Reinventarse pasa por la opción de darse cuenta de que lo que nos servía, incluso aquello en lo que éramos unos ases, ya poco nos sirve (aparentaría) para nuestro futuro.
Muchos (creen que) se bloquean en este punto. Les abruma imaginar que hay que, más o menos, volver a empezar.
Lo cual, en muchos casos, es rematadamente cierto.
¿Y qué más da?
¿Acaso tememos que se nos caigan los anillos?
¿Acaso tememos que se nos caigan los anillos?
Hay dos opciones en esta encrucijada:
- Continuar bloqueado. Si es esta su opción preferida, deje de leer el resto pues no quiero hacerle perder el tiempo que debe dedicar a seguir perfeccionando ese bloqueo. Unos cincuenta años, más o menos.
- a) Dejar de perder tiempo: aceptar lo que hay. Sin más.
Y después...
b) Arrancarse a sí mismo una importante aseveración:
Admitir que es 'el nuevo' aquí y que debe hacer lo que todos los nuevos hacen en su primer día:
c) Preguntar.
Pregunte a quien más sabe. Pregunte cómo se puede hacer. Pregunte cómo hacerlo mejor.
Pregunte hasta que se quede sin cuestiones y empújese a buscar qué más preguntar.
Pregunte hasta que los demás se queden sin respuestas, y entonces pregúntese a sí mismo cómo mejorar, optimizar, economizar, incrementar, escalar, lo que quiera que esté haciendo.
Pregunte hasta que los demás se queden sin respuestas, y entonces pregúntese a sí mismo cómo mejorar, optimizar, economizar, incrementar, escalar, lo que quiera que esté haciendo.
Hágase de nuevo experto en ese algo-nuevo-diferente.
El que pregunta, avanza.
No se puede aprender sin una respuesta nueva.
No hay espacio para respuestas nuevas si no hay inquietud por preguntar.
No hay inquietud por preguntar sin el coraje de desear saber.
No hay coraje si nos apalancamos en querer que las cosas 'sean como antes'.
No lo van a ser.
Nunca más.
Pregunte y créese su propio nuevo-yo.
Y disfrute el proceso:
Usted es quien lo está dirigiendo esta vez.
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