domingo, 27 de noviembre de 2011

Resetear el sistema

La crisis actual ha sido creada, en parte, con dinero que no teníamos (o sea, mediante el sobreendeudamiento con el que financiar mejores casas, coches más nuevos, etc. que los del vecino del 4º), y pretendemos solventarlo echando más dinero con el que sobre-sobre-endeudarnos.

'¡Capitán, hay un incendio a bordo, en la cocina!'. 'Muy bien, grumete: eche más aceite encima, todo el aceite, a ver si se apaga'.

Va a ser que no.

No son pocas las voces (supuestamente expertas) que auguran que lo de esta crisis financiera (a nivel macro, claro; a nivel micro -a ciertos individuos y emprendedores- no de la crisis ni les va ni les viene) es una broma: estamos ante un derrumbamiento sistémico, del sistema en su totalidad, vaya: déjese hundir a un país, y con él se hunden bancos, empleos y otros países. Rescátense bancos y naciones y, andá, se reparten bonuses y prebendas entre los rescatados.

Sé que me cargo el capitalismo como lo entendemos (¿por qué habríamos de respetar las leyes del mercado, si no funcionan con este mercado?), pero esta es una propuesta. Ingrata, impopular, previsiblemente inaplicable - o quizás no.

Por partes.

Todo esto empezó porque...
  • El porcentaje permitido de endeudamiento por cada individuo y empresa hasta 2007 era, básicamente, suicida en términos financieros.
  • También porque 1) la codicia de los 'asesores' financieros de los bancos les inclinaba a vender hasta los ceniceros de las oficinas (por eso no, no son 'asesores': son gestores comerciales, vendedores, mire, que no es lo mismo. Los asesores ganan dinero si hacen que usted lo gane. Los segundos ganan dinero aunque usted lo pierda... y no se hacen responsables de esas pérdidas porque su rol culmina una vez que le venden a usted el cojofondo o la gigant-hipoteca.).
  • Si antes, en, después de la crisis, muchos bancos se hacen aún más mastodónticos y su línea de beneficios es obscenamente colosal...
... entonces...
  • Por decreto (em, sí: decreto), cada banco debe ceder un 1%-2% de sus beneficios a una sociedad de capital riesgo (SCR) con control estatal y consejo asesor/consejo de sabios compuesto por contrastados emprendedores. Sí, es una medida poco democrática, pero cualquiera que sabe algo de liderazgo conoce que cuando hay un incendio, el jefe de bomberos no somete a votación con su equipo si usan manguera o extintor, o si hoy nos ponemos el uniforme azul o el gris. El tipo lidera, decide, y asume las consecuencias de esa decisión.
  • Esta SCR otorgaría fondos a emprendedores con una clara trayectoria de crecimiento (esto es, que entre otras cosas, hayan creado al menos tres puestos de trabajo en los últimos tres años; que se haya jugado sus propias habichuelas para empezar y haya hecho despegar su idea; que tenga un plan de negocio sólido de expansión, internacionalización, desarrollo). Aquí entra el comité de sabios para analizar y bendecir proyectos y otorgar fondos.
  • Si, y una vez que, esas empresas despegan, devuelven el capital asignado, el cual a su vez también se entrega a los bancos financiadores, con 0% de interés, aunque incrementado para corregir la inflación.
  • Por otra parte: se incluye, como materia obligatoria, el emprendimiento en todas las vías educativas a partir de los 12 años.
Resultados:
  • El banco reinvierte (aunque no sea necesariamente con su beneplácito) en la sociedad, el pueblo, que le ha enriquecido, creando empresas consolidadas que multiplican empleo.
  • Se estimula el emprendimiento (a ver si nos creíamos que seguir pariendo funcionarios era la vía de bajar la tasa de paro - excepción hecha, claro, de las instituciones europeas, que no tiene fondo - ¡¡¡más de 700 miembros solo en el Parlamento Europeo!!!).
  • El gobierno se involucra en lugar de legislar desde la torre de marfil.
  • Los emprendedores comparten su experiencia y visión con su sociedad. (Paradójicamente, estos pudieran negarse, precisamente, para no descuidar sus propios emprendimientos).
  • Pensamos y sembramos a medio plazo - hasta que sepamos qué hacer con 700.000 viviendas vacías. ¿Quizás usarlas de oficinas?
  • Aseguramos que creamos una nueva generación de emprendedores quienes, a su vez, cuando sean padres, transmitirán su saber a sus propios hijos. Ya está bien de fabricar operarios en nuestras aulas. Que no funciona, demonios, que no funciona.
El empleo no se crea mediante políticas. Se crea mediante actos.

Y esos actos requieren coraje.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Elegir por defecto

Cuando un artista pinta un retrato, suele enfocar su obra de una de dos maneras: a) pinta directamente el retrato (sobre todo los más experimentados); b) pinta todo lo que no es el retrato que desea - para después borrar lo que sobra.

