor aún, ninguna generación de conocimiento nuevo, que es la base de la I+D+i (investigación, desarrollo e innovación) del futuro.

Por eso, hemos de dedicar más recursos al ‘sujeto’ del aprendizaje (la persona y su cerebro), pues el ‘objeto’ ya hace tiempo que está holgadamente cubierto, quizás incluso demasiado: no podemos continuar tratando a nuestro cerebro como si fuera solamente un disco duro de ordenador que almacene y regurgite datos sin más. Google ya hace tiempo que realiza eso mucho mejor que nosotros.


lunes, 4 de julio de 2016

Amor, pareja y niños. O no en ese orden.


Sí, cuidemos a los niños juntos; sí, ganemos dinero juntos; pero sí, además, aspiremos a vivir un estado de interdependencia entre adultos que vienen de su casa siendo ya independientes. 

Amor es amistad y sexo y compañía y complicidad; pero amor también es apoyar que la otra persona crezca todo lo libre, lo alto y lo fuerte que pueda y desee; y permitirse uno mismo de la misma manera ser apoyado en nuestro propio camino hacia la máxima expresión de nuestro desarrollo. 

Después de todo, inmolarnos en vida abandonando nuestras aspiraciones usando el pretexto del amor es tan insensato como pretender que la otra persona sacrifique su vida por nosotros como prueba fehaciente de que nos ama. Con estas bases en la pareja lo único que estarán haciendo ambos es quemar la vela por ambos extremos. Para eso, mejor mantenernos solos, emparejados con nosotros mismos.


viernes, 1 de julio de 2016

Empatía

Empatía es mirar a los ojos de alguien y, tras su sonrisa, entender los nudos que aún le quedan por deshacer y con cuáles deberá vivir.

jueves, 16 de junio de 2016

Neuroeducación, en Almería (11-13 de julio)

¿Nos vemos en Almería? Si te interesa la educación y la neurociencia, estaremos allí del 11 al 13 de julio en los cursos de verano de la universidad. La noticia, aquí.Toda la información, aquí. Su página de Facebook con la info, clic en la imagen:
https://www.facebook.com/Curso-Neuroeducación-y-Neurodidáctica-UAL-408818759303263/?notif_t=fbpage_fan_invite&notif_id=1464182630510528

martes, 14 de junio de 2016

Conferencia 'Educando para emprender' [nuevo vídeo]

¿Cómo educar para emprender? 

Una experiencia con adolescentes en Alemania. 

Introducción a la Neurociencia en el aula para enseñar a emprender. 

De la Misión al resultado -- y cómo ganar veinte años de experiencia profesional y vital sin arriesgar un solo euro. 

Aprendizaje vs. experiencia. 

Cómo gestionar el miedo. 

:Ponencia para el MAESE de la Universidad de Zaragoza, junio 2016:

 

miércoles, 8 de junio de 2016

Aturdiendo niños

El exceso de deberes en España solo sirve para aplastar la natural curiosidad de un niño por aprender bajo el pretexto de la educación, inteligencia o disciplina.
No solo no está sirviendo para subir un solo nivel en el -demasiado venerado- Informe Pisa, sino que, al anular al niño su posibilidad de simplemente 'ser niño' (al permitirle que tenga tiempo para a) el juego libre, b) para que se aburra -y aprenda a entretenerse solo sin una televisión o un móvil-, y c) para que se raspe las rodillas y embarre las manos al aire libre) estamos creando los mejores futuros usuarios de antidepresivos.



martes, 31 de mayo de 2016

Culpa: la discusión inútil

El proceso por el cual culpamos a otros es, parafraseando al Dr. John Gottman, la bomba nuclear sobre cualquier relación, sea esta laboral, personal o sentimental. Cuando escuchamos cualquier pregunta que comienza por ‘¿por qué…?’ relativa a algo que hemos hecho o dejado de hacer (‘¿por qué no respondes a mis llamadas?’, ‘¿por qué has llegado tarde?’, ‘¿por qué crees que tu propuesta va a funcionar?’), automáticamente nos situamos en una posición defensiva, sintiendo a menudo que, en lugar de explicar, tenemos que justificarnos. Y cuando nos sentimos arrinconados, o nos defendemos o nos irritamos -y contraatacamos verbalmente- creando así una espiral destructiva en el diálogo que tiende a enrarecer aun hasta las relaciones más consolidadas. A muy pocos adultos les agrada sentirse cuestionados.

