Leyendo un artículo en un e-periódico estadounidense especializado en RRHH, el que firmaba realizaba una distinción que me pareció particularmente acertada.
El tipo en cuestión decía que, en efecto, las cifras del paro son brutales... para el que sigue buscando (re)colocarse 'de lo suyo'. Paradójicamente, en esta situación económica están surgiendo grandísimas oportunidades de trabajar(se) y reinventar (la propia) profesión para adaptarse a lo que el mercado (o sea, millones de personas moviéndose semi-acompasadamente) está pidiendo, pidiendo, pidiendo. Solamente el que escucha (o, mejor dicho, el que quiere escuchar) es el que se adapta - o prospera. Así es como se descubren nuevas vocaciones (o transiciones temporales) como educador, restaurador, artista o inversor (sí: inversor)... individuos de carne en hueso aquí al ladito, no en artículos.
Si miramos las acepciones, en inglés distinguen entre 'unemployed' (desempleado) y 'idle' (des-ocupado, que no 'desocupado').
En español tenemos la palabra 'parado'... pero ¿es lo mismo que 'desempleado'?
¿Qué enfoque invita más a mover el c*lo?
Depende de cuántas ganas le queden a uno de quemar energías culpando a especuladores, gobiernos, sindicatos, empleadores, jefes, administraciones, novios/as o al calentamiento global.
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