Miguel Ángel afirmaba que él no esculpía nada - más bien eliminaba el mármol que ocultaba a su Piedad, Moisés, David.

Cuando una persona descubre, decide y está determinado a cambiar las decisiones que afectan a su actualidad, se encuentra con frecuencia con que no tiene claro qué quiere hacer. Es más - posiblemente tenerlo claro (lo que sea que signifique ese 'lo' de tenerlo) sea la excepción.

Frecuentemente, además, caemos en la falacia de que para cambiar es necesario hacer el salto de la situación actual a la deseada.

No hay tal cosa.

Lo habitual es sumergirnos en una travesía de la situación actual a una situación deseada que, la mayor de las veces, es una etapa intermedia, de transición, a veces de avituallamiento incluso - que al principio tiene más pinta de tierra-de-nadie que de Tierra Prometida: ni lo conocido inefectivo que me mueve en primer lugar, ni el vergel del Edén que imagino es mi destino.

Las travesías no solo se navegan escogiendo rutas... sino también escogiendo no-rutas: 'quiero emprender, no sé en qué, pero nada que ver con bienes industriales'; 'quiero cambiar de trabajo, no sé a qué, pero seguro que a nada que tenga que ver con lo mío'; 'quisiera hallar pareja, no sé cómo ha de ser, pero tengo claro como no quiero que sea'.

A veces escogemos por defecto, por eliminación. Como método de selección es perfectamente efectivo a corto plazo.

Sobre todo cuando se presenta esa especie de abotargamiento que le da a uno cuando la indecisión se vuelve rutina. Cómoda rutina.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Lo que (de veras) pagamos

Para un viaje a México fui, antes de salir, a un banco a solicitar pesos a cambio de euros.

Tras cerciorarme del tipo de cambio, me encuentro con un 14% de pérdida de valor entre lo que me tenían que dar y lo que, de hecho, recibí.

No hubo que rascarse mucho la cabeza para ver donde iba ese margen de la comisión del banco, pues saltaba a la vista: magníficos ordenadores de pantalla plana manejados con destreza por operadores en mesas de diseño, rodando con sus sillones giratorios sobre moqueta antibacterias que, aun así, seguramente deba ser aspirada diariamente por personal especializado; y en una localización urbana de máximo tráfico de viandantes. Eso sí, mientras tanto, el director de la oficina andaba desayunando (a mí me decían que a la oficina había que ir ya desayunado... Será que con la edad me hago más cascarrabias).

Emprender es taaanto más sencillo; implica volver a los orígenes: reducir coste, optimizar ingresos, maximizar valor para el cliente.

¿En qué momento decidió este banco dejar de maximizar valor para poner una moqueta?

martes, 22 de noviembre de 2011

Todo (¡o casi!) acerca de XIC11

Para todos los que pudieron asistir como para aquellos que no pudieron pero les interese lo que se estuvo cociendo en las Jornadas Internacionales de Coaching en Santiago (Galicia), va lo siguiente:
  • Fotos del evento, en Facebook, aquí. (Gracias a Verónica Lamperti, periodista del evento, por publicarlas y a Manu Dibuja por las magníficas fotos).
  • Todas las presentaciones, aquí y aquí. (Gracias a los organizadores de QCoach por compartirlas).
Mi presentación, aquí (aviso: poco texto - que a nadie nos gusta recibir un ataque de Powerpointitis ;-)  )

lunes, 21 de noviembre de 2011

Simplificar

Simplifique su vida todo lo que sea posible.

Y cuando la haya simplificado todo lo posible, simplifíquela más aún.

Elimine todas aquellas cosas, tareas, compromisos que absorben su tiempo, su dinero, su energía y no le reportan nada.

Tache de la agenda aquellas actividades que no le añaden a usted ningún valor pero que hace por hábito, por pereza en cambiar, por la inquietud que pueda suponer que, de repente, tiene tiempo para usted solo y para estar solo: tomar tiempo para dar un paso atrás y ver el cuadro desde una distancia le permite a uno volver a acercarse y pulir los detalles del paisaje.

Despida y deséeles lo mejor a las personas que le roban su ánimo, sus horas, su motivación. Libere espacio para nuevas personas que le aporten y a las que pueda aportar. Todos tenemos una puerta de entrada y de salida en la vida de otros en la que el intercambio de momentos vitales otorga mutuos aprendizajes, vivencias, experiencia... sabiduría.

La vida ya nos arroja suficientes razones, retos, obstáculos, metas para tenernos entretenidos un buen rato.

No la saturemos más con lo superfluo.

jueves, 17 de noviembre de 2011

Cuando algo queremos.

