lunes, 22 de febrero de 2010

El Fin del Empleado

Hace ya algunos años que el quiere ver lo ve. Si hay tantos individuos muy sobradamente preparados que terminan en la cola del desempleo, si hay tantos masters, licenciados y doctores en la consulta del psicólogo porque no encuentran trabajo y/o 'despiertan' al hecho de que se han pasado años preparándose para un mundo laboral que no les integra, es porque, quizás, hay un desencaje entre lo que el mercado exige-'necesita' y lo que el individuo 'quiere' ofrecer.

También hace ya tiempo, discutía con Enrique Gómez (posiblemente uno de los mejores coaches profesionales -de los de verdad- que hay en España) si acaso la tendencia de la sociedad productiva es hacia la emprendeduría y/o el agente libre (freelance). Tan solo hay un pequeño detalle: la infraestructura educativa sigue estructurada en torno a la preparación de individuos para trabajar para el Gobierno (funcionariado: estudia duro 'una vez' y trabaja vitaliciamente... inaudito) o, en su defecto, en un funcionariado privado, que es lo que representa la empresa media (como conjunto de administrativos de mayor o menor rango y/o salario que aspiran a la misma 'seguridad' contractual que la posee el tipo que le atendió en el Ministerio de Hacienda esa misma mañana).

Con los años que llevo encima y mirando hacia atrás, me arriesgaría a formar a estudiantes y profesionales en solo dos competencias: 'resiliencia' y emprendeduría. Es indiferente la edad o experiencia, eso de que nuestras neuronas se vuelven incompetentes con los años para aprender un nuevo hábito es falso vista la ingente cantidad de individuos que, por circunstancias de la vida (traumáticas-revolucionarias o evolutivas-reflexivas) consiguen reinventar(se) aún en el ecuador de su vida.

No hay más que pasarse por la entrada de cualquier edificio de oficinas y escuchar las conversaciones de los fumadores a la puerta. A pesar de lo dispar de los negocios que esos trabajadores-fumadores representan, las conversaciones se repiten casi miméticamente: que si 'fíjate lo que me ha dicho/hecho mi jefe', que si 'Pedro/María es una trepa que no le preocupa pisar a nadie' o que 'estoy p*teado'. Por supuesto, todos esos mensajes se trasladan por la noche al campo privado: supermujeres que no llegan a ejercer de madres como desearían, superhombres a los que no les dejan ejercer de padres, tipos en los treinta con úlceras y fallos cardíacos, etc. etc.

Realmente, dudo de que este sea el estado de bienestar que ansiemos... y mucho menos el que refleje cualquier atisbo de progreso.

Quizás esa sea la prueba en esta vida, la travesía del guerrero: abandonar la tribu y hallar el propio camino. Fundamentalmente solo. Acompañado en tramos del camino, seguramente.

Pero, en esencia, solo.

De ahí lo de la resiliencia y emprendeduría.

Los demás se quedarán atrás, mezclándose con los miles de personas que cada mañana batallan por los mismos asientos en el Metro o las mismas plazas de parking; los que aguantan los mismos atascos y las mismas rutinas de oficina durante décadas; las mismas jornadas durante años y años y años, en el deseo (o sueño) de que esa rutina permanecerá inalterada con el devenir de los años. Ahora, que ni la economía se levanta ni tiene visos de hacerlo en años.

No esperes a que el Gobierno o el mercado te dé el trabajo que quieres: fabrícatelo tú. Cuanto antes nos demos cuenta de esto, mejor preparados estaremos para algo bastante más parecido a la realidad que lo que nos resistimos a percibir. O aceptar.

viernes, 29 de enero de 2010

Auto-empleados | Emprendedores | Empresarios

Muchos asalariados se preguntan cada domingo (y muchos, cada mañana a las 7:00) si acaso trabajar donde trabajan por una nómina el máximo número de años posible, aunque aborrezcan lo que hagan, es lo único que hay en la vida.

