domingo, 29 de agosto de 2010

Mirando o Viendo

'No todo el que cree que ve algo tiene los ojos abiertos; y no todo el que mira a su alrededor sabe lo que está pasando a su alrededor ni consigo mismo. Algunos solo empiezan a ver cuando ya no queda nada más para ver'.

Dentro del catastrofismo barroco, Gracián apuntaba con no poca agudeza, las circunstancias que acontecen en la vida que son la excusa perfecta para venirse abajo... o quedarse abajo.

Cuando uno se hace coach se vuelve un implacable detector de excusas-para-no-hacer algo que implique un resultado diferente. Algunos, neuronalmente hablando, somos así: repetimos una y otra vez el mismo comportamiento que no funciona con la esperanza de que, sí, esta vez, el resultado será el que esperamos. Obstinación vs. Perseverancia. Determinar y escoger cuales deben ser las batallas que merecen ser luchadas es, ciertamente, un ejercicio de sabiduría y experiencia: cuántas veces ganamos situaciones que eran imposibles, y cuántas dejamos escapar oportunidades que tan solo requerían el último empujoncito.

Atraemos lo que queremos y lo que no queremos. Y, a veces, aquel que atrae reiteradamente lo que no desea, de manera recurrente en su vida, es porque hace años decidió, de facto, dejar de estirar su cerebro, de 'elastificar' sus modos de pensar, de arriesgarse a descubrir nuevos modos de pensar que le aproximaran más a lo que quiere... mientras se aferraba al 'que me quede como estoy'. 

Como si hubiera escenario vital perenne.

Quizás ese 'que me quede como estoy' fuera la última vez que decidiera como individuo único y libre confiar en su propia elasticidad mental para abandonar su vida 'a lo que venga'.

Sin timón y sin velas, en efecto, el barco va donde le lleve la corriente. Perfecto si no se tiene ni idea de adonde ir... y si en el mar nunca hubiera tormentas.


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