Hay varias actitudes en la vida cuando deseamos tener, alcanzar algo, que ahora no tenemos y se nos antoja:
  • La del pedigüeño, quien pide, reza al éter, en la esperanza de que algo o alguien se apiade y le deje catar las sobras. A veces pone cara como la del gato en ‘Shrek’ y tiene su rol de generador-de-lástima tan integrado que el que se consigue resistir a su influjo se lleva puesta una quemazón de culpa adherida como un chicle a la suela del zapato.
  • La del que exige que ese algo le sea dado. ‘Es mi derecho’, ‘me lo merezco’, ‘usted no sabe quién soy yo’ son sus mantras… aunque no las verbalice. Cualquiera le chista. De hecho, suele conseguir cosas más por intimidación o por la renuncia de su contraparte a detonar un potencial conflicto que por su talento o dedicación.
  • La del que lucha, contra todo, contra todos. Sangre a fuego, lágrimas e insomnio son las consignas. El proverbial ‘… con el sudor de tu frente’ es, para este guerrero, Ley de Vida. Hay que dejarse la piel, que hay una jungla ahí afuera puesta de atrezzo para hacerme a mí, ¿habrase visto?, la vida miserable.
El primero se acostumbra a transitar su vida con lo mínimo posible. Se autoconvence, incluso, que no necesita quiere más – no porque no lo anhele en su corazón, sino porque se argumenta a sí mismo que ‘ya llegará’… eso sí: sin mover un dedo al respecto.

Al segundo, en muchas ocasiones, le encontrará en puestos considerados ‘de poder sobre otros’ o en jerarquías verticalizadas, sea en empresa o en la administración, en una escuela o en un equipo de cricket. El jefe tóxico ¿es tóxico porque es jefe, o es jefe porque fue y sigue siendo tóxico?

El tercero gusta de hallar evidencias de lo mala que es la gente, siempre tan individualista ella, tan ombligo-centrada, tan hostil. Y todo logro que obtiene, cuando lo obtiene, le cuesta una energía ímproba, extenuante que le deja drenado de fuerzas.

Pero, ah, luego está el cuarto carácter, el atractor. Aquel que no pide, exige o lucha, sino que se permite recibir aquello que desea en su vida. Fluye, se apoya, discierne, razona-sintiendo (o siente-razonando), eficiente, eficaz y efectivo. Pareciera que consiguiera las cosas sin inmutarse. Sin dejarse la piel en el camino, casi con pereza.

¿Cómo atraen estos lo que desean? Sencillo: no piden, no exigen, no batallan. Se abren a recibir, no (solo) a ir a buscar asumiendo que lo buscado se hubiera perdido.

El Universo, como quiera que lo conciban, ya ha recibido su SMS, pero responderá cuando le venga en gana – pida como pida, exija como exija, luche como luche, se ponga como se ponga.

Así que se centran en las únicas dos cosas que pueden controlar absolutamente:

Lo que dicen.

Lo que hacen.

Asegúrese pues que sus decires y haceres sean lo mejor de lo que usted puede decir y hacer.

Nada menos.

El resto ya no dependerá de usted.

Pero váyase preparando. Permítase recibir.

¿Cuando fue la última vez que se dejó sorprender sin controlar pretender controlar toda la situación?

miércoles, 16 de noviembre de 2011

A quién votar

La contabilidad saneada de una empresa, de un país - o de uno mismo - es sencilla en sus dos principios: reducir gastos innecesarios, subir ingresos de valor añadido al público.

Reducir gastos, tal y como va la sobada crisis implica apretarse el cinturón, vale. Pero cuando se acaban los agujeritos de este, siempre se pueden perforar más y ahogar al usuario.

Y, además, es lo más fácil. Siempre hay una partida más que recortar, suprimir.

Lo que me preocupa de los programas electorales que estoy leyendo es la in-aptitud por conseguir lo segundo: generar riqueza, empleo, bienestar. Emprender, demonios, que parece que hay que dárselo mascado.

Cuando la gente tiene dinero, tiene (a veces) más confianza y adquiere más productos - también, sí, los de los que están empezando.

Aun no he encontrado un partido inversor - solo adelgazadores.

Que los ¿mercados? nos pillen confesados.

martes, 15 de noviembre de 2011

Pruebe su idea

No pierda el tiempo yendo a clases de Contabilidad.

Testee su idea con sus primeros clientes.

Pula su idea, mejórela, exprímala, descártela, actualícela, píntela de rojo.

Entre lanzarse al mercado con todo-ya-montado u ofrecer una chapuza de producto, están todas las opciones imaginables.

'El mercado' empieza con el primer cliente.

Aunque sea con un prototipo - pruébelo. Deje que sus primeros seguidores lo destrocen si hace falta. Es el mejor regalo que le pueden hacer para mejorarlo. No lo dude.

Mejórelo entonces.