'No encuentro trabajo de lo mío' dijeron y decimos, como si 'lo mío' tuviera que estar grabado a fuego durante 40 años de vida laboral (perdón, 42, que esta es la penúltima ocurrencia - alargar los años productivos de un individuo al que, en fin, van a despedir en muchos casos igualmente a los 50 y pocos años-).

Hablaba con una colega y amiga acerca de nuestra experiencia juntos en una multinacional, como empleados, no hace tantos años.

Compartíamos las siguientes reflexiones (e hipótesis, pendientes aún por confirmar por incontables empleados con la vena emprendedora):
  • Un emprendedor es un tipo que comienza, en muchos casos, como un autónomo (auto-empleado), trabajando como un animal sin ninguna certeza en que va siquiera a llegar a fin de mes.
  • Este mismo tipo puede estar sujeto a la 'lástima' de su entorno, el cual le considera un loco al renunciar (si es que ha sido voluntariamente) a una (aparente) estabilidad laboral. Ese entorno habla desde una atalaya desde la que, como empleados en nómina, pueden emitir valoraciones con cierta comodidad... al menos con la comodidad del que sabe que, aunque un determinado día decidan escaquearse del trabajo (¿quien no ha mirado cosas en internet sus próximas vacaciones en jornada laboral o ha enviado emails a amigos personales?), seguirá cobrando cierta cuantía fija (baja, pero fija) al final de cada mes.
  • Nuestro emprendedor/auto-empleado trabaja como un hospital: abierto 24 horas al día. A fin de cuentas, nadie le regala los clientes, y menos al principio.
  • Con cierta suerte ('la inspiración siempre me encuentra trabajando', que diría Picasso), nuestro héroe consigue cierta masa crítica de facturación/clientes, con lo que debe considerar contratar ayuda para seguir sacando sus ventas adelante.
  • Los años pasan y el auto-empleado ya pasa a ser 'empresario', es decir, paga el tiempo de otros para comprar el suyo propio.
  • ¿Y qué hace con ese tiempo que está comprando para sí? En efecto: diseñar nuevos modos de expandir su negocio. Internacionalizar, diversificar, expandir... tiene cada vez más tiempo (ya no necesita 'trabajar' directamente en la operativa de su negocio, que para eso ya ha contratado a alguno de los miles de MBAs para que se lo gestione), con lo que idea más y más y más maneras de hacer crecer su empresa... y, de paso, haciendo más y más dinero que, curiosamente, ya no es tan importante. (Por eso hay tantos emprendedores -natos- con un coche indistinguible... y por eso hay tantos MBAs que quieren un BMW de empresa como parte del ritual de dependencia absoluta de la empresa que le paga la nómina).

Y, claro, como por arte de magia, el entorno de nuestro emprendedor, antes tan crítico, de repente le comienza a respetar, admirar.. o a envidiar ('qué suerte ha tenido el tipo').

Lo que pocos valoran es el peaje que el emprendedor dejó por el camino: inseguridad, temor, incertidumbre, momentos en los que tirar la toalla era la decisión fácil.

Nunca es tarde. Aunque no sea de lo mío.

sábado, 16 de enero de 2010

Competencias 'Nuevas'

En una tutoría con un estudiante de RRHH intercambiábamos impresiones acerca de las competencias (habilidades requeridas en un puesto de trabajo para que este sea excelente - así, en resumen... liderazgo, trabajo en equipo, iniciativa y esas cosas).

