lunes, 28 de enero de 2013

¿De veras tenemos todas las respuestas dentro?

Hoy me voy a saltar un paradigma (¿acaso sirven para otra cosa?):

'Todas las respuestas están dentro de uno' – ¿doctrina? ¿oficial? ¿extendida? ¿aceptada? del coaching.

Discrepo por lo siguiente:

- Nuestra 'personalidad/temperamento' es, al nacer, cerca de un 95% reflejo de nuestro código genético. Al morir en senectud, nuestros genes solo determinan 'cómo somos' cerca de un 50%. Ese 45% de diferencia se llama 'aprendizaje': 45% de 'espacio neuronal' para respuestas que nunca podrán aflorar si nos quedamos en una cueva. O hablando indefinidamente (sea o no con un coach)

- Ya que una parte del aprendizaje 'real' procede así vía 'experiencia', entonces pensar, leer u oír algo sensato no es lo mismo que integrarlo en nuestra sabiduría o conocimiento y mucho menos en nuestro comportamiento. Por eso la 'motivación' solamente nos enciende sin movernos un centímetro – es como pisar el acelerador a fondo sin levantar el embrague o como estar permanentemente excitado pero sin consumar ese encuentro con esa persona que nos vuelve locos.

- Por tanto, el 'aprendizaje' es dos cosas: 'introspectivo' (reflexión) y 'relacional' (por exposición a otros humanos, experiencias, vivencias). En otras palabras, 'hay' respuestas dentro de cada uno, de acuerdo. Pero otras, muchas, hay que ir a la mina a sacarlas con pico. En persona. Durante una vida entera: si 'tuviéramos todas las respuestas', nunca tendríamos los problemas en primer lugar.

Más:

- Lo que hemos de aprender con 25 años no es lo mismo que con 65. Obvio.

- Nos influye el entorno social más que nuestra propia familia, sobre todo desde los 8 años hasta los 40 aproximadamente. (¿Crisis de los 40, alguien? Normal: a partir de esa edad, básicamente, no somos tan dóciles a la mentalidad-única de la sociedad y clamamos, ¡reclamamos! nuestra independencia, la genuina). A partir de ahí tenemos un problema nuevo para el que no tenemos ninguna plantilla o calco.

- En todo proceso comunicativo, también, comunicamos lo que queremos no-comunicar. Coach o no, cada vez que abrimos la boca, cada poro de nuestra piel, transmite tantos mensajes, tan sutiles, que ambos interlocutores son 'sesgados' sin siquiera saberlo. Ni el uno ni el otro. No se puede estar permanentemente consciente de cada cosa que decimos – es extenuante para el cerebro.

Ahora bien:

Lo que sí puede mostrar (que no enseñar) el coaching es acerca de 'habilidades' que duran una vida: iniciativa, flexibilidad, búsqueda de información, coraje, autonomía, autoconcepto, pensamiento lateral, resiliencia.

Pero esas habilidades no se estudian.

Se hacen.

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