Y, ahora sí, dele a la Contabilidad.

(Mejor aún, busque a un buen contable).

lunes, 14 de noviembre de 2011

En el XIC11

Terminaron ya las Jornadas Internacionales de Coaching en Santiago de Compostela - toda una experiencia. Si no asistieron, les invito a visitar y explorar acerca de los ponentes que estuvimos y sesiones pues fueron dos días intensos y de los que le dejan a uno con una zona de confort algo más holgada... Más, aquí.

Según les escribo, las redes echan humo! - si desean leer algunas entradas y tweets, aquí van algunos (y tiren del hilo para saber más):

Blog de José Luis del Campo, aquí. Twitter oficial, aquí. El de Verónica Lamperti, periodista en el evento, aquí...

¡Gracias a los amigos que vinieron y a los nuevos que se hicieron!

lunes, 7 de noviembre de 2011

¿Abundancia?

Debemos a nuestra economía el que hayamos pasado de la escasez de la postguerra a la abundancia de tener mucho de todo.

Ejercicio: vayan a una zapatería cualquiera y calculen, a ojo, cuántos pares hay expuestos.

Después tomen una guía de teléfonos y estimen cuántas zapaterías hay en su ciudad, región, país. Averigüe cuántas personas (y pies) hay en su país.

Y lo verán:

No salen las cuentas.

Se producen miles, millones, de zapatos más de lo que la gente a) puede usar, b) quiere usar, c) quiere comprar, d) puede comprar. Ni regalados.

Ahora figúrense lo mismo con cepillos de dientes, abrigos, bañadores, coches, apartamentos, plazas hoteleras, paquetes de galletas con chocolate, paquetes de galletas sin chocolate, bebidas refrescantes con cafeína, sin cafeína, con extra cafeína, libros impresos, fundas de móvil, muebles háztelo-tú-mismo, saleros, turrones, bombillas, tarjetas postales, velas, cámaras de fotos de 14 megapíxels, pinzas para las cejas, tarrinas de mantequilla en los menús de los aviones y pañales diferenciados por signo del zodíaco.

¿Qué se hace con los productos perecederos (pan, yogur, leche) que sobran?

Se tiran. Se queman. Raramente se entregan a quien lo pueda redistribuir entre quien no tiene o directamente se penaliza.

¿Y con los no perecederos?

Se ofrecen de oferta, se regalan en 2x1... O se tiran. O se queman.

O sea: primero tiramos y quemamos los recursos para producir lo que consumimos nunca consumiremos y la energía necesaria para procesarlos, y luego tiramos el producto de esos recursos y energía.

Mientras, 3.000 millones de personas viven con menos de dos dólares al día según la ONU y el Banco Mundial.

Lo nuestro no es abundancia.

Es inaceptable.

viernes, 4 de noviembre de 2011

'Hola, soy nuevo'

Reinventarse pasa por la opción de darse cuenta de que lo que nos servía, incluso aquello en lo que éramos unos ases, ya poco nos sirve (aparentaría) para nuestro futuro.

Muchos (creen que) se bloquean en este punto. Les abruma imaginar que hay que, más o menos, volver a empezar.

Lo cual, en muchos casos, es rematadamente cierto.

¿Y qué más da?

¿Acaso tememos que se nos caigan los anillos?

Hay dos opciones en esta encrucijada:
  1. Continuar bloqueado. Si es esta su opción preferida, deje de leer el resto pues no quiero hacerle perder el tiempo que debe dedicar a seguir perfeccionando ese bloqueo. Unos cincuenta años, más o menos.
  2. a) Dejar de perder tiempo: aceptar lo que hay. Sin más.

    Y después...

    b) Arrancarse a sí mismo una importante aseveración:

    Admitir que es 'el nuevo' aquí y que debe hacer lo que todos los nuevos hacen en su primer día:

    c) Preguntar.
Pregunte a quien más sabe. Pregunte cómo se puede hacer. Pregunte cómo hacerlo mejor.

Pregunte hasta que se quede sin cuestiones y empújese a buscar qué más preguntar.

Pregunte hasta que los demás se queden sin respuestas, y entonces pregúntese a sí mismo cómo mejorar, optimizar, economizar, incrementar, escalar, lo que quiera que esté haciendo.

Hágase de nuevo experto en ese algo-nuevo-diferente.

El que pregunta, avanza.

No se puede aprender sin una respuesta nueva.

No hay espacio para respuestas nuevas si no hay inquietud por preguntar.

No hay inquietud por preguntar sin el coraje de desear saber.

No hay coraje si nos apalancamos en querer que las cosas 'sean como antes'.

No lo van a ser.

Nunca más.

Pregunte y créese su propio nuevo-yo.

Y disfrute el proceso:

Usted es quien lo está dirigiendo esta vez.