Hay muchas maneras de concebir la Felicidad, así, con mayúscula, en la vida de un individuo.
Posiblemente, sea un compendio de tres cosas:
- Placer: sí - hay que darle gusto al cuerpo. Con responsabilidad, vale, pero por qué con un límite - que para eso están los sentidos.
- Gusto: saboreen buenas viandas, que agraden o les encaprichen. Hasta la dieta más estricta permite mimarse de vez en cuando.
- Olfato: perciba esos olores que le transporten a eventos fabulosos. Un perfume, hierba recién segada, la cabeza de un bebé.
- Tacto: fundamental para el sistema inmnológico. Acaricien y déjense ser acariciados. Abracen, que no gasta. El sexo es un aprendizaje vitalicio.
- Oído: escuchen solamente aquello que les genere salud. No, no pasará nada si no oye las tragedias de las noticias un día ni le convierte en un insensible analfabeto. Al contrario.
- Vista: deléitese con el prodigio del vuelo de un ave, de la belleza de alguien a quien ame.
- Propósito: encuentre que lo que quiera que haga en su vida encaje en algo superior a usted. Sí: facilitar el bienestar de otros incide directamente en el propio bienestar. Curiosamente, cuando más da una persona, más tiene. Hágase realmente bueno en aquello que ame hacer. Sea el mejor - nada menos.
- Presente: mientras se añora el pasado, el presente se pierde. Mientras se teme o se ansía el futuro, el presente nos mira como una novia plantada en el altar - dando golpecitos con la punta del zapato en el suelo y los brazos cruzados. Planifique, sí, pero bébase el presente.
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