martes, 10 de marzo de 2009

La Espiral de la Vida – Hora de Despertar... ¿o no?

Tras leer a Chomsky, Csikszentmihalyi, Punset, Damasio, Marx, y la serie de 'El Futuro del Capitalismo' del Financial Times, uno acaba llegando a ciertas conclusiones acerca de la vida en la que nacemos y en la que, si no usamos lo que tenemos entre las orejas, moriremos.
  • Las leyes, antaño, permitían el que el hijo varón primogénito fuera el único heredero de tierras y posesiones del padre. (Ríete tú ahora de la Constitución y las leyes de Género...)
  • Uno de estos, listo él, aprovecha la creación de la máquina de vapor para usar ese dinero y diseñar el concepto moderno de inversión: 'compro maquinaria y pago a hombres, mujeres y niños para que las operen al menos 12 horas al día. Les pago un jornal, aniquilo la industria artesanal creando la producción en serie y, por supuesto, los beneficios son para mí'. Voilà, ya tenemos la base de nuestra sociedad: el rico cada vez es más rico (reinvierte sus beneficios en más máquinas y más obreros a los que explotar), y el pobre cada vez más pobre. Se 'deslocaliza' el campo y se traslada la gente en masa a la ciudad. Se institucionaliza la codicia – y se crea la ambición: por fin se puede aspirar a vivir mejor que la familia donde el individuo nació.
  • Aparecen sindicatos para velar por un mínimo de protección del obrero (el ejecutivo de corbata y cuello blanco también es un obrero. Sofisticado y con iPhone. Pero obrero. Al servicio del mejor postor capitalista).
  • Mejora la alimentación. Mejora el cuidado de la salud. Esto supone que, gradualmente, la esperanza de vida crece de 30 años a 80 años de media.
  • Muriendo a los 30, uno tiene la pulsión genética de reproducirse. Olvídate del amor romántico de pareja o a los hijos, quienes a los 6 años ya son independientes para unirse a las labores de la casa hasta que se casen a los 12 (si es mujer), o aprende el oficio del padre, incluyendo ir al mercado a vender las patatas que ha cultivado en su huerto (si nace varón). El concepto de (y el marco de tiempo en que se extiende la) infancia es un término relativamente nuevo (hoy, la infancia puede llegar hasta los 35 años – casi nada. Como decía una amiga: 'la diferencia entre un niño y un hombre es el precio de sus juguetes').
  • De repente, en los matrimonios, que originalmente son instituciones patrimoniales (no muy diferentes de una sociedad empresarial con acciones y participaciones) parece que se considera una emoción nueva: el amor (quien, a día de hoy, nadie sabe exactamente qué es, además del aderezo genético/neuronal/hormonal para acercanos al sexo -relativamente- garantizado. Siendo además el sexo un mecanismo bastante ingenioso que la Naturaleza se inventa para asegurar la reproducción de la especie – desde luego, es más divertido que reproducirse por esporas).
  • Si los niños están diseñados para ser independientes a partir de los 6 años, y la esperanza de vida es de 80 años, entonces sobran (genéticamente hablando) unos 50 años de matrimonio de los padres. El divorcio, por tanto, no es una 'moda creciente'. Tal vez lo que vaya contra natura es la relación única vitalicia, que se acaba convirtiendo en una maquinaria de mantenimiento, y no de crecimiento, desarrollo y expansión de los esposos/compañeros quienes, no es infrecuente, no son felices viendo que el otro prospera y quiere crecer. Pero como 'alguien' dice que 'hay que' estar a largo plazo en una relación para ser feliz, esta se extiende artificialmente. (A pesar de que vivimos en una sociedad donde cada vez se persigue más diluir los roles hombre-mujer [hay hombres que son mejores progenitores que las mujeres, y mujeres mejor preparadas para el trabajo que sus compañeros], cuando se produce un divorcio se sigue penalizando al hombre al no conceder una custodia compartida automática, y al obligarle a pagar a la ex-esposa convirtiéndola en una pensionista, en muchos casos de manera innecesaria).
  • Las personas, cada vez más cultas y educadas, disponen de infinidad de opciones para 'realizarse a sí mismos' (Maslow). Por eso ya no nos gusta que nos digan lo que hay que hacer (adiós religiones). Pero, paradoja: al no tener referencias externas que nos digan lo que hacer, y tener demasiadas opciones (el humano se colapsa si tiene demasiadas alternativas sobre las que decidir), se produce antes o después una crisis de existencia, una desorientación vital – que aprovechan los medios de comunicación o los líderes que nos sirven la información a cucharadas para orientarnos hacia donde los poderes detrás de esos medios y líderes quieren que estemos: produciendo el máximo número de horas para ellos. Llámalo la anestesia general mientras te extraen el bazo.
  • Incluso ya desde niños, un buen número de escuelas prometen a los padres que prepararán a sus hijos para que se integren en el mercado laboral: ¿pero acaso es mejor crear 'productores' para la economía o 'ciudadanos' que velen por su máximo desarrollo y del de los demás?


Aprendemos de la vida tanto por inspiración (reflexión), como por revelación (experiencia externa).


Eso, si tenemos el tiempo para aprender. Porque como trabajamos la mayor parte del tiempo, para cuando tenemos tiempo libre preferimos invertirlo en ocio inmediato: juergas, TV plana -de contenidos, no de pantalla-, sexo fácil... (Ojo, que estas opciones, en medida, también pueden ser saludables – tampoco hay que ser un talibán).


No es de extrañar que haya tantas personas con desasosiego: perdemos nuestra individualidad hasta tal extremo que uno puede llegar al final de su vida sin saber, sin conocer, realmente, quién es realmente: sus virtudes, sus debilidades, su bondad y su lado oscuro.


Entonces, ¿de qué va realmente la vida?


En mi propia experiencia, creo que voy aprendiendo ya de qué NO va. No se parece en nada a lo que me dice y me dijo la sociedad que me rodea. Y lo que voy aprendiendo (creo) al principio me asustaba – me da(ba) cierto vértigo lo desconocido. Pero ahora se van abriendo las nubes, despejando las incógnitas.


Ábrete, explora, cuestiona. Es tu vida. Nada merece más tu tiempo.


Dátelo. O no.


Como siempre, es tu decisión.

2 comentarios:

  1. Esta mirada reflexiva a la evolución de los valores y a la caída de "mitos", en ésta nuestra desenfrenada sociedad, nos invita a PENSAR, a CAMBIAR.

    ¿Qué queremos ser de mayores? ¿Ricos?¿Buenas personas?¿Polígamos?Nada de eso, un poco de todo, MUS.

    Gracias Monsieur Cajina por obligarnos a pensar. Queda pendiente el llegar a conclusiones, espero en una próxima visita a su blog.

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  2. Respondo en la entrada de hoy (18 de marzo 2009).

    Gracias por tu comentario.

    G.

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