Acabo de terminar un libro acerca de David Ogilvy (publicado en 1963 – toda una rareza de libro) en el que, como su contraportada dice, se habla de la vida de este gurú de la publicidad que se presentó en EEUU procedente del Reino Unido con lo puesto y 10 dólares y 25 años más tarde dirigía una de las principales agencias publicitarias, facturando 55 millones al año.
El tono del libro está muy centrado en la autopublicidad lo cual, en algunos momentos, daba para pensar del grado de arrogancia que caracterizaba a este gran emprendedor.
¿'Arrogancia' he dicho?
No son pocos los emprendedores que son tachados de 'arrogantes', 'insolentes', 'creídos' o 'chulescos' – rasgos característicos que, para otros emprendedores quizás puedan mejor ser definidos como 'alta autoconfianza', 'fe ciega en uno mismo' o 'implacable con el trabajo por debajo de excelente'.
Como siempre, el lenguaje (la Lingüística) incide drásticamente en los pensamientos y esquemas que cada uno nos hacemos del mundo. Así, ¿quién traza la división entre 'arrogante' y 'con alta autoestima'? ¿Y la que hay entre 'persuasión' y 'manipulación'; 'obstinación' y 'perseverancia'; entre 'ambicioso' y 'codicioso'; o entre 'rico' y 'próspero'?
Exacto: la división es absolutamente moral, un juicio de valor personal enraizado en nuestra educación, creencias, miedos o sueños.
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Hace unos años fue conocido en el mundillo el caso de una músico muy famosa que se hallaba grabando un concierto en vivo junto a su banda para después sacarlo a la venta en DVD. Al concluir el concierto, y una vez se hubo marchado el público, obligó a su banda a repetir el concierto com-ple-to (con las butacas vacías), pues consideraba que no había quedado 'todo lo bien que era exigible' en el propio concierto.
Naturalmente, todos los músicos acabaron hartos de ella, furiosos.
Ella, por contra, satisfecha con un trabajo que ya valoró como 'publicable'. Y, en fin, con una cuenta bancaria más gruesa.
O, perdón, ¿debería haber dicho que, una vez más, la 'chula explotadora' esta 'se ha forrado' a costa del 'pobre obrero'?
¿Cómo marcar el límite?
Ay, el lenguaje.
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