- 'Hay una competencia que usted no ha explicado en clase', me dice.
- 'Seguramente', respondo, 'dependiendo del autor, hay docenas posibles'.
- 'No, no, de veras - esta seguro que no la ha recogido nadie'.
- (Yo, intrigado - este chico despunta en el área por su pensamiento lateral y a veces con gran persuasión): 'Ilústrenos, señor V.'
- 'Masoquismo'.
- (...) Por un momento, intento figurarme si es 28 de diciembre.
- 'Sí: masoquismo. Te tiene que gustar que te traten mal, que te expriman con la excusa de 'compromiso con la empresa' y que tenga que comportarse uno como realmente no es'.
- 'Elabore', le invito. Ahora sí que estamos hablando.
- 'Es como un dueño a su perro: le entrena para que haga todo lo que el dueño desea a cambio de comida (en esta analogía, un salario). Un dueño que le dice a su mascota: 'siéntate, dame la patita, c*ga en la calle para que lo pise otro y ni si te ocurra ladrarme. ¿Acaso el perro le dice a su dueño que debiera ponerse una cola, caminar a cuatro patas e ir amarrado al cuello?'
- '¿Así piensas?', le tiento.
- '¿Por qué cree que me he matriculado a su módulo de emprendeduría?'

Nuestro señor V. ya piensa así con 22 años del trabajo por cuenta ajena. Qué claro lo tiene.

Que patente se hace identificar a futuros emprendedores... incluso a algunos que todavía no saben que lo son. Qué parecido es el proceso de desvinculación emocional de una nómina y un jefe independientemente de la edad, nacionalidad o cultura.

Esta es la realidad, querido Gobierno: déjense de reformas laborales y faciliten la creación de autoempleo y emprendeduría.

Empezando por los programas educativos. Ya nadie quiere ser perro sin saber a lo que se expone.

jueves, 7 de enero de 2010

Tiempo. Control | Kairos. Fluir.

Nos pasamos cerca de 30 años absorbiendo conceptos, explicaciones, órdenes, estructuras mentales, acepciones y dogmas de otros acerca del mundo... de los que luego tardamos unos 50 años más en deshacernos.

Si es que se activa en algún recoveco neuronal del individuo la chispa del cuestionamiento.

Me explico. Magistral el libro de Sprenger acerca de la fantasía por controlar nuestro 'universo personal' ('Die Illusion der perfekten Kontrolle', no he podido encontrarlo aún en inglés, ni que decir en español – si alguien lo encuentra que lo cuente al foro). En él se explicita lo extenuante (y altamente limitante) de nuestra fijación por intentar controlar lo máximo posible de nuestro entorno, fruto parcialmente de la educación que hemos recibido en la que se nos administra a cuchara (sutil o de modo más obvio) que debemos buscar el máximo de seguridad (control) en aquello que nos acontece.

Así, las lógicas estudia → aprueba, trabajo → contrato indefinido, 'media naranja' → matrimonio vitalicio, etc. son constructos artificiales en una especie humana cuya esperanza de vida aguanta 30 años más de media de aquella para la cual aquellos principios tenían sentido y que, encima, anda en perpetuo cambio y e/in/volución.

Intenta controlarlo todo e, invariablemente, algo se saldrá del esquema preconcebido mental que hemos diseñado para ese acontecimiento. En cuanto nos percatamos que estamos perdiendo comba, intentamos aprehenderlo con mayor vehemencia, solo para ahondar en nuestra frustración al escaparsenos más rápidamente aquello que queremos atrapar.

El éxito suele ser como la sombra de uno: cuanto más la persigues, más te rehuye.

Una buena amiga, de profesión... flexible (es guionista, músico, actriz, cantante, profesora, yogi, y una retahíla de etcéteras) vivió unos años en EEUU levantándose unos 4.000$ al mes solo en propinas y trabajando 3 tardes-noches a la semana. ¿Su contribución?: fruto de la inteligencia, intuición y algo de kairos: en el restaurante en el que trabajaba como jefa de sala, como no tenía ni idea de como hacer que, no se le ocurrió otra cosa que cerrarlo al público durante una semana (a espaldas de su jefe, la insensata) para comprender como funcionaba el local. Y sigue el kairos: en su timidez, para no admitir que no tenía ni idea, cada vez que llamaba un cliente para reservar, decía que 'el restaurante está lleno y que solo podría reservar mesa para dentro de dos semanas'. El cliente, medio cabreado, medio intrigado, concluía que el restaurante estaba 'in'... y se lo hacía saber a sus amistades. Bingo: la demanda de mesas se dispara, el dueño se forra y mi amiga a vivir en el mejor barrio de Los Ángeles.

