lunes, 26 de septiembre de 2011

Tenerlo claro

En uno de los últimos episodios volcánicos islandeses, dos (entre cientos) de viajeros se quedaron tirados en el aeropuerto de Bruselas.

Los dos tenían que regresar, urgentemente, a Madrid.

El uno se obsesionó con el 'estoy en un aeropuerto y tengo que coger un avión a Madrid'.

El segundo abrió la pregunta: 'Objetivo: llegar a Madrid. ¿Cómo?'

El primero se pasó horas, días, pendulando entre el aeropuerto y el hotel, furioso, demandando a la aerolínea (a falta de dirección postal del "volcán de los c*j*n*s") y jugándosela ante la policía aeroportuaria en cada pelea con el personal de tierra.

El otro cambió su vuelo para ir a Zurich. Se auto-presentó en vuelo a otros tres pasajeros con destino España (que entre sí tampoco se conocían). Decidieron alquilar un coche en Suiza y conducir, turnándose, hasta la Península, llegando 36 horas después a casa (escalas en Barcelona, Zaragoza y Madrid, donde vivían).

El primero debe aún andar con los abogados. A fin de cuentas, tenía, y sigue teniendo, toooda la razón. Claro que sí, hombre.

Pero el segundo (más otras tres personas), en fin... consiguieron lo que querían.

Diferentes objetivos (tomar un avión sí-o-sí vs. ¿cómo llegar a Madrid?).

Cuántas veces dos personas que trabajan juntas creen que persiguen los mismos objetivos.

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