martes, 3 de noviembre de 2009

'¿A qué te Dedicas?'

Fue lanzada como una de las esperadas preguntas para socializar en una cena cuando no se conoce al resto de invitados. Eramos tres en el grupo y esta fue la pregunta que le hizo al tipo en cuestión.

La respuesta, clara:

- 'Soy fotógrafo'.

- '¿Y en qué te especializas?'

- 'Naturaleza y bodas'.

- 'Uau. ¿Eres freelance o trabajas para una agencia?'

- 'No, de hecho, soy informático'.

- '¿Entonces...?' Pregunta el tipo, como no entendiendo la aparente contradicción, ¿quizás buscando como pillarle?.

- 'Es sencillo: soy fotógrafo, pero me dedico a la Informática; gano dinero para pagarme las facturas y comprarme el material para, en el futuro, poder dedicarme a lo que soy'.

Después, una vez más, vuelve a salir la tremenda obsolescencia del trinomio estudios-dinero-profesión: ni estudiando una carrera 'con salida' garantiza dinero, ni los masters garantizan un trabajo, ni...

Los que estábamos ahí, rondando los 40, compartíamos ideas acerca de aquello que, verbigracia, viene denominándose 'Crisis de los 40' y que revela una sintomatología común:

  • Sobreviene entre los 35 y los 45.
  • Es, en suma, un cénit (uno de varios) de madurez por el que uno se da cuenta que lo que hace no necesariamente es lo que realmente quiere hacer. Para algo tiene que servir, a fin de cuentas, la experiencia adquirida laboral y vitalmente.
  • Algunos deducen que 'así es la vida', y se retiran de la guerra para seguir luchando en las batallas diarias por subsistir. No hay un gran 'para qué' en lo que hacen, pero sí incontables 'qué', que hay que solventar día sí y día también. Muchos se dicen 'ya estoy mayor para aprender otras cosas'. Y lo argumentan incontestablemente... para sí mismos.
  • Otros deciden no vivir otros 40 años del mismo modo. Y, por fin, empiezan a dar sus primeros pasos en otros campos, experimentando con sus pensamientos, sus relaciones, sus trabajos. Muchas veces sin una idea clara, un mapa. Es duro, muy duro, porque no hay nada seguro, nada establecido y, sobre todo, porque su entorno no espera de ellos que cambien de tercio a estas alturas de partido. Sin embargo, y como corrobora la Neurociencia, son conscientes (o intuyen) que siempre es posible aprender algo nuevo: un oficio, un campo diferente, un modo de pensar. Para estos, gnothi seautón ('Conócete a ti mismo') de repente deja de ser una memez que se estudiaba en Secundaria.

Un trayecto fascinante.

- 'Por cierto, preciosas tus fotos'.

Y sonrió con la certeza en la mirada del que sabe que, de algún modo, un día no volverá a ser Informático.

4 comentarios:

  1. El pesimista, se queja del viento.
    El optimista, espera a que cambie.
    El realista, ajusta las velas.


    Y yo añado:
    No siempre el barco te llevará donde quieras, pero en algún sitio terminarás, traduciendo el "ir", básicamente, por "comer..., pagar facturas..., etc".

    Buenísimo el post. ;-)

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  2. La cuarta en la cocina4 de noviembre de 2009, 1:10

    Me hubiera encantado vivir un tiempo en Delfos, ¡ Qué ciudad para aprender!. Aprender para evolucionar. Los informáticos también lo hacen.

    El templo de Apolo en Delfos era pizarra de otra "máxima" que llamó poderosamente mi atención al visitarlo:

    "Nada en exceso"

    Entre otras cosas porque tiene dos lecturas tremendamente antagónicas. Pero ésta, si os parece bien, la dejamos para la próxima cena del tipo en cuestión.

    http://es.wikipedia.org/wiki/Or%C3%A1culo_griego - mirar en Papel Espiritual

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  3. Gracias por el post. Me ha encantado (sobre todo el final ;)

    Un abrazo
    Ciro

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