Cuando echamos la culpa, además, es consecuencia de una desproporcionada expectativa que tenemos de otro. Si alguien no encuentra trabajo, la culpa es de un gobierno, las empresas o la crisis, todos agentes externos sobre los cuales se deposita la responsabilidad de que hagan por nosotros más de lo que realmente van a hacer. Si nuestra pareja es algo desordenada, le echamos la culpa por dejar los calcetines en el suelo, lo cual suele conducir a una escalada hasta acabar rememorando una discusión aparentemente enterrada hacía años. Si nuestro hijo derrama agua sobre nuestro ordenador por descuido, le culpamos por su torpeza aun cuando hubiera sido un accidente. Cuando esperamos demasiado de otras personas, o tenemos una imagen distorsionada, excesivamente positiva, de esas personas -algo que se magnifica en relaciones donde hay un cierto vínculo emocional- entonces en cuanto esa imagen no coincide con la realidad nos sentimos defraudados. Y para canalizar esa rabia o ese enfado, en lugar de recalibrar nosotros la imagen o expectativa que tenemos del otro, buscamos en su lugar que sea el otro el que cambie. Sería como si exigiéramos de una ardilla que nadara tan bien como un pez y luego le echáramos la culpa porque rehuye el agua: por mucho que le culpemos o nos irritemos, la ardilla jamás desarrollará branquias. Es más sensato modificar nuestra expectativa de la ardilla.

Si nos encontramos siendo la parte sujeta a una culpabilidad -‘(siento que) me están echando la culpa’- en primer lugar es importante mantener la calma: no estamos en ningún juicio ante el Tribunal de la Haya. Segundo, devolver la pregunta que nos han hecho -y que nos hace sentir arrinconados- pero refraseándola más a nuestro gusto. Así, si después de haber hecho bien nuestro trabajo, nuestro jefe nos culpa de no haber conseguido al cliente (‘tenías que haber añadido más vídeos a la presentación’ o ‘¿por qué no has quitado las dos últimas diapositivas? Han sido terribles’), podemos preguntar de vuelta por ejemplo ‘¿cómo podías saber de antemano que los vídeos eran necesarios o que las dos últimas diapositivas no irían bien en la presentación?’ Estas preguntas son abiertas e invitan al diálogo y al intercambio de ideas. Recordemos que hemos de mantener la calma y tener presente que la persona que nos culpa, además de tener sus propios problemas que seguramente no quiera comentarnos pero que aún así le preocupan y generan ansiedad, está demostrando un grado de irresponsabilidad e inmadurez muy grandes al buscar un chivo expiatorio por errores imprevistos que atañen a los dos o posiblemente incluso al excederse en el uso de la autoridad. Ante un trabajo bien hecho que, sin embargo, ha terminado en error, hay que tener una elevada confianza propia y una alta humildad -ambos signos de tremenda fortaleza- para asumir la parte que le corresponde -pero nada más- y no echarle la culpa a otros.

Finalmente, si la otra persona tiene por hábito echar la culpa a otros, esto nos sirve como advertencia para mantenernos emocionalmente distantes. Pero si la otra persona tiene el hábito de echarnos la culpa solo a nosotros, entonces es necesario considerar mantenernos distantes también físicamente. No tenemos por qué soportar situaciones en las que recurrentemente se nos busca poner en una posición de acusados en el banquillo. Con siete mil millones de personas en el mundo, no hay ninguna razón para continuar manteniendo una relación cercana con quien no desea desarrollar una comunicación generativa. Aunque nos eche la culpa por largarnos.



miércoles, 25 de mayo de 2016

Neurociencias y educación, Almería 11-13 de julio 2016

:: ¿Nos vemos en Almería del 11 al 13 de julio? ::

Curso de Neuroeducación y neurodidáctica, dirigido desde la Universidad de Almería, con ponentes y ponencias muy potentes si te interesa explorar tanto la mente como la educación.

¿Más info? En las fotos y su página de Facebook, aquí.

Nos vemos allá :)