Posiblemente, si hubiera planeado concienzudamente esta estrategia de marketing... no le habría salido tan bien. Por el contrario, se dejó fluir y estuvo atenta al momento adecuado – que es, a fin de cuentas, lo que implica el kairos.

Cuando el alumno está preparado, el maestro aparece. Lo que para uno es kairos, para otro es solo cronos. La diferencia entre uno y otro radica en lo que uno y otro quiere ciegamente y el modo en que uno y otro se prepara obstinadamente para conseguirlo, aguardando ese (in)esperado microinstante, una mínima decisión sí-no que genera instantáneamente un embrionario e infinito universo de opciones nuevas.

Toda vida nueva comienza únicamente con una pequeña decisión, una elección.

La de uno mismo.

¿La alternativa?: seguir tragando el jarabe que nos dan otros.
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Experta en múltiples kairos incluyo aquí el enlace a otra buena amiga, Raquel, encontrando/construyendo el suyo. Bienvenida a tu nueva vida, by the way.

miércoles, 6 de enero de 2010

Quejarse es una Actitud

Es un video duro, pero a la vez aleccionador.

Quejarse es una actitud, una elección. Al igual que levantarse.

Un abrazo gigante a todos con mis mejores deseos para el nuevo año -

http://www.youtube.com/watch?v=4PlOaSEyk3w

(Gracias a María Manzano, de TransformAcción por el enlace)

viernes, 11 de diciembre de 2009

De la DPO a la DPM

La Dirección por Objetivos (o Management by Objectives) palidece ante la nada despreciable influencia de la Dirección por Miedo, algo que veo en uno de mis clientes y que, ciertamente, me inquieta.

A pesar de que soy firme defensor de las redes de freelances autónomos en las empresas (sé que a los sindicalistas esto les sonará aberrante, pero este tipo de asociaciones en el trabajo no las he inventado yo; más bien en este caso hago de cronista de las tendencias que estamos viendo – y el mercado manda), me parece todavía increíble (uno nunca acaba de sorprenderse) como se emplean los contratos mercantiles para encubrir relaciones laborales... por ende abusivas.

Un ejemplo: una red de consultores financieros es despedida (la crisis, la crisis) y recontratada con contrato de servicios (relación mercantil). Los consultores de la red comprometen con este cliente A una serie de horas a la semana de trabajo (26 particularmente, perfectamente estructuradas con horarios y días concretos).

Hasta aquí, bien – durante los primeros 4 meses.

Sin embargo, se les acaba de notificar que deben (repito, deben) asistir a un evento social en el que el CEO del cliente A va a estar presente. 'Desafortunadamente', responden, 'no podemos atender, pues tenemos un compromiso con otro cliente (B) con el cual ya habíamos acordado unas horas fuera del compromiso que teníamos con vosotros (A)'.

Demonios, uno se dirá, uno tiene derecho a hacer lo que le venga en gana fuera del horario comprometido con un cliente, ¿no?.

No.

De facto han sido amenazados con la resolución del contrato (una especie de despido) en el caso de no atender al evento de A en cuestión.

Dilema: ¿quedan mal – o pierden el contrato - con el cliente B con el que tenían el compromiso partiendo de la información de horarios disponibles con A o, por el contrario, dinamitan su relación con el cliente A quien, claramente, está ejerciendo un abuso de fuerza (y, previsiblemente, actuando en fraude de ley por encubrir una relación laboral de facto?)

Remache: 'deberíais estar agradecidos de que estemos contratando vuestros servicios', A dixit.

Inquietante.

Al final ¿tendrán razón quienes abogan por el miedo como factor primario de motivación efectiva en un entorno de trabajo?

Los individuos tienden a replicar lo que a) les funciona y/o b) les proporciona placer - somos así de rudimentarios. Y como estas empresas están gestionadas por individuos, luego no es de extrañar que se destapen tantos casos de jefes o relaciones laborales tóxicas.