Los niños, apenas comienzan a caminar, emplean unas pocas horas en empezar a correr. Pero sus padres les advierten, de primeras: 'no corras, que te caes'. O sea, 'no hagas lo que es natural, porque te vas a hacer daño experimentando y tanto el dolor como la experimentación deben evitarse'. Y así día, tras día, tras día. Hasta que una mañana, de adolescentes, dejan de correr. Lo conseguimos.
Por eso, de adultos, nos apelmazamos tanto ante el cambio... qué pereza mover-se.
Nuestros primeros anteprimos Sapiens hace 200.000 años vivían en tribus, cazadores-recolectores ellos, esto es, que iban en grupo donde estaba la comida, el agua y el buen clima. Unos días de acampada y, hop, nos movemos, chicos. Todo era compartido - y no por altruismo, porque lo mandaba un Auditor Universal o creencia en el karma, sino porque era la manera de subsistir más efectiva y eficiente. Y cuando era todo, era todo: comida, cuidado de los hijos, limpieza, curación, relaciones íntimas no-exclusivas. El concepto de posesión se veía con recelo (pues podía hacer peligrar a toda la tribu. ¿Implicaciones?: adiós miedo a la escasez, adiós celos, adiós envidia, adiós resentimiento, adiós violencia por recursos escasos, adiós guerras con el vecino... porque no había fronteras que defender). Vale: a cambio comían kilos de insectos (muy saludables, por cierto, pura proteína, cero grasas)... pero a ellos les sorprendería posiblemente vernos comer en McDonald's. (Me incluyo).
Sin embargo, nuestra sociedad, hoy, se instala (se apalanca) en donde tiene la hipoteca o el crédito de la tienda de la esquina. 'Como para irse ahora', piensa más de uno.
La educación de la tribu se supeditaba al éxito de la tribu: cómo cazar antílopes sin armas (persiguiéndolos durante kilómetros hasta que morían desfondados), cómo leer excrementos de bisonte, cómo conseguir agua cortando tallos, cómo protegerse del frío, qué plantas eran mortales y cuáles te hacían ver cielos con diamantes.
Nuestro sistema educativo, hoy, celebra la fabricación de operarios hiperindividualistas en serie - sean de cadena de montaje, o de despacho en madera de nogal que trabajan para terratenientes y colosos de las finanzas.
No - quizás no esté tan claro que esta sociedad sea tanto mejor. ¿De veras hemos avanzado personalmente?
Por eso hay tanto cambio latente que pugna por salir:
Compartición de recursos entre emprendedores, escuelas-en-casa, retorno a la alimentación no procesada, relaciones de pareja abiertas y cuidado de niños en nuevas multiunidades familiares, frugalidad en el gasto por cosas a favor de vivencias experienciales, repoblación de pueblos abandonados, (re)creación de economías no-dinerarias, hartazgo de cualquier figura de autoridad (poder, control, cercenante, desde el profesor hasta el dignatario), 15-Ms en todo el mundo.
¿Y donde quedará el próximo cambio de sentido...?
No busquen en el mapa: no viene.
Nos toca crear.
Aquí.
Ahora.
Me hece recordar un "pensamiento semilla" que me regalaron hace un tiempo:
ResponderEliminar"Creo (creer)Confío y Creo (crear)"
Gracias