viernes, 23 de octubre de 2009

¿Inversión? de Roles

En EEUU se está dando un proceso curioso. Y lo que empieza allá tarda cada vez menos en aparecer por este lado del Atlántico.

Originalmente (tiempo ha, ya), el hombre salía a trabajar ('ganar el pan') y la mujer se quedaba en casa cuidando del hogar, de la prole, y del sufrido guerrero.

La economía crece, y la mujer poco a poco va incorporándose al mercado de trabajo. En principio, la desproporción en formación y preparación de las nuevas trabajadoras que van gradualmente, pero en masa, entrando en el sistema (o en la rueda) es patente. Pero ellas comienzan a copar las matrículas universitarias y a tomarse muy en serio su trabajo, al tener que demostrar más que ellos en sus empresas.

Sin embargo, ellas perciben entre un 20% y un 42% menos de salario que sus compañeros en puestos parejos.

Llega el crack de 2008 y resulta que los hombres comienzan a ser despedidos... precisamente porque son más caros que sus compañeras. Y el tradicional (?) concepto de hogar comienza a mostrar roles invertidos: hombre en casa, cuidando de la prole, cocinando y haciendo la compra (recolector), mientras que la mujer es la que sale a cazar el búfalo con el que dar de comer a los hambrientos miembros de su tribu.

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Alguien me dijo en una conversación de café que los precios de las hipotecas (los valores de las casas que financiaban) se habían disparado porque la incorporación de la mujer al trabajo incrementaba las posibilidades de pago de la unidad familiar (si hay más dinero en el hogar, el banco puede pedir más dinero y las inmobiliarias pueden exprimir más rédito a los compradores). Siguiendo con ese razonamiento, y vinculándolo con una mayor liberalidad emocional-sentimental-sexual de nuestra sociedad, mi contertulio apostaba conmigo que en menos de 25 años la legislación permitirá las uniones civiles de tres (¿o más?) personas.

Es decir, más gente para pagar más hipoteca... por la misma casa.

¿Éticamente deplorable? ¿Moralmente inconcebible?

No es relevante. El ingenio de la banca no tiene parangón.

Me temo que me tocará pagar la apuesta.

jueves, 22 de octubre de 2009

Einstein y la Crisis

Desconozco si es fidedigna la autoría, pero, desde luego, es estimulante leer estas cosas mientras uno pasea un fin de semana cualquiera.


viernes, 2 de octubre de 2009

Cocinar. Enseñar. Silenciar.

He tenido el privilegio de conocer a un profesor de inglés y a un cocinero.

El primero daba clases de inglés sin parar, una detrás de otra. Primero una, luego diez, luego cien horas, para una conocida escuela de enseñanza de idiomas. Y pasaron los meses, y se percató de que, no solo no daba ya abasto, sino que tenía trabajo para diez profesores más. Se dió cuenta, magistralmente, de la inmensa demanda de hablar inglés bien que hay en este país, no solo de impartir clases del idioma, pues de esto último hay ya mucho e inefectivo.

El segundo cocinaba unas hamburguesas que son para caerse, posiblemente las mejores que uno pueda degustar en España. Emigró a Alemania y volvió a la Península, curtiéndose en humeantes y asfixiantes cocinas pasando por la parrilla cientos y cientos de hamburguesas a incontables clientes que salían con una sonrisa de los restaurantes donde trabajaba.

'¿Que vas a montar una academia de qué?' le respondían con desdén y arrogancia los compañeros de estudios del primero.

'Pero si solo eres un cocinero', le espetaban al segundo.

Han pasado cerca de 30 años para ambos.

El primero ofrece hoy el que, posiblemente, sea el método más efectivo de aprendizaje de la lengua en España y da de comer a 400 familias. Hasta la CNN llegó la noticia de los millones de usuarios de su sistema.

El segundo tiene hoy un par de restaurantes americanos que llena cada noche sin falta. Incluso el propio repartidor de los panecillos de hamburguesa admite que este tipo, él solo, necesita más panecillos de hamburguesa cada día que varios McDonald's de Madrid juntos.

El primero se llama Richard Vaughan.

El segundo, Alfredo.

Si hubieran prestado atención, solo un poquito más de atención, hace 30 años hoy serían el mismo profesor de inglés y el mismo cocinero que entonces.

Ah, el tiempo.

Siempre pone a cada uno donde le corresponde.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Oficios ¿o? profesiones.

A través de un familiar conozco el caso de un alemán en EEUU que se está desenvolviendo con soltura a pesar de la crisis. El tipo es de profesión piloto comercial... pero ha sido despedido después de unos años en los que, claro, estaba habituado a percibir un salario particularmente elevado y a pasear su caché urbi et orbe (se liga mucho, dice). Sin embargo, a pesar del varapalo no se ha quedado quieto pues, además, durante años estuvo cultivando una segunda profesión que es la que le está dando de comer hoy en lo que ¿pasa? el temporal económico: es chef, cocinero profesional, vamos, y está dando clase en una Universidad. Él dice que aunque le apasiona la cocina, no le gusta para nada enseñar. Pero... hay que comer y su hipoteca aprieta.

Un amigo de allá me comentó que en cierto país latinoamericano es frecuente que cada individuo tenga una profesión y, además, un oficio... por si acaso las cosas se tuercen: veterinarios que también son hábiles carpinteros; abogados que pueden ejercer de actores; médicos electricistas. De esta guisa, multiplican por dos sus opciones de generar dinero si vienen mal dadas. Inteligente.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Liderazgo vs. Jefatura

Nueva (?) acepción de la distinción entre términos. Al menos para mí encaja.

Líder: no es bienvenido en las empresas de otro porque es incómodo. Tiende a decir lo que piensa y a sentirse fuera de lugar nadando en la mediocridad de lo que le rodea. El líder lidera... su propia vida - lo que en términos de dinero no pasa por una nómina. De lo contrario, tendería a pensar que algo seriamente no está funcionando en su vida.

Jefe: en nómina de una empresa que le paga para gestionar los activos de otro. No hace falta, ni importa, que lidere. Manda y punto.

Por eso están despidiendo a tantos líderes magníficos de las empresas para las que trabajaban. Antes me parecía paradójico tanto desperdicio de talento.

Ya no.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Niños emprendiendo

Divertidísimo.

Le estoy haciendo 'coaching' (por emplear un término parecido) a una peque de 7 años que va 'a montar una cadena de pizzerías cuando sea mayor'. Ya ha hecho la primera, con el apoyo logístico de una 'mentora' especialista y, la verdad, lo que da de sí el ketchup y el queso emmental rallado.

Después, explicación acerca de cómo comprar a bajo coste, dividir por precio unitario (no ha estudiado divisiones aún en el cole, así que lo hemos pintado en papel con colorines) y vender con un margen razonable.

Le pregunto, '¿y qué puedes hacer con el dinero que te saques por vender tu pizza?'

(Admito que pensé que respondería algo así como 'comprarme un (algo) de princesas').

Pero no.

Me responde: 'comprar más queso y ketchup y seguir probando a hacer diferentes pizzas: hay mucha gente haciendo pizzas y la mía debe tener algo diferente para que la gente me la compre'.

No está mal. Innovación en estado puro.

PD: Aviso para la competencia, tras crash-test número 4: ni la Nutella ni la mermelada casan bien con el ketchup. Seguiremos reportando.