Es clarísimo: cada vez hay más coachees (clientes de Coaching) que aspiran a cambiar profesiones. Ya no les conmueve la misión de una empresa o una corporación. Como ya dije hace algunos posts, francamente creo que el trabajo por cuenta ajena a largo plazo está para que le den la puntilla.
El fin de semana hablé con un potencial cliente. Os propongo un pequeño juego al terminar de esbozar el 'background' de R., este hombre a caballo entre los 30 y los 40 - a continuación.
R. tiene sobradísima formación académica y unos 15-20 años de experiencia profesional.
Trabaja en una multinacional con sedes en prácticamente el mundo entero.
La organización para la que trabaja está muy jerarquizada, con un código muy estricto de disciplina, obediencia al superior e, incluso, vestimenta.
Él es responsable de la gestión de unas 2.000 personas quienes le son particularmente leales al reconocer su carisma y capacidad.
La particular 'dislocación' de R. se produce porque lleva unos meses en los que se ha dado cuenta de que difiere de la Misión, Valores, Cultura de la organización para la que trabaja y específicamente con su jefe directo. Este le propone que vaya a ver a un Asesor Interno de la Organización (AIO) para ayudarle en la mejora de su eficiencia y, sobre todo, de su compromiso con la organización.
Efectivamente, R. acude al AIO (una 'especie de' ¿coach? de papel) y, tras abrirle su corazón, compartir sus dudas, temores y diferencias de opinión con la plana mayor, se encuentra con que el AIO le recomienda... ir a terapia porque 'tienes un problema mental'.
Según el AIO, 'debes mostrar mayor compromiso, deberte a la organización que te otorga sustento, ceñirte a lo que viene desde la parte superior de la jerarquía y limitarte a obedecer'.
O sea, no se te paga para que pienses.
Es una de las maniobras de manipulación más viejas, sutiles y hostiles que hay: un tipo comprometido con la organización (AIO) se hace pasar por un tipo en el que puedes confiar. Su interlocutor, el tipo con el problema (R.) se abre de corazón - dejándole, en fin, con el culo al aire. Ya profundizada la conversación, AIO se quita la máscara y R. siente temor porque se encuentra con que ya no puede confiar en la discreción de AIO - a quien, para qué engañarnos, se le paga para garantizar la 'retención del mejor talento en la organización'. (Por cierto, es una de las razones por las que dejé de hacer coaching en lugares donde me pagaban una nómina - para mí era un conflicto de intereses).
OK. Hasta aquí el escenario. Ahora un pequeño juego de adivinanza:
¿Qué profesión tiene R.?
¿Banquero?
¿Contable?
¿Consultor?
¿Administrativo?
No - ninguna de estas.
Es un líder